India moviliza miles de soldados ante las protestas por la Ley de Ciudadanía que discrimina a los musulmanes


Denuncian que la ley es un intento del primer ministro, Narendra Modi, de reducir el peso creciente de la minoría musulmana, que representa ya un 14% de la población
El Gobierno indio ha movilizado a miles de soldados ante las protestas desatadas en contra de la nueva Ley de Ciudadanía impulsada por el primer ministro, el nacionalista hindú Narendra Modi, que pretende dificultar el acceso a la ciudadanía india a los musulmanes y facilitársela a grupos de otras religiones.
La movilización contra la nueva norma fue inmediata y las autoridades declararon el toque de queda, pero cientos de miles de personas están desafiando a las fuerzas de seguridad y siguen echándose a la calle para protestar. Sólo en el estado de Tipura hay 1.800 detenidos. En el vecino estado de Assam el Gobierno ha cortado el acceso a Internet por tiempo indefinido.
La Ley de Ciudadanía garantiza una amnistía a los inmigrantes ilegales no musulmanes de Bangladesh, Pakistán y Afganistán. Los críticos creen que es un intento del primer ministro para reducir el peso de la minoría musulmana en el país, que representa ya un 14% de los 1.300 millones de habitantes de la India.
Estos días resuenan las palabras de Modi durante la masacre de musulmanes de 2002 en Gujarat cuando él era gobernador: "Nosotros somos dos y tenemos dos —en alusión a las parejas hindúes y su número de hijos—, ellos son cinco y tienen veinticinco". El incremento de la población musulmana es uno de los caballos de batalla de la derecha nacionalista india, que ve el país como una nación de religión hindú.
Afrenta al legado de Nehru y Ganhi
El primer ministro pide estos días calma y asegura que la ley quiere proteger a minorías religiosas perseguidas en sus países vecinos; pero quienes se manifiestan estos días sospechan que se va a utilizar para acosar a cientos de miles de musulmanes, obligándoles a pasar exámenes de ciudadanía y a demostrar su arraigo familiar.
La norma, además, desafía los fundamentos laicos del país, levantados por figuras como Nehru y Gandhi.
En los estados de Tipura y Assam, donde las manifestaciones están siendo más violentas, hay una gran variedad étnica, con más de 200 grupos distintos, y muchos temen que la ley abra las puertas a una gran afluencia de hindúes de la vecina Bangladesh que cambie la composición de toda la región.
Las protestas reflejan también el hartazgo de las minorías no hindúes con la política del partido de Modi, el Bharatiya Janata Party. En agosto, el Gobierno indio suspendió la autonomía del estado de Jammu y Kashmir, de mayoría musulmana. Ese mismo mes, dos millones de personas vieron peligrar sus derechos por una nueva ley de registro de ciudadanos, en lo que fue el antecedente de la polémica actual. En noviembre, los jueces permitieron a los hindúes construir un templo en Ayodhya, en un lugar sagrado tanto para hindúes como para musulmanes y, por lo tanto, muy sensible a estallidos de violencia.
Con estas políticas, refrendadas en las urnas por la mayoría hindú, los musulmanes de la india cada vez denuncian que se sienten como ciudadanos de segunda clase.