El verano aún no ha acabado pero Scholz sabe que le espera un “otoño caliente” de protestas en Alemania


El canciller alemán Olaf Scholz y su gobierno registran cifras récord de descontento en las encuestas.
Desde la oposición, en los partidos de los extremos del espectro político, se promete sacar las protestas a la calle.
Con gesto visiblemente incómodo, el canciller Olaf Scholz ponía cara de circunstancias cuando, en el marco de los actos del día de puertas abiertas de la Cancillería Federal, celebrado el pasado domingo, dos mujeres semidesnudas gritaban contra la compra de gas ruso. “Embargo al gas ya”, podía leerse sobre los cuerpos descubiertos de las dos activistas.
Frauen protestieren oben ohne neben Scholz für Gasembargo https://t.co/ByJzwYHFzW pic.twitter.com/0XhStRiYRo
— WELT (@welt) 21 de agosto de 2022
MÁS
Esa imagen, recogida por la agencia de presa alemana Deutsche Presse Agentur (DPA), era la que el diario Bild consideraba en su edición de este lunes “la foto del día”. Ese periódico, el más leído de Alemania, hablaba de un “ataque desnudo” contra el canciller en el distrito del Gobierno.
Más que un ataque, sí que puede verse en el gesto de las activistas una materialización más del mucho descontento que está dejando el mandato de Scholz, quien no lleva ni un año al frente de la Cancillería Federal. Tras los 16 años de era Merkel, la vuelta de un socialdemócrata a la jefatura del Gobierno en Alemania, ha dejado, de momento, más descontento que otra cosa.
Buena parte de ese malestar se explica por las consecuencias de una tradicional política energética basada en la dependencia del gas natural ruso que se ha demostrado más que errónea una vez invadida Ucrania por el Ejército de Rusia.
Las activistas de torso desnudo que protestaban ante el incomodado Scholz pedían precisamente el cese de las importaciones de gas ruso. Este extremo es algo que aún no se plantean de verdad en Berlín porque, según dicen en el Ejecutivo teutón, de ese hidrocarburo sigue pendiendo la “paz social” en Alemania
En las élites alemanas reina un consenso según el cual Alemania, pese a la guerra de Rusia contra Ucrania, no debe asumir desde ya todas las responsabilidades por su dependencia del gas ruso.
— NIUS (@NiusDiario) 28 de abril de 2022
Informa @SmmEnBerlinhttps://t.co/EmM9OrdxfZ
Entre tanto, no es paz precisamente lo que inspira en la mayoría de los alemanes el Gobierno de Scholz. Desde el pasado mes de marzo, los sondeos de opinión dan una mayoría de personas descontentas con la labor del canciller. El dominical Bild am Sonntag, publicaba una encuesta en su última edición en la que hasta el 62% de los alemanes se decían “insatisfechos” con la labor de Scholz.
Su Gobierno, compuesto por una inédita coalición del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la formación de Scholz, el partido ecologista de Los Verdes y el de los liberales, el FDP, sólo al principio de la legislatura generó más satisfacción que insatisfacción.
65% de insatisfacción con el Gobierno de Scholz
Según los últimos datos presentados por el Bild am Sonntag, en la última encuesta sobre la percepción del Ejecutivo entre los alemanes a cargo del instituto INSA, el 65% de la población germana dice estar “insatisfecha” con Scholz y compañía en el Ejecutivo teutón. La coalición semáforo de Scholz nunca fue tan impopular.
Este ambiente repercute negativamente en los partidos del Ejecutivo, especialmente en el SPD. El partido de Scholz vuelve a figurar en los sondeos de intención de voto en el país como la segunda opción en el campo progresista, quedando por detrás de Los Verdes. Por su parte, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la principal formación de la oposición, ganaría las elecciones generales con un 28% de los votos si se celebraran hoy, según INSA.
De hecho, a la vista de los resultados de la última encuesta de ese instituto de estudios de opinión, el periódico berlinés Berliner Morgenpost señalaba con acierto que los partidos del Ejecutivo sólo suman un 48% de la intención de voto.
Scholz, en una “crisis de confianza”
Ahora bien, y peor aún para Scholz, si los alemanes eligieran hoy de forma directa al canciller, el socialdemócrata no saldría elegido para llevar las riendas del país.
Su vicecanciller y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, quedaría mejor que él en esa votación, con un 25% de los votos, mientras que a Scholz se le atribuye un 18%. También se imponía a Scholz en una votación así el conservador Friedrich Merz, líder de la CDU.
No sorprende, por tanto, que en el periódico conservador Die Welt señalaran en la portada de su edición de este lunes que el “canciller se encuentra en una crisis de confianza”. Tampoco sorprende que desde la bancada conservadora del Bundestag haya políticos como Mathias Middelberg, quien ha dicho al Die Welt que, en realidad, “no existe el liderazgo que Scholz ha prometido” al país.
Ultraizquierda y ultraderecha quieren organizar manifestaciones
En el partido izquierdista Die Linke, también de la oposición, sus líderes ya declaran tener intenciones de organizar movilizaciones contra las políticas del Ejecutivo.
“Queremos llevar a la calle protestas sociales para mover al Gobierno a realizar una política para la mayoría de la población y no sólo para las grandes empresas”, explicaba el co-presidente de Die Linke, Martin Schirdewan, en la edición de este lunes del diario berlinés Die Tageszeitung. Schirdewan es de los que llaman, a falta de un mes para que termine el verano, a que haya un “otoño caliente de protestas sociales”.
Este tono combativo del partido más escorado a la izquierda del espectro político alemán tiene su equivalente en la derecha. Porque en la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) también hablan de organizar grandes manifestaciones para protestar por la gestión de Scholz.
“Organizaremos una gran manifestación en Berlín y, por supuesto, también en las demás capitales de otros Länder”, ha dicho recientemente Tino Chrupalla, co-presidente de AfD, la cadena de televisión pública ZDF.
Dado el decidido tono con el que hablan en Die Linke y AfD, lo tiene difícil Scholz para contrarrestar las ganas de los políticos de los extremos del Bundestag de capitalizar el descontento mayoritario que inspira la acción de su gobierno. El canciller, a finales de la semana pasada, anunciaba la intención de sacar adelante un tercer paquete de medidas para frenar una inflación agravada por una crisis energética frente a la que Scholz no tiene solución. Al menos, no la tiene a corto plazo.