Merkel organiza una conferencia internacional en Berlín para tratar de poner paz en el avispero libio

La canciller alemana organiza el domingo una cita convocada de urgencia en Berlín para aunar esfuerzos de países y actores internacionales concernidos por el conflicto civil libio.
La vida da muchas vueltas. También las da la política internacional. Prueba de ello es que la Alemania de la canciller Angela Merkel se abstuviera en 2011 en una votación clave del Consejo de Seguridad de la ONU sobre una intervención militar internacional en Libia. Pero este domingo, sin embargo, Merkel se deja de abstenciones. De hecho, la canciller pone a su país en la posición de moderador para tratar de poner paz en el conflicto civil libio.
No es una tarea fácil la que se han dado en la Cancillería Federal de Alemania. Libia no conoce la paz desde hace casi una década. La ONU cifra en algo más de 2.000 el número de víctimas mortales que ha acarreado el conflicto. La guerra civil libia también ha causado decenas de miles refugiados.
Se estima que son 300.000 las personas que han huido de sus hogares para dejar tras de sí los enfrentamientos entre las numerosas milicias rivales libias. A éstas últimas se han ido sumando de un tiempo a esta parte y de forma creciente diferentes actores internacionales que apoyan con logística y personal sobre el terreno.
De ahí que entre los invitados por Merkel a Berlín figuren representantes de una decena de países como Estados Unidos, Rusia, Turquía, Italia, Francia o Argelia y de organizaciones internacionales como la Unión Europea, la Unión Africana, la Liga Árabe y la ONU. Alemania lleva desde el pasado mes de septiembre trabajando en favor de una tregua. Esos esfuerzos han hecho posible que Merkel tenga ahora una cierta capacidad de convocatoria.
El objetivo confeso de la cita berlinesa es una declaración en favor del cese de la violencia y del apoyo armamentístico a las partes implicadas desde el exterior, además de la reanudación de los procesos políticos que puedan terminar con la guerra civil.
La iniciativa de Merkel de organizar una cita así se concretaba a mediados de semana. Pero antes hizo falta que quedara clara la impotencia de Rusia y Turquía en Libia. Pese a su creciente influencia sobre el terreno, ambos países no han sabido mediar estos días entre las partes que apoyan en suelo libio.
Así, el pasado fin de semana, el mariscal Jalifa Hafter, líder del Ejército Nacional Libio, abandonaba de improvisto Moscú cuando participaba en unas arduas negociaciones con Fayez al-Serraj, el primer ministro del Gobierno de Acuerdo Nacional. Ese diálogo lo facilitaban los responsables del Ejecutivo del presidente ruso Vladimir Putin.
El jefe de Estado ruso es uno de los principales apoyos internacionales de Hafter, quien también cuenta con otros importantes valedores en el tablero geopolítico. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania y Francia están de su lado. Por su parte, Al-Sarraj lidera un Gobierno reconocido internacionalmente que cuenta con la bendición de la ONU y el creciente apoyo de Turquía y Qatar.
Sin éxitos a la vista en Berlín
“En vista del colapso de los esfuerzos hechos en Moscú, no estoy segura de cuánto se va poder avanzar en Berlín”, dice a NIUS Judy Dempsey, investigadora del Carnegie Europe, un centro de estudios internacionales que pertenece al Fondo Carnegie para la Paz Internacional. “No quiero parecer ni cínica ni pesimista, pero yo no puedo ver ningún éxito viniendo de esta conferencia. Me pregunto, de hecho, ¿para qué organizarla?”, añade esta experta.
Según Dempsey, la situación es tan complicada en suelo libio que apenas resulta imaginable que se puedan registrar avances concretos en favor de la pacificación del país mediterráneo.
De esta complejidad da cuenta cómo recientemente logró el bando de Hafter hacerse con el control de Sirte, una importante ciudad costera del noreste de Libia. Según ha transcendido, Hafter consiguió allí a principios de año que cambiaran de bando milicias armadas que antes eran leales al gobierno de al-Sarraj.
Los 'grandes' de la UE, divididos
Añade mayor complejidad a la cita organizada por Merkel en Berlín la división que impera entre los grandes países continentales con intereses en Libia. “Merkel quiere estabilidad en la región porque no quiere otra crisis de los refugiados”, según Dempsey. “En Alemania saben que Libia es un desastre humanitario por la situación de los refugiados que llegan allí con deseos de alcanzar las costas del mar Mediterráneo y con ello tener opciones de cruzar hasta Europa”, abunda la experta del Carnegie Europe.
Sin embargo, Francia e Italia parecen menos interesados en Libia por la cuestión migratoria. Al fin y al cabo, Alemania fue el país más afectado por las crisis de los refugiados de 2015 y 2016. En ella, unos 1,5 millones de personas acabaron pidiendo asilo a las autoridades germanas. Franceses e italianos, según Dempsey, están más ocupados por “consideraciones geopolíticas”. Por eso, a París se la ve alineada con Hafter y a Roma con al-Sarraj.
“La UE está dividida, pero Alemania tiene una aproximación más neutral a la hora de buscar la estabilización en Libia”, plantea a NIUS René Wildangel, investigador en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
La estabilidad en Libia es algo remoto
Desde esa posición, él sí ve a la Alemania de Merkel capaz de dar, aunque sea pequeño, un paso que aleje a Libia del escenario sirio. “En la guerra Siria ya no se habla de las cuestiones domésticas. Se ha convertido en un conflicto donde todo tiene que ver con intereses extranjeros”, según Wildangel.
Sea como fuere, ni él ni Dempsey ven resuelto el conflicto en Libia próximamente. “En este conflicto el mero uso de la palabra estabilidad parece muy remoto”, según la experta del Carnegie Europe. “La cita de Berlín no será una solución, y el Gobierno alemán lo tiene claro. Pero lo que se quiere es frenar la influencia internacional sobre los bandos”, añade Wildangel.
Está por ver si Merkel logra alguna de sus intenciones este fin de semana. Poco o nada nada hace pensar a los observadores de la región que desactivar la peligrosidad del avispero libio es cosa de una sola conferencia de paz.