Barnier vuelve a Francia para pelearle la presidencia a Macron


El negociador europeo del Brexit quiere ser candidato de los conservadores
Michel Barnier fue la cara y la voz de los gobiernos europeos durante más de cuatro años de negociaciones con el Reino Unido pero su carrera en Bruselas está a punto de acabar. El francés cumplió 70 años el pasado sábado y según las normas de las instituciones europeas (con la excepción de los comisarios) debe retirarse. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, le permite seguir hasta que el Parlamento Europeo ratifique el acuerdo con el Reino Unido.
Con esa etapa cerrada, Barnier se propone ahora como candidato de Les Républicains, el equivalente en Francia al Partido Popular, a las presidenciales de mayo de 2022. La candidatura de Barnier sería un quebradero de cabeza para las aspiraciones de renovar el cargo del presidente Emmanuel Macron pues pelearían en parte por unos caladeros de votos similares: del centro derecha a la derecha más tradicional, pero lejos del extremismo eurófobo de Marine Le Pen.
Macron ha ido moviéndose poco a poco a la derecha y ahora podría encontrarse ahí con un Barnier que vuelve a su país con prestigio y con ganas. En un encuentro con varios periodistas franceses dijo que “en semanas” estará de vuelta en París y que quiere “su sitio” en Les Républicains. Falta por saber si su partido, del que es afiliado desde hace 55 años y que no tiene un candidato claro a las presidenciales, le abre la puerta a la candidatura porque supondría un giro centrista alejado de sus postulados de los últimos años.
Macron intentó desactivarlo…sin éxito
Mientras observaba desde el Elíseo si socialistas y ecologistas siguen divididos y lejos de ser una amenaza electoral o si consiguen una candidatura común que podría agrupar la mayor parte del voto del centro izquierda, Macron intentó una maniobra para desactivar la amenaza de Barnier. En el Parlamento Europeo se empezaban a dibujar las líneas de la futura Conferencia para el Futuro de Europa y el presidente francés, cuya delegación en la Eurocámara es la más numerosa de los liberales, tanteó a Barnier para que este presidiera esa convención. Propuesta rechazada.
El currículum político de Barnier es abrumador. Saboyano y montañero (celebró Año Nuevo subiendo al Mont Blanc) fue elegido diputado por primera vez en 1978. Ha sido cuatro veces ministro: Medio Ambiente, Asuntos Europeos, Exteriores y Agricultura y Alimentación. Y dos veces comisario europeo: Política Regional y Mercado Interior y Servicios Financieros. En 2014 intentó alcanzar la presidencia de la Comisión Europea pero fue finalmente adelantado por el luxemburgués Jean-Claude Juncker. De 2016 hasta ahora ha sido la cara europea frente a Londres.
Prestigio en Bruselas y en las capitales
El paso de Barnier por Bruselas muestra a un hombre tenaz, firme, serio pero que a la vez sabe no pisar callos innecesariamente. Es prácticamente imposible encontrar a alguien que hable mal de Barnier fuera de la ultraderecha, que le tiene tirria porque Barnier siempre ha sido muy duro contra cualquier síntoma de eurofobia.
En el Parlamento Europeo, con sus constantes explicaciones sobre las negociaciones del Brexit durante los últimos cuatro años, se ganó un respeto generalizado. El mismo que le han guardado todos los gobiernos europeos durante la negociación del Brexit, hasta el punto de colgar el teléfono a Boris Johnson y mandarle a llamar a Barnier, como hizo Angela Merkel en diciembre.
Un editorial de ‘Le Monde’ decía en Navidad: “El francés con la mayor carrera política en Europa desde Jacques Delors”, probablemente el presidente de la Comisión Europea recordado con más cariño, el impulsor del euro y de Schengen.
Barnier necesita todavía conseguir el apoyo de su partido. A los periodistas franceses les reconoció: “Volveré y ocuparé mi sitio en el debate político y para empezar en mi familia política, incluso si en cuanto a política europea siempre he estado en minoría en mi partido”.