¿Dónde está Jan Marsalek, el jefe fugado de Wirecard?


Considerado uno de los corresponsables del escándalo de Wirecard, empresa alemana de servicios financieros, Jan Marsalek se fugó antes de que la justicia pudiera pedirle cuentas
A Marsalek, ciudadano austriaco de 42 años, se le considera el presunto “autor de delitos económicos más buscado de Alemania".
El fraude contable de Wirecard, el mayor que se recuerda en la historia reciente de Alemania, no se entiende sin Jan Marsalek.
Este austriaco de 42 años fue el mayor responsable de que la empresa alemana de servicios financieros hinchara artificialmente sus cuentas por valor de hasta 1.900 millones de euros para hacerse así más atractiva para los inversores. Esa es al menos una de las líneas de defensa que ha adoptado su compatriota Markus Braun, otrora CEO de Wirecard detenido hace casi ya dos años, cuando las autoridades alemanas decidieron tomar medidas contra la empresa.
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Se supone que comenzará dentro de unos meses el juicio en el que se espera termine aclarándose lo ocurrido en esta compañía caída en desgracia. Pero a esa cita con la justicia no acudirá Marsalek. Él está fugado.
Hay contra él una orden de detención internacional. Según figura en el llamamiento a la colaboración ciudadana de las autoridades alemanas que circula por el territorio germano, Marsalek es “muy sospechoso de haber cometido fraude comercial organizado por valor de miles de millones de euros, desfalco y otros delitos financieros y económicos”.
Mientras que en junio de 2020 Braun caía en manos de las autoridades germanas, Marsalek lograba huir pese a las pesquisas contra Wirecard y su dirección. La crónica judicial ha derramado en Alemania ríos de tinta e ingente tiempo audiovisual para explicar cómo Marsalek se ha convertido en uno de los criminales más buscados en el país del canciller Olaf Scholz.
Debido a la gravedad y dimensión del caso de Wirecard se llegó a pensar en su momento que Olaf Scholz se vería salpicado de un modo u otro. En 2020, Scholz era Ministro de Hacienda y el caso Wirecard muchos lo han visto como un fallo en la vigilancia de las autoridades financieras.
La Autoridad Federal Supervisora de los Servicios Financieros (BaFin, por sus siglas en alemán), dependiente del ministerio que dirigía Scholz, no vio venir el escándalo de Wirecard, un fraude por lo visto larvado durante más de una década. De hecho, en la BaFin se refirieron en su momento al caso Wirecard como “una vergüenza para Alemania”.
Tampoco habla precisamente bien de las autoridades alemanas la incapacidad demostrada a la hora de atrapar a Marsalek. “¿El más buscado?”, titulaba recientemente el dominical Welt am Sonntag a cuenta del caso Marsalek. El interrogante se formulaba por lo mucho que se sabe ya a estas alturas de cómo Marsalek escapó e, incluso, de su posible paradero.
Europe‘s Most Wanted?
— WELT Investigativ (@investigativ_de) 21 de mayo de 2022
Seit zwei ist der frühere Topmanager Jan Marsalek auf der Flucht. Geheimdienste bekommen immer wieder Hinweise, Zielfahnder jagen ihn, doch ohne Erfolg.
Kann es sein, dass einige ihn nicht finden wollen?
Ab heute @WELTAMSONNTAG @welt mit @BR_Recherche pic.twitter.com/AqJAPj62e5
De Múnich a Viena, de Viena a Minsk y de Minsk a...
Hace tiempo que dejó de ser un secreto que Marsalek, justo antes de que se desatase toda la tormenta judicial sobre Wirecard, huyó de Múnich (sur alemán), la capital bávara, donde trabajaba, hasta Viena. Varias investigaciones periodísticas han determinado que desde el aeródromo de Bad Vöslau – al sur de Viena – Marsalek viajó hasta Minsk, la capital bielorrusa.
Se sabe que hizo ese trayecto en un avión privado, modelo Cessna Citation Munstag, gracias un exclusivo servicio de transporte que a buen seguro Marsalek podía permitirse. Este ex-jefe de Wirecard es, además de un fugado, multimillonario. Desde Minsk, Marsalek habría viajado a Moscú.
La capital rusa aparece de un tiempo a esta parte como destino final más que probable para Marsalek. Sobre todo después de que el diario Bild, el más leído del país, informara el pasado mes de abril de que el ex responsable de Wirecard se encontraba en Razdory, una privilegiada zona de las afueras de Moscú.
Los servicios de inteligencia alemanes habrían sabido del refugio moscovita de Marsalek, objetivo este mismo año de una “solicitud de arresto” al mismísimo Kremlin firmada por la Fiscalía de Múnich, la responsable de la investigación en el caso de Wirecard. Dicha solicitud habría sido infructuosa.
Pistas que señalan a Moscú
De lo que no parece haber dudas es de la seriedad de las pistas sobre el paradero de Marsalek que “llevan a Moscú”. La pregunta que se plantea ahora es si, de ser cierto que Marsalek ha encontrado cobijo en la Rusia de Vladimir Putin, Moscú entregará al sospechoso de delitos económicos más buscado en la historia reciente de Alemania.
El actual contexto geopolítico, marcado por la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias, no invita especialmente a pensar que Moscú vaya a cooperar con Berlín ni con ninguna otra capital occidental. Los días de relación estrecha entre Berlín y Moscú son cosa del pasado.
No son pocos los que siguen pendientes de dónde y cómo pueda aparecer Marsalek, incluidos políticos como Fabio de Masi, de la izquierdista formación Die Linke. Él ha revelado al Die Welt que fuentes cercanas al Ejecutivo de la otrora canciller Angela Merkel le han asegurado que Marsalek no se encuentra en Rusia, sino que se se esconde en un lugar sólo conocido por el Mosad, los servicios de inteligencia israelíes. De Masi sospecha de esas afirmaciones.
Marsalek y sus conexiones políticas
La pista rusa, sin embargo, parece más creíble en vista de las conexiones privilegiadas con la política que en su día se empeñó en forjar el propio Marsalek. En el último gran perfil aparecido en prensa de este jefe de Wirecard, publicado en el Welt am Sonntag, Marsalek aparecía especialmente bien conectado con los partidos conservadores austriacos. En particular el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ).
Un conocido suyo de esa formación, precisamente, le habría ayudado a escapar desde Viena con dirección a Minsk, según ha recordado el Frankfurter Allgemeine Zeitung. En el momento en el que Marsalek desapareció el mapa – su presencia en Moscú no está confirmada oficialmente –, el FPÖ formaba parte de la coalición gubernamental conservadora que lideraba el conservador Sebastian Kurz, líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP) hasta finales del año pasado. El FPÖ, en aquellos tiempos, integraba lo que en Austria han descrito como parte de la "quinta columna" pro-Putin en Europa.
A Kurz, la asociación con el FPÖ y sus corruptelas en el “caso Ibiza” le acabó costando el Gobierno. A Marsalek, sin embargo, parece que la iniciativa de alguien en ese partido le puso, sino a buen recaudo, a salvo de que tenga que rendir cuentas ante la justicia alemana por sus responsabilidades en el escándalo Wirecard.
(Nota de la redacción: en una versión inicial de este artículo se afirmaba erróneamente que Fabio De Masi "ha dicho tener testimonios de garantías que indican que Marsalek no se encuentra en Rusia, sino que se se esconde en un lugar sólo conocido por el Mosad, los servicios de inteligencia israelíes". No es así. De Masi ha revelado a diario Die Welt que fuentes cercanas al Ejecutivo de la otrora canciller Angela Merkel le han asegurado que Marsalek no se encuentra en Rusia, sino que se se esconde en un lugar sólo conocido por el Mosad, los servicios de inteligencia israelíes. De Masi sospecha de esas afirmaciones).