Así comían los trabajadores del matadero en el que se ha producido el brote de COVID-19 en Alemania

Las imágenes muestran un comedor abarrotado, con los comensales sin respetar la distancia, sin mascarillas y sentados unos frente a otros
Un comedor abarrotado, en el que los empleados no utilizan mascarillas, en el que no se respeta la distancia entre personas en espacios cerrados, y con los comensales sentados uno frente al otro. Un vídeo compartido en redes sociales muestra cuáles eran las condiciones del comedor del matadero en el que se ha declarado un peligroso brote de COVID-19 en Alemania.
Al menos 730 trabajadores ya han dado positivo por SARS-COV-2, pero la cifra se podría disparar tras el análisis de otros 5.300 empleados.
Cuándo se grabó el vídeo
La empresa responsable del matadero reconoció en un primer momento que el vídeo se había grabado en el mes de abril. Sin embargo, este viernes uno de sus responsables reculaba y aseguraba que tenían conocimiento de la existencia del vídeo el pasado 28 de marzo, por lo que la grabación se tuvo que realizar antes de esta fecha.
La empresa se defiende de las críticas, asegura que sólo se juntaba en el comedor a trabajadores que ya compartían espacio durante su jornada laboral y que todo se hizo en coordinación con el departamento de seguridad laboral.
"Pésimas" condiciones de trabajo
La difusión del vídeo parecer formar parte de la denuncia de las condiciones de trabajo a las que la empresa Clemens Tönnies - la mayor productora cárnica- sometía a sus trabajadores, muchos de los cuales vienen de Europa del este. No es la primera. En marzo, otro empleado ya había denunciado oficialmente sus condiciones laborales trabajando para el grupo, según recoge el diario alemán MDR Aktuell. Cajas de salchichas demasiado pesadas, cámaras demasiado frías para el uniforme de trabajo, horas extras no pagadas y trabajar "como un verdadero esclavo".
La mayoría de estos trabajadores viene de países del este y normalmente no trabajan directamente para Clemens Tönnies, sino para subcontratas acusadas de exprimir a sus trabajadores en busca del último céntimo de beneficio.
Muchos de estos trabajadores se ven obligados a vivir en habitaciones compartidas junto a sus compañeros, lo que agravaría el riesgo de contagio.