La CDU y su crisis, mas allá de la elección del nuevo líder


La Union Demócrata Cristiana (CDU), empujada a ser la principal fuerza de la oposición tras el derrumbe de las elecciones generales, afronta una crisis de larga duración.
La elección de Friedrich Merz como nuevo presidente conlleva el reto de adaptar el partido a la era post-Merkel.
Una travesía del desierto. Eso es lo que le queda por vivir a la familia política democristiana de Alemania.
Sin un referente como Angela Merkel – que dejó en 2018 de ser la presidenta del partido – la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ya tiene quien tome las riendas de la formación conservadora tras las frustradas presidencias de Annegret Kramp-Karrenbauer y, más recientemente, de Armin Laschet.
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Se trata de Friedrich Merz, quien se imponía con claridad hace unos días a Norbert Röttgen y Helge Braun en la votación de los afiliados organizada por Laschet. Era la tercera vez que Merz luchaba por hacerse con la presidencia del partido. Para él, a la tercera va la vencida.
Liebe Mitglieder der #CDU, herzlichen Dank für dieses überwältigende Vertrauen, das Sie mir mit der Abstimmung entgegengebracht haben! (FM) #TeamCDU #CDUVorsitz pic.twitter.com/ToCg6ea38l
— Friedrich Merz (@_FriedrichMerz) 17 de diciembre de 2021
Hasta el congreso de finales del próximo mes de enero en Hannover (centro germano), no habrá oficialmente nuevo líder de la CDU. Sin embargo, lo realmente importante es que Merz, per se,
Así lo creen observadores como Wolfgang Merkel, politólogo del Centro de Investigación de Ciencias Sociales de Berlín (WZB, por sus siglas alemanas). Para este reputado investigador, la “CDU está en una fase de profunda introspección", dice Merkel a NIUS. "Tiene que ocuparse de lidiar con una derrota histórica, y eso es algo que aún no ha hecho; el partido debe reconstituirse”, añade.
Alude Merkel al mal resultado que registró la CDU con Laschet como candidato a canciller en las últimas elecciones generales. En esa cita con las urnas los conservadores recibieron el apoyo del 24,1% del electorado, quedando claramente por detrás de la fuerza más votada, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).
Esa derrota, Laschet no la reconoció inmediatamente. Es más, él flirteó en vano con la idea de formar una coalición con Los Verdes y liberales del FDP. Esa intención duró hasta que abandonó la idea de ser canciller y decidió poner su cargo en manos de los afiliados del partido. Laschet parece a estas alturas haberse hecho a la idea de que será diputado raso en las filas del Grupo Parlamentario que forman la CDU y su hermanada Unión Social Cristiano (CSU) de Baviera.
División en la oposición
Por todo lo anterior, de la CDU no se puede decir que haya pasado rápidamente la página de la derrota histórica de septiembre. “Como oposición, todavía no está unida” comenta Merkel, el investigador del WZB.
Así, en el Bundestag, la CDU tiene ahora un jefe cuya oposición queda debilitada tras la resolución de los afiliados de la CDU. Ralph Brinkhaus es el líder del Grupo Parlamentario de la CDU/CSU. Más pronto que tarde, Merz tendrá que decidir si prescinde de Brinkhaus y pasa a ocupar su lugar.
Die #Union nimmt ihren Oppositionsauftrag selbstbewusst und konstruktiv an. @rbrinkhaus: "Wir nehmen uns die Freiheit, da wo es nötig ist, Nein zu sagen. Und Ja, wo es möglich ist, weil wir unsere Verantwortung sehen.“ #Brinkhaus #Regierungserklärung 👉🏼 https://t.co/FdjU1LTyqk pic.twitter.com/Jmuk5i2Ins
— CDU Deutschlands (@CDU) 15 de diciembre de 2021
"No está en la agenda", ha dicho Merz, de momento, sobre la destitución de Brinkhaus. La CDU en el Bundestag ha tenido tiempos mejores. Lo prueba el enrarecido clima en el que, días antes de darse a conocer la victoria de Merz, se nombraban políticos de la CDU para liderar las tareas de oposición en según qué temas. De puertas para adentro, en la CDU del Bundestag
Así, la elección de Philipp Amthor como responsable del grupo democristiano en el Parlamento para cuestiones de organización y modernización del Estado se produjo con sólo el 63,4% de votos favorables entre los diputados conservadores. Ese es un porcentaje escaso para este tipo de nombramientos.
Otras designaciones de la CDU para destacados puestos en el Bundestag para no pocos democristianos, según ha contado el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. Ahí está la poco unánime designación del propio Helge Braun para presidir la comisión de presupuestos en el Bundestag – con el 73,8% de votos a favor –, o la de Julia Klöckner, la última ministra de Agricultura de Merkel, nombrada para liderar el grupo dedicado a temas económicos con el 68,5% de los apoyos.
Al margen de las cuestiones de quién ocupa qué posición, en la CDU parece no importar las cuestiones programáticas. “La CDU está en un periodo de ínterin, primero hay que resolver las cuestiones de liderazgo, luego vendrá el programa”, según Merkel.
Malos presagios para 2022
Hacer oposición así, sin líder oficialmente hasta finales de enero de 2022, con tensos debates internos dentro del Grupo Parlamentario y sin auténticos contenidos políticos, no invita a pensar en resultados favorables para la CDU a corto plazo. No hay que perder de vista que en 2022 se celebran elecciones en los estados federados de El Sarre (suroeste) y Renania del Norte-Westfalia (oeste), en mayo, y en Baja Sajonia (noroeste), en octubre.
“Yo entiendo que, en 2022, el Gobierno federal actual aún puede gozar de una ventaja por la dinámica con la que ahora cuenta, siempre y cuando no cometa ningún gran error. Puede haber un efecto positivo en los partidos del Gobierno federal para esas elecciones en esos Länder”, comenta Merkel, aludiendo al SPD, Los Verdes y los liberales del FDP. “Pero 2023 ó 2024, eso ya es otra cosa”, agrega.
A su entender, “hay una tendencia histórica, según la cual, a medida que un partido en el Gobierno se adentra en su legislatura, los alemanes van posicionándose en contra del partido del Gobierno central; esto es algo que observamos desde hace décadas”.
A largo plazo, la CDU puede acabar ganando
En la CDU, además, pueden contar con que “el Gobierno actual se va a dedicar a hacer política climática relativamente pronto, y esta política va a tener efectos duros; además es un proceso largo, porque hablamos de una gran transformación, pero los costes van a ser altos desde bien temprano, mientras que los efectos positivos sólo se verán a largo plazo”, según Merkel.
Podría pasar, por tanto, que del mismo modo que la CDU de Angela Merkel se aprovechó de las impopulares reformas sociales que puso en marcha el socialdemócrata Gerhard Schröder, la familia política conservadora se aproveche a medio o largo plazo de la “descarbonización” que quieren llevar a buen puerto Olaf Scholz y compañía.
Sin embargo, eso presupone que la CDU sea capaz de reconstruirse desde ya. Incluso lográndolo, según apunta Merkel, nunca llegará a alcanzar los apoyos populares de años en los que hasta cuatro de cada diez germanos votaban a la CDU.
“No hay vuelta posible a los tiempos de los dos grandes partidos, con formaciones logrando más de un 30% de los votos, esto algo que también se observa en España con el ejemplo del Partido Popular”, concluye el investigador del WZB.