El Día de la Marmota en Israel: nuevas elecciones tras el pulso por el poder entre Netanyahu y Gantz

El desacuerdo para la aprobación de los Presupuestos precipita la disolución de la Knéset
El motivo real: la desconfianza mutua entre los socios de la coalición gubernamental
El día previsto para la celebración de los comicios es el próximo 23 de marzo
Cuando por estas fechas los israelíes eran llamados a votar el año pasado para las que serían sus terceras elecciones en once meses, celebradas el 2 de marzo de 2019, muchos recordaron el papel de Bill Murray en la película Atrapado en el tiempo (1993), en la que el actor revivía una y otra vez la misma jornada, en su caso el Día de la Marmota. "Es como si fuera una pesadilla", dice a NIUS Judith Levy, una vecina del barrio jerosolimitano de Musrara. "No teníamos bastante con el virus como para tener ahora que hacer frente a otro, el que se extiende entre los políticos de este país", añade la israelí visiblemente enfadada.
Como si fuese un mal sueño del que es difícil despertar, cerca de seis millones y medio de israelíes estarán llamados a acudir a las urnas el próximo 23 de marzo, la fecha establecida para la celebración de las cuartas elecciones parlamentarias que se convocan en Israel en menos de dos años. La falta de acuerdo para aprobar un proyecto de ley que permitiese el aplazamiento de la votación de los Presupuestos 2020-2021, cuyo límite legal expiraba en la noche del martes, desencadenó la disolución automática de la Knéset (Parlamento israelí).
El voto favorable de la partida presupuestaria era clave para la ejecución efectiva de los acuerdos que permitieron en abril la formación de un nuevo gobierno de coalición entre el Likud de Benjamín Netanyahu y el Azul y Blanco, de Benny Gantz. Entre las condiciones para rubricar el pacto, y la más importante para sus líderes, estaba el relevo de Netanyahu en favor de Gantz a partir de noviembre de 2021. Una rotación en la jefatura de Gobierno que, según se ha demostrado, Netanyahu no estaba dispuesto a asumir.
Escapismo y emboscadas parlamentarias
La fallida normativa, admitida a trámite este mismo lunes, contemplaba retrasar el voto del 23 al 31 de diciembre con objeto de evitar unos nuevos comicios. Según el canal 12 israelí, le costarán al erario entre 80 y 100 millones de shéquels (unos 20 millones de euros), un gasto mayor de lo habitual por las especiales condiciones sanitarias y de seguridad que requerirá la organización de las elecciones, las primeras en tiempos de pandemia.
Pero el rechazo del aplazamiento por un estrecho margen de dos legisladores (49 en contra frente a 47 a favor) desencadenado por el transfuguismo de al menos dos diputadas desde el Likud a Nueva Esperanza - la recién creada formación del exministro y rival de Benjamín Netanyahu, Gideon Saar - junto al rechazo de tres de Azul y Blanco y la ausencia de varios más en cuarentena por Covid, han precipitado lo inevitable, una nueva llamada para acudir a las urnas.
“Este fue un mal gobierno para Israel. Yo estuve ahí. Lo vi de cerca y por eso renuncié. Por eso también voté [el lunes] por la noche en contra de extender su vida artificialmente”, escribió en Twitter Asaf Zamir, diputado de Azul y Blanco. "La persona responsable del fracaso es Netanyahu, un violador en serie de los acuerdos”.
Una votación parlamentaria que no estuvo exenta de detalles tan cómicos como surrealistas. Por ejemplo, la repentina desaparición de la diputada del Likud, Sharren Haskel, quien mientras ignoraba los mensajes de sus compañeros de partido antes del sufragio sí respondía a los de los activistas que trabajan por la legalización de la marihuana, según informó el canal 12 israelí.
O el caso de su compañera de partido, Michal Shir, quien supuestamente les había dicho a sus colegas del Likud que no se sentía bien cuando poco después era cazada entrando en el aparcamiento del Parlamento con un coche que no era el suyo (para evitar ser reconocida) y aparecer en el último momento para votar en contra del proyecto de ley que permitiría un aplazamiento en la negociación de los Presupuestos.
Una estratagema que le acarreó insultos por parte de otros diputados en las filas del Likud, como el de perra insolente que le profirió su compañero de filas Osnat Mark, quien después terminó disculpándose. Shir ya ha anunciado que dejará el partido de Benjamín Netanyahu para engrosar las listas de Nueva Esperanza, la formación conservadora de Gideon Saar. Se espera que Sharren Haskel, la otra tránsfuga del Likud, también lo anuncie en los próximos días.
Netanyahu vuelve a saltarse los acuerdos
El ambiente vivido en la votación de la Knéset del lunes da muestra del nivel de crispación y agotamiento que reina en el fragmentado arco parlamentario israelí, con unos partidos a punto de la disolución, como el Azul y Blanco de Gantz, otros en plena formación, como el Nueva Esperanza de Gideon Saar - el único que hoy podría hacerle sombra al Likud de Netanyahu - y varios en riesgo de escisión como La Lista Unida, conformado principalmente por los grupos árabes.
Así las cosas es momento del habitual cruce de acusaciones. "Si nos obligan a celebrar elecciones, les prometo que ganaremos", dijo Netanyahu en un discurso televisado este martes, culpando a Benny Gantz - cuya formación se ha hundido en las encuestas - del resultado fallido de las negociaciones para evitar nuevas elecciones. Por su parte, Benny Gantz acusó al todavía premier en su cuenta de Twitter de saltarse los acuerdos firmados en abril y de llevar al país a las urnas “con el único propósito de no ir a la cárcel”. Netanyahu se enfrenta a un juicio por tres delitos de corrupción (fraude, soborno y abuso de confianza) que comenzará, si no vuelve a posponerse, el próximo mes febrero.
Precisamente la permanencia en el cargo del actual ministro de Justicia, Avi Nissenkorn, del partido Azul y Blanco - ya pactada en el acuerdo de coalición inicial para evitar cualquier posible interferencia de Netanyahu en su proceso judicial - fue de una de las demandas presentadas por Gantz a comienzos de semana para evitar in extremis la convocatoria de nuevas elecciones. “Si quieren, lo aceptarán. Si no, habrá elecciones¨, dijo Gantz.
Sin embargo, la formación del exmilitar ya estaba amenazada de muerte después de que algunos miembros de su partido viesen en su última propuesta a Netanyahu una última rendición a un líder corrupto y experto en convertir cualquier amenaza en oportunidad para mantenerse en el poder. De hecho, Benny Gantz, junto a su socio de partido, el también exgeneral y actual ministro de Exteriores, Gabi Ashkenazi, podrían dejar la política después de una aventura política fallida que arrancó en 2018 con el único propósito de desbancar a Netanyahu de la jefatura del Estado. Parece que ellos también han fracasado frente al "inteligente y astuto" Netanyahu, tal y como define al israelí el expresidente norteamericano Barack Obama en sus memorias Una Tierra Prometida.
Quién sí podría suponer una amenaza real para Bibi es su antiguo socio de partido, Gideon Saar. Si bien perdió frente al líder del Likud en las últimas primarias del partido, el político conservador consiguió el 27% de los votos y, lo que es más importante, podría atraer hacia su bancada a parte del electorado situado a la derecha de Netanyahu y cuyo voto está hoy diseminado entre varios partidos ultranacionalistas como el Israel Beitenu de Avigdor Lieberman o Yamina, de Naftali Bennet.