Thomas Bach, presidente del COI, irrita a los japoneses antes de los Juegos Olímpicos de Tokio

El máximo responsable de los Juegos Olimpicos ha confundo a los japoneses con chinos
Su visita a Hiroshima es vista como una ofensa hacia los supervivientes
Thomas Bach, presidente del COI, no está teniendo suerte con el pueblo de Japón a pocos días de que comiencen los Juegos Olímpicos de Tokio. Y todo ello, en medio de unas olimpiadas enrarecidas que no tendrán público en las gradas por culpa de la pandemia.
Hace unos días tuvo un lapsus al confundir a los japoneses con los chinos. Y ahora ha sido acusado de insultar a los supervivientes de Hiroshima por una visita que realizará al lugar del bombardeo atómico.
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“Nuestro objetivo común son unos Juegos seguros para todos: para los deportistas, para todas las delegaciones y, lo más importante, también para el pueblo chino, el pueblo japonés”, se corrigió Bach rápidamente consciente de que su error iba a ofender en Japón.
Para intentar subsanar su confusión, Bach puso fin a su discurso con una frase en japonés: “Gambari mashou” (“Hagamos lo mejor”).
Pero la visita planificada a Hiroshima no está siendo bien vista por determinados sectores, que la consideran como una ofensa para los supervivientes, puesto que la ven como una manera de justificar los Juegos en un momento muy complicado.
“Mantener los Juegos Olímpicos en la situación actual en la que se pierden muchas vidas [debido al virus] va en contra del espíritu de los Juegos que se supone que son un festival de paz”, asegura Kunihiko Sakuma, responsable de una organización de apoyo a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki.
"Las intenciones del presidente Bach con la imagen de 'un mundo pacífico sin armas nucleares' solo para justificar la celebración de los Juegos Olímpicos en medio de la pandemia es una blasfemia para los supervivientes del bombardeo atómico", ha manifestado Shuichi Adachi, exdirector del colegio de abogados de Hiroshima.
Por su parte, John Coates, vicepresidente del COI, visitará Nagasaki el viernes para completar un acto que más que honrar parece estar ofendiendo a los japoneses, que no comprenden la celebración de los Juegos Olímpicos en estos momentos.