El mercado del horror de Wuhan, epicentro del coronavirus, sigue siendo una zona fantasma

El mercado en el que surgió el brote continúa sellado
Es una zona sellada y oculta tras grandes vallas azules. Fantasma. Solo queda el silencio en el mercado de mariscos Huanan de Wuhan, la zona cero del coronavirus. Meses después, permanece cerrado a cal y canto y sus alrededores, vacíos.
China ha relajado las medidas restrictivas tras la caída de sus contagios, pero en el lugar en el que se cree que surgió el brote la vida sigue paralizada. Y el cordón policial, intacto. Las autoridades piensan que fue allí donde el nuevo virus se transmitió a humanos. En él se vendían gran variedad de animales vivos sin ningún tipo de control sanitario.
Fang es una comerciante que lamenta cada día el cierre del mercado, clausurado desde el uno de enero. "¿Cómo puedo sobrevivir? No sé que hacer, han pasado tres meses... Tres meses sin trabajo. Y no tengo dinero para los gastos diarios", le cuenta a la agencia Reuters.
Las medidas de confinamiento se levantan poco a poco en la localidad de Wuhan. El 8 de abril, sus habitantes podrán salir por primera vez desde el 23 de enero. Durante este tiempo han dependido de las compras online y de los suministros distribuidos por voluntarios en los domicilios. "Ni tenían buen aspecto, ni sabían bien", dice Dong, un hombre de 68 años, a Reuters.
Los vecinos anhelan volver a comprar sus productos frescos. Entretanto, los muros de plásticos de colores de dos metros de altura aún cercan los barrios de la ciudad. Fueron levantados para imponer el aislamiento y el distanciamiento social. Ahora, todavía separados por esas barreras, vecinos y tenderos han comenzado a comerciar a voz en grito. Lo hacen subidos en sillas, estirando sus cabezas, alzando el tono para preguntar precios.

Pizarras blancas con las oferta de género cuelgan en los muros: arroz, aceite, verduras o carne. Incluso hay quien ofrece cangrejos de río. Los clientes pagan su compra con la ayuda de aplicaciones móviles. Nadie se arriesga a hacerlo en efectivo. "Es más seguro para nosotros vender detrás de estas barricadas”, cuenta a Reuters el dueño de un puesto de carne de cerdo.
Este miércoles, también han abierto sus puertas varios supermercados. Algunos han atraído grandes colas de compradores que mantienen la distancia de metro y medio. Todos con mascarilla y muchos de ellos vistiendo también gorros de ducha e impermeables como protección contra el virus.
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