Uniper, la gasística alemana salvada por Scholz con miles de millones de dinero público


La crisis creada por el paulatino cierre del grifo del gas de Vladimir Putin había puesto a la empresa energética alemana Uniper en la cuerda floja.
El Estado alemán ha tenido que intervenir para salvarla, pasando a participar del 30% del capital de una de las grandes compañías del sector energético germano.
Una empresa entre la espada a la pared que consume dinero como se derrite la nieve de las montañas con el calor del estío.
Esa es la imagen con la que se ha descrito en Alemania estos días a Uniper, empresa energética alemana especializada en el negocio del gas que sufre lo nunca visto por culpa del hostil comportamiento internacional de la Rusia de Vladimir Putin. La empresa había iniciado este mes los trámites para recibir una ayuda del Estado que ha terminado llegando.
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Esa ayuda llega en forma de plan de rescate multimillonario que supera el que, en los peores momentos de la pandemia, sirvió para mantener a flote a la gran compañía aérea alemana, Lufthansa. Lufthansa, que llegó a registrar pérdidas por un millón de euros la hora, fue salvada por un plan del Estado valorado en 9.000 millones de euros.
#Uniper takes further steps to secure liquidity - negotiations on stabilization measures continue
— Uniper (@uniper_energy) 19 de julio de 2022
We have submitted an application for #stabilization measures to the German government after having fully utilized the existing #KfW credit facility.
More: https://t.co/2QfJC5xeFU
El salvamento de Uniper, la gran empresa con la que Alemania compra gas a Rusia, podría terminar siendo más costoso. Según ha trascendido, hasta 15.000 millones de euros ha puesto el Gobierno alemán sobre la mesa en su plan de rescate para la compañía energética, un plan que aún ha de recibir el visto bueno de las autoridades europeas.
Con este rescate, el Estado alemán pasaría, entre otras cosas, a poseer un 30% del capital de la firma, que hasta ahora parte del consorcio energético finlandés Fortum. Ese porcentaje permitiría al canciller Olaf Scholz y compañía tener derecho de veto en las decisiones estratégicas de Uniper.
Es precisamente porque Uniper resulta estratégica para Alemania que el Gobierno alemán no ha dudado en salvar a Uniper. “No había alternativa”, es uno de los mensajes con los que se viene a explicar en desembolso que le toca hacer al Ejecutivo germano para salvar a Uniper.
De hecho, Scholz, para justificar el rescate de Uniper, desempolvaba el pasado viernes la famosa frase de Mario Draghi cuando el italiano era presidente del Banco Central Europeo (BCE) y con la que empezó a ponerse fin a la crisis del euro. El 'Whatever it takes' o “lo que haga falta” que pronunciara Draghi para salvar al euro, Scholz lo parafraseaba así: “haremos lo que sea necesario y durante el tiempo que sea necesario”.
Uniper realiza el 60% de las compras de gas de Alemania
Uniper, no es una empresa cualquiera. En calidad de primer cliente del gigante ruso del gas Gazprom, Uniper también es “uno de los mayores proveedores europeos de gas” y “tiene lo necesario para desmontar las coordenadas básicas del sistema energético”, según la descripción de la empresa que ha dado el diario muniqués Süddeutsche Zeitung.
No en vano, el 60% de todas las importaciones de gas natural de Alemania las realiza Uniper. Así, “si el modelo de negocio de Uniper implosionara a causa de la guerra rusa [contra Ucrania, ndlr.], los efectos serían devastadores”, según justificaban en las páginas de ese diario el plan de rescate de Scholz.
La imagen de Uniper estos días recuerda, de hecho, a la de Lehman Brothers, colapsado banco de inversiones estadounidense en tiempos de la gran crisis financiera de 2007 y 2008. A diferencia de Lehman Brothers, a la que se dejó caer, Uniper se ha salvado y con ella también probablemente sus clientes, que son mayormente centros industriales, centrales energéticas y compañías municipales.
Dinero público y créditos del banco gubernamental KFW
A esos clientes, Uniper no ha trasladado el precio que actualmente está pagando la empresa energética por el costoso gas que compra. Uniper lleva meses comprando y vendiendo gas a pérdidas en un mercado energético perturbado por el uso armamentístico que está dando Putin al gas ruso, hidrocarburo del que Alemania se ha hecho dependiente por voluntad propia en las últimas décadas. La propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, denuncia que Rusia está usando el gas como “un arma” contra Europa.
En este contexto, la estimación de la dinámica de perdidas en la que ha entrado Uniper la haría registrar, entre mitad de junio y septiembre, 6.200 millones de euros. Al menos esas son las cuentas que ha presentado el CEO de Uniper, Klaus-Dieter Maubach.
Por eso ha terminado imponiéndose el rescate de Scholz. Ideado por Marcus Schenck, banquero con experiencia en el sector energético – tiene pasado en el gigante germano E-ON –, el rescate de Uniper ha adoptado la forma de ampliación de capital de casi unos 270 millones de euros que aporta el Estado alemán. En virtud ese dinero el Estado alemán pasa a entrar en el capital de la empresa con un 30%.
El rescate también contempla la apertura de las vías para obtener créditos a través del Banco de Desarrollo del Estado de la República Federal de Alemania (KFW, por sus siglas alemanas), una entidad gubernamental. A través del KFW Uniper podrá tener acceso a 7.000 millones de euros en créditos de dinero público. Pero la cantidad podría ser mayor si las pérdidas se siguen acumulando.
Uniper, en enero de este año: Rusia es proveedor “de absoluta confianza”
Esta eventualidad parece más que probable porque, a diferencia del último gran rescate empresarial realizado en Alemania, el de Lufthansa, aquel se realizó en un contexto de parón económico debido a la pandémica COVID-19 tras el cual la compañía aérea pudo reiniciar su negocio. El negocio de Uniper, sin embargo, está en seria crisis, del mismo modo que el “modelo de negocio” de Alemania.
Sobre todo, porque los días del abundante gas natural ruso barato ya es cosas del pasado. Para Uniper – pero para Alemania y Europa en general – esta realidad constituye un shock que a Scholz le toca absorber con cambios políticos en casi todas las direcciones.
No hay que olvidar que a escasas semanas del inicio de la ilegal invasión de Rusia contra Ucrania, Klaus-Dieter Maubach todavía decía al dominical teutón Frankfurter Allgemeine Sonntag que Rusia era “absolutamente de confianza” como proveedor de gas natural. Esas palabras, que prácticamente todas las élites alemanas podrían haber firmado antes de la guerra, no pueden haber envejecido peor.