Industria y hogares alemanes redoblan su ahorro de gas para protegerse de la amenaza energética rusa


A partir de este jueves y hasta el próximo 28 de febrero se aplican medidas de ahorro energético en Alemania con las que el país busca evitar carestías de gas.
Dichas medidas incluyen límites en la calefacción de edificios públicos, piscinas públicas y privadas, la iluminación de edificios y escaparates.
Se añaden al notable ahorro registrado ya en el sector industrial.
El consumo de gas en Alemania, según las cuentas de la Agencia Federal de Redes, se ha reducido un 14% en los primeros siete meses de este año respecto a 2021. Es un ahorro que, por notable que parezca, aún está por detrás del compromiso de ahorro del 15% entre agosto y marzo de 2023 alcanzado en el marco de la UE.
También es menos ahorro del que quisieran ver en el Ministerio de Economía de Alemania, en manos del ecologista Robert Habeck, y desde el que dicen que “hay una gran necesidad de ahorro” para el país.
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Habeck y su ministerio quisieran ver en 2022 un ahorro del consumo de gas respecto del año pasado del 20%. Así podría evitarse con mayor seguridad un eventual escenario de carestía de gas, un hidrocarburo por el que en Berlín se había apostado a la hora de hacer posible la “descarbonización” del país.
El pasado me de abril, pasadas apenas unas semanas del inicio de la ilegal invasión de Rusia contra Ucrania, las palabras “ahorro” y “gas” ya se habían convertido en unas de las más usadas por Habeck en sus intervenciones públicas.
Ideas como evitar los baños y realizar duchas cortas a la hora de lavarse, cocer alimentos con la cantidad de agua que sea justa y necesaria, invertir en electrodomésticos eficientes o purgar los radiadores son sólo algunas de las iniciativas que se han convertido en asuntos recurrentemente tratados en el debate público. Habeck fue de los primeros en mencionar esas ideas. Pero, hasta ahora, se le podía ignorar. Ya no.
El ecologista Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía alemán, aparece como el político más popular de su país. Se le responsabiliza, por lo pronto, del buen momento de su partido.https://t.co/SebPeAcPUC
— NIUS (@NiusDiario) 23 de mayo de 2022
Desde este jueves primero de septiembre, en Alemania va a ser muy difícil hacer oídos sordos a cuanto Habeck pueda decir. De momento, parte de lo que eran en abril recomendaciones del vicecanciller y ministro de Economia ha pasado a convertirse en medidas de ahorro puestas en marcha en el país.
Medidas de ahorro energético que notará cualquier alemán
Por eso, por ejemplo, desde este jueves y hasta el próximo 28 de febrero Alemania cuenta con nuevas reglas de ahorro energético, entre las que figuran que los edificios públicos no tengan la calefacción a más de 19 grados. Son excepción las guarderías, escuelas y edificios del sistema sanitario.
A los negocios también se les imponen limitaciones, pues no podrán mantener siempre las puertas de los establecimientos abiertas de par en par. La iluminación de los escaparates también se limitará, no pudiendo estar encendida entre diez de la noche y seis de la mañana. Edificios públicos y monumentos van a dejar de estar iluminados si lo estaban antes por motivos puramente “estéticos”.
Quienes tengan piscina privada, por su parte, tendrán que saber que no podrán calentar el agua con gas o sistemas eléctricos y, entre otras cosas, quienes alquilen pisos tendrán que informar a los inquilinos del consumo de gas previsto, lo que costará y cómo pueden contribuir al ahorro energético. De todo el gas que consume Alemania, se estima que un 33% se emplea en calentar los hogares del país.
Con las medidas que han entrado en vigor en septiembre, parece estar claro que llega a todos los alemanes la prioridad del ahorro de la que Habeck lleva ya hablando meses. Al ecologista sí que parecían hacerle caso – seguramente porque les iba la vida en ello – en los diferentes sectores industriales del país.
“Alarmantes” parones de actividad industrial y planes de ahorro
De hecho, es el propio Habeck el que ha dejado dicho esta semana, según ha recogido el diario británico Financial Times, que entre las empresas alemanas ya se están registrando "alarmantes" parones en la producción. Esto se debe fundamentalmente a un gas natural que, al escasear dado el cierre del grifo operado por Putin, está alcanzando precios que, más que al ahorro, invitan incluso al cese temporal de actividad.
La industria alemana, como el país del canciller Olaf Scholz, vivió muy cómoda durante décadas pagando por el abundante y barato gas natural ruso. La guerra contra Ucrania, sin embargo, ha obligado a pasar página. De resultas, han dejado de ser excepción las grandes empresas alemanas que se alejan de ese gas natural ruso.
Por ejemplo, en Mercedes-Benz, la empresa del consorcio fabricante de coches Daimler, tienen la intención de reducir hasta en un 50% su consumo de gas, según recogía en su última edición de agosto la revista económica WirtschaftsWoche. Dicha publicación también daba cuenta de cómo la sección de productos de defensa el consorcio Airbus en Alemania quiere reducir un 20% su consumo de gas, mientras que Deutsche Bank quiere hacerlo en un 15%.
BASF el gigante alemán de la industria química, amenazado por la falta de gas ruso, en @NiusDiario. https://t.co/GZOp66hCPZ.
— Salvador Martínez Mas (@SmmEnBerlin) 11 de julio de 2022
Hay, sin embargo, más que declaraciones de intenciones de los actores económicos alemanes. De hecho, los hay que defienden que el ahorro del 14% de gas del que ha dado cuenta recientemente la Agencia Federal de Redes se explica mayormente por la decisión de los industriales de trabajar de manera más eficiente y por apostar por otras fuentes de energía.
Alemania, el país de la UE que más gas tiene que ahorrar
Un ejemplo de este cambio lo ha dado este verano la empresa especializada en productos químicos Evonik. Tiene sede en Essen (oeste germano) y emplea a algo más de 30.000 personas. Este mes de agosto la empresa afirmaba que iba a sustituir del mix energético en sus plantas alemana hasta un 40% gas natural por gas licuado de petróleo.
Evonik se ha convertido en un referente estos días para demostrar que en la industria alemana, por muy dependiente que fuera del gas natural ruso, puede tener éxito en diversificar sus fuentes de energía. Ahora bien, según el diario Süddeutsche Zeitung, el consumo Evonik sólo representa un 0,5% de todo el gas que emplea Alemania al año.
El país de Scholz es el que más tiene ahorrar gas de toda la UE. Se estima que la UE, con su plan de ahorro, quiere dejar de consumir 45.000 millones de metros cúbicos de gas. Buena parte de ese ahorro tiene que venir de Alemania, país que debería lograr él sólo un recorte en el consumo de 10.350 millones de metros cúbicos.