¿Por qué empresas chinas sin licencia venden test de coronavirus a países como España?

Más de un centenar de empresas chinas no homologadas venden test de COVID-19 a Europa
La demanda es muy alta y la producción de dichos test necesita un tiempo
Los test de prueba de COVID-19 hechos en China se han convertido en objeto de deseo y de polémica, a partes iguales, en el resto del mundo.
China fue el primer país en sufrir la pandemia del coronavirus y lleva la delantera.Fue el primer país en aislar a la población, el primero en producir los kits de prueba, y el primero en utilizarlos. La demanda allí ha bajado pero se ha disparado en el exterior.
Un centenar de fabricantes y solo 13 con licencia
Son 102 las empresas chinas que han vendido esos kits al mercado europeo, según Song Haibo, presidente de la Asociación China de Diagnósticos In Vitro.Pero solo 13 tienen licencia para vender en China, y de ellas ocho comercializan la versión de anticuerpos simple, que no es 100% fiable.
Las cifras chocan sobre todo con Estados Unidos , que dada su guerra comercial con el gigante asiático, solo ha permitido la venta de esos test a una empresa que sí tiene licencia allí.
Si piden licencias, pierden el negocio
La clave de la proliferación de empresas chinas que hacen test es sencilla. El coronavirus se propagó por el país, se necesitaban test y pocas compañías los fabricaban.Así que otras empresas empiezan a producirlos, pero no piden licencia. La burocracia es lenta y el tiempo es clave en este negocio. El proceso de aprobación para una nueva instalación tarde entre seis y 12 meses, dado que los estándares clínicos son estrictos.
Lo cuenta Zhang Shuwen, fundador de Nanjing Liming Bio-products. "No pensé en solicitar aprobaciones en China. Es muy lento. Cuando finalmente obtenga las aprobaciones, el brote ya podría haber terminado ".
"Cuando finalmente obtenga las aprobaciones, el brote ya podría haber terminado." Zhang Shuwen (empresario)
Zahng puso sus ojos en el exterior.No solicitó permisos en China, pero sí en la Unión Europea. Viendo venir el tsunami, pidió vender cuatro productos de prueba en la UE. Le dieron la acreditación oficial de la CE en marzo. Como cumple los estándares europeos de salud, seguridad y medio ambiente. Ahora, Zhang tiene cola. Su cartera de pedidos abarca desde España e Italia hasta Japón pasando por Irán o Arabia Saudita. Está pensando en poner un turno de noche para que la fábrica funcione las 24 horas del día.
Zhang forma parte de esa legión de exportadores chinos que venden kits de prueba al resto del mundo, en medio de la rápida propagación del COVID-19 fuera de China.
Dos tipos de test
Existen dos tipos de test: los PCR (Reacción en Cadena de Polimerasa) y los de anticuerpos o llamados "test rápidos". Los primeros buscan secuencias genéticas del virus mediante químicos para probar si ocurre una reacción. Una prueba mucho más fiable, pero más lenta y que tarda más en fabricarse.
El test rápido solo detecta el coronavirus cuando la persona lleva más de 10 días infectada. De ahí su cantidad de falsos negativos. Pero es mucho más rápido y barato de fabricar. Por eso la mayoría de países del mundo intentan abastecerse de este tipo de test.
España y Filipinas devuelven los test a China
España devolvió la semana pasada 650.000 test de COVID -19 a China. Eran kits rápidos de la firma Bioeasy Biotechnology. Su tasa de detección resultó ser del 30 por ciento , cuando aseguraban una precisión del 80 por ciento.
Bioeasy no estaba en la lista aprobada de proveedores que el Ministerio de Comercio de China ofreció a España. La empresa asegura que los cientificos españoles no siguieron las instrucciones correctamente y defiende que los test estaban en buen estado.
Filipinas también ha deshechado los test de prueba importados de China, alegando que su precisión era del 40%.
Un mercado encarnizado
China y Corea del Sur son los dos únicos países que todavía tienen disponibles test de prueba del COVID-19 por eso los gobiernos de medio mundo se han lanzado en picado a conseguirlos.
Hay una demanda global de 4 millones de test diarios, y no hay producción para tanto. Por eso es tan complejo conseguir test y que además sean fiables. Además los expertos repiten que "esto no es como hacer máscaras" y alertan de la falta de suministros.
El brote de coronavirus también afecta a algunos materiales para hacer los test. Cosas de la globalización.Empieza a escasear algo tan sencillo como los hisopos o bastoncillos para tomar las muestras. Faltan torundas, esas bolas de algodón que llevan los hisopos en los extremos. El mayor exportador es la empresa italiana Copan, está en Lombardía,una de las zonas devastadas por el COVID-19.