El campo alemán, ¿otro polvorín a punto de prender por las protestas en los Países Bajos?


Estos días atrás, agricultores y ganaderos alemanes salieron a las carreteras para mostrar su solidaridad con sus homólogos neerlandeses.
Las protestas contra las restricciones de la actividad ganadera en los Países Bajos remueven el malestar en el campo de Alemania con el Gobierno del canciller Scholz, al que se acusa de ignorar las dificultades del sector.
La movilización de los ganaderos y agricultores en los Países Bajos puede ser el inicio de un levantamiento del sector mucho más amplio.
En Alemania, por ejemplo, se observa con especial atención la movilización del sector neerlandés. Y no sólo porque, al menos en la ciudad de Groninga, a escasos 50 kilómetros de la frontera entre los Países Bajos y el país del canciller Olaf Scholz, el otro día se llegó a llamar a la Policía de Alemania para ayudar a sus colegas neerlandeses, superados en las protestas de los agricultores y ganaderos, según ha informado la edición de Bruselas de la publicación internacional Politico.
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Protestan los agricultores y ganaderos neerlandesas porque, entre otras coas, las autoridades del país quieren obligarles a reducir sus emisiones de óxidos de nitrógeno y amoniaco hasta en un 50% de aquí a 2030. Al sector de la agricultura y la ganadería intensiva se les considera el principal emisor de esas sustancias, capaces de alterar ecosistemas protegidos.
Para muchos de esos agricultores y ganaderos – se estima que hay unos 54.000 explotaciones en los Países Bajos – esas intenciones del Gobierno que lidera el primer ministro conservador Mark Rutte ponen en peligro sus negocios. Pero el campo neerlandés está muy lejos de ser el único de sentirse en peligro.
En Alemania, no es raro escuchar en el sector de la agricultura y la ganadería que es un sector que “se está muriendo”. Al menos así lo describe a NIUS Frank Kisfeld. Este hombre se dedica a la agricultura y la ganadería en Renania del Norte-Westfalia.
Kisfeld también forma parte de la asociación Land sichert Versorgung (LsV), un nombre que podría traducirse como “la tierra asegura el suministro”. En dicha organización dice ser solidarios con la causa de los agricultores y ganaderos neerlandeses.
“Nosotros no tenemos los mismos problemas que los neerlandeses. Pero aquí en Alemania se ha visto una gran voluntad de apoyar la causa de los neerlandeses porque es algo que tiene que ver con que desde la política se quieren imponer medidas y más medidas al sector que no paran de generar problemas”, dice Kisfeld desde su explotación agrícola situada en Vreden, muy cerca de la frontera germano-neerlandesa.
🇳🇱🇩🇪 Border Netherlands/Germany
— ⚡️ (@FarmerRevolt) 12 de julio de 2022
German and Dutch farmers exchange flags. The collaboration is growing!
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“El Gobierno quiere hambre, ¿y vosotros?”
Alude, entre otras cosas, a las imágenes que se han visto en las autopistas alemanas en las que, en algunos puentes, estos días se han formado columnas de tractores con pancartas quejándose por la situación del sector. “Tres de cada doce granjeros está en situación de emergencia“, “El Gobierno quiere hambre, ¿Y vosotros?”, rezaban algunas de las pancartas que se han visto en Alemania.
“Nosotros ya nos hemos manifestado. Hubo una gran manifestación con tractores en Berlín en 2020, por ejemplo, y después hubo diálogo con el Gobierno, pero no conseguimos nada. Prueba de ello es la ley de protección de insectos, que ha impuesto enormes limitaciones a las empresas del sector. No pudimos evitar su aprobación pese a todo lo que argumentamos”, señala Kisfeld.
Alude a una normativa que entró en vigor el pasado mes de marzo y que limita, entre otras cosas, el uso intensivo de pesticidas. A esos compuestos se les considera una de “las causas principales de la mortalidad de los insectos, la pérdida de un gran número de plantas con flor y la contaminación lumínica en los asentamientos y sus alrededores”, según justifican en el Gobierno alemán la necesidad de dicha ley.
En Alemania, “aprovechar el impulso de las manifestaciones” en los Países Bajos
Esa normativa probablemente haya sido uno de los últimos motivos para el enfado que se han dado desde el Ejecutivo al sector de la agricultura y la ganadería alemana. Tanto es así que, ahora que se manifiestan los granjeros neerlandeses, Kisfeld y compañía quieren “aprovechar el impulso de esas movilizaciones para nuevas acciones de protesta”.
En la última gran manifestación de agricultores y ganaderos que marcó una jornada de tráfico atroz en Berlín, a principios de 2020, se vieron desfilar por las calles de la capital alemana más de 8.500 tractores. Para este sector de la alimentación está siendo especialmente dura la situación generada por el actual alza de los costes, ya sea por el elevado precio de la energía o de los materiales para la producción. Esta situación de crisis ya se ha notado ostensiblemente en la camapaña de la fresa y de los espárragos, productos que suelen dominar la oferta gastronómica a principios del verano alemán.
Desde el Ministerio de Agricultura teutón, en manos del ecologista Cem Ozdemir, se está presionando al sector para que reformen aspectos de la producción, por ejemplo, poniendo el foco en la mejora del trato a los animales para acabar así con los “precios basura” en el negocio de la carne.
Sin embargo, según apunta Kisfeld, “ahora mismo, dado el contexto de la inflación, los usuarios miran mucho más a su bolsillo antes de gastar, pero desde la política se nos sigue presionando para que haya reformas; cuando, al mismo tiempo, permitimos la entrada de productos extranjeros sin que estén sometidos a tanta regulación”. “Esto también ayuda a entender por qué la agricultura y la ganadería en Alemania se están muriendo. Por eso también se está movilizando nuestra gente”, abunda este granjero desde Vreden.
Aunque en Europa toda la atención se la hayan llevado prácticamente los granjeros holandeses, no parecen faltar motivos para que el descontento del sector agrícola y ganadero alemán acabe en las carreteras o, de nuevo, en las calles de la capital germana. Esto parece ser algo de sobra conocido por el ministro de Economía y vicecanciller, el ecologista Robert Habeck.
« Por la paz social », por eso no deja Alemania de comprar hidrocarburos rusos, en @NiusDiario. https://t.co/KAxhvJwXBj.
— Salvador Martínez Mas (@SmmEnBerlin) 12 de marzo de 2022
“¿El Gobierno? No ha hecho nada por la agricultura y la ganadería”
Él ha avisado ante la posible llegada de un “escenario de pesadilla política” si se agudiza la crisis del gas generada por la guerra de Rusia contra Ucrania y, también, por la dependencia de ese hidrocarburo que Alemania ha forjado desde hace décadas. Esa crisis es uno de los elementos que complican la labor hoy día a profesionales como Kisfeld.
En el Ejecutivo alemán, pese a las promesas de evitar nuevos endeudamientos del ministro de Hacienda, Christian Lindner, no se descarta que haya nuevas medidas que puedan ayudar frente la actual situación económica. De momento, y pese que ya se han lanzado medidas multimillonarias para aliviar a la población, Kisfeld y compañía no se sienten para nada apoyados por el canciller Scholz.
“¿El Gobierno? No ha hecho, nada, cero”, se queja el responsable de LsV. “Nuestro ministro de Agricultura, que es muy bueno presentando cosas en público, no ha lanzado aún ninguna medida”, concluye.