Polémica por la última evacuación británica: animales a bordo, afganos en tierra

Tras un encontronazo con Londres, un exmarine al frente de un refugio de animales consigue salir este sábado de Kabul con 200 perros y gatos a bordo de un avión privado
Sus empleados afganos, con visados en regla emitidos por Reino unido, se quedan en tierra al no poder superar un control de carretera
Quizá haya sido el último civil británico en salir de Afganistán. Se trata de Paul Farthing, un marine que dejó el Ejército británico hace 15 años para montar Nowzad, un refugio para acoger animales callejeros en Kabul.
Cuando los talibanes recuperaron el control del país, las autoridades británicas aceleraron las gestiones para sacarle del país a él y a los sus trabajadores del refugio animal. De hecho, todos tenían sus visados de salida y Londres contaba con ellos en su plan de evacuación.
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Pero no: Farthing dijo que él no se iba sin sus animales. El gobierno británico, inmerso como el resto de los países en la complicadísima labor de evacuación de civiles, desestimó la petición de Farthing. Había sitio para los civiles, no para los animales.
Enseguida los medios británicos se hicieron eco de la controversia, así como las redes sociales, donde muchos animalistas pidieron que el Gobierno accediera a las peticiones del exmarine.
El ministerio de Defensa dijo que lo intentaría, pero que la opinión pública tuviera en cuenta que toda esta operación (bautizada por el propio Farthing como Operación Arca) había desviado recursos en tierra para evitar salvar a las personas que más necesitaban ser rescatadas.
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— NOWZAD (@Nowzad) 4 de abril de 2021
Farthing movió ficha. En Reino Unido una campaña consiguió recaudar suficientes fondos para fletar un vuelo privado para recoger a Farthing, sus empleados y 200 perros y gatos de su refugio. Y lo consiguió. El gobierno del Reino Unido autorizó el aterrizaje del avión en el aeropuerto de Kabul.
Farthing explicó que los animales serían transportados en la bodega del avión. "El vuelo tiene capacidad para 250 pasajeros en total", dijo, añadiendo que habría sitio de sobra para otros civiles además de empleados del refugio.
Ahí surgió otro momento de fricción. Farthing y los suyos querían salir cuanto antes y denunciaban que el Ejército británico no les autorizaba llegar al aeropuerto. Londres respondió airado: se tenían que poner a la cola; muchos civiles esperaban antes que ellos en el aeródromo. Incluso Londres acusó a Farthing y los suyos de "intimidación, falsedades y comportamiento amenazante" hacia el personal del Ministerio de Defensa.
El atentado del Estado Islámico en el aeropuerto retrasó el vuelo unos días, y finalmente este sábado ha aterrizado en Kabul. Pero aquí la historia da un nuevo giro. Cuando los 24 empleados afganos del refugio se dirigían al aeródromo junto a Farthing, un control de los talibanes les ha impedido el paso. El exmarine ha tenido que dejar al personal de su refugio atrás.
En declaraciones al periódico Sun, Farthing ha dicho: "Es muy deprimente. Algunos de ellos vinieron conmigo al aeropuerto, pero no se les permitió cruzar la línea entre los talibanes y el control británico”.
"Hubo muchas lágrimas cuando nos despedimos. Siento tantas cosas. Me siento muy triste por ellos pero estoy aliviado por mí y me siento feliz por los animales".
Farthing partirá ahora de Afganistán hacia Tashkent en Uzbekistán y, finalmente, regresará al Reino Unido.