Medio siglo después, Alemania comienza a quitarse la losa de los atentados de Múnich-1972


El pasado 6 de septiembre de 1972, un atentado terrorista a cargo de un comando palestino acabó con once israelíes asesinados y un policía alemán muerto durante los Juegos Olímpicos de Múnich.
El 50º aniversario de la también conocida como “Masacre de Múnich” coincide con el inicio de lo que se ha descrito como un “proceso de curación” de una herida profunda en la relación germano-israelí.
Toda visita a Alemania de un presidente de Israel, por la trágica historia que comparten ambos países, reviste de especial importancia. Sin embargo, la visita que el jefe de Estado israelí, Isaac Herzog, ha realizado esta semana a Alemania tiene mucho de histórica.
Al menos así lo recoge aquí la crónica política, que lleva días recordando el trágico aniversario que se cumplía este lunes. A saber, los 50 años de la conocida como “masacre de Múnich”, un ataque terrorista de un comando vinculado al grupo palestino Septiembre Negro contra la delegación israelí en los juegos olímpicos que acogía la capital bávara en el verano de 1972.
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Deutschland wird auch weiterhin eng an der Seite Israels stehen. Es hat mich sehr gefreut und berührt, dass wir heute persönlich am 50. Jahrestag des schrecklichen Attentats bei den Olympischen Spielen in München über viele wichtige Themen miteinander sprechen konnten. https://t.co/GOcDU9PBYV
— Bundeskanzler Olaf Scholz (@Bundeskanzler) 5 de septiembre de 2022
En ese asalto murieron dos israelíes, Mosche Weinberg, entrenador de lucha, y Yossef Romano, halterófilo. Otros nueve israelíes fueron tomados como rehenes por el comando de terroristas, que pedían la liberación de 200 palestinos presos en Israel, la puesta en libertad de los terroristas alemanes Andreas Baader y Ulrike Meinhof, de la Fracción del Ejército Rojo (RAF, por sus siglas alemanas), además de provisiones y un avión con el que huir.
Terroristas y rehenes pudieron desplazarse en dos helicópteros desde el número 31 de la Connollystraße, donde se encontraba la delegación olímpica israelí, hasta el aeródromo de Fürstenfeldbruck, situado a proximidad de Múnich. Allí les esperó una fallida operación anti-terrorista que no hizo más que poner de relieve la falta de preparación de las autoridades alemanas.
Un plan fallido, falta de material y personal para hacer frente a una situación así en la policía alemana derivó en un tiroteo en el que todos los rehenes murieron.
Uno de los terroristas tuvo tiempo de lanzar dentro de uno de los helicópteros una granada de mano para matar a cuatro deportistas israelíes (Ze'ev Friedman, David Berger, Yakov Springer y Eliezer Halfin). Otro de los terroristas disparó a los rehenes del otro helicóptero (Yossef Gutfreund, Kehat Shorr, Mark Slavin, Andrei Spitzer y Amitzur Shapira). El policía alemán Anton Fliegerbauer también resultó muerto en el tiroteo, en el que fueron abatidos cinco de los ocho terroristas.
Una losa en la relación entre Alemania e Israel
Los otros tres atacantes fueron detenidos. No se les llegó a condenar porque, en octubre de ese año, en otra operación de terroristas palestinos, a saber, un secuestro de un avión de Lufthansa al que amenazaron con hacer explotar con el pasaje dentro, las autoridades alemanas decidieron liberar a los autores que quedaban con vida de la “Masacre de Múnich” a cambio dar por terminado sin víctimas el rapto de la aeronave de la compañía teutona.
Pero no es la gestión de ese secuestro, sino la que derivó en la “Masacre de Múnich” la que ha supuesto una pesada losa en las relaciones entre Alemania e Israel, según conviene en afirmar a NIUS Sven Felix Kellerhoff, historiador y periodista del diario Die Welt además de autor del libro Anschlag auf Olymplia: was 1972 in München wirklich geschah (Ed. wgb theiss, 2022) o “Ataque a las Olimpiadas: lo que realmente ocurrió en Múnich en 1972”.

“Lo que pasó es un peso para la relación entre Alemania e Israel, lo ha sido durante cincuenta años”, dice Kellerhoff. “Está claro que el Estado alemán se ha comportado mal en este caso desde el canciller Willy Brandt, pasando por Helmut Schmidt, Helmut Kohl, Gerhard Schröder, Angela Merkel, o ahora Olaf Scholz. Alemanes como yo sufrimos a la hora de ver este comportamiento de las autoridades del país”, abunda.
Tras medio siglo, el presidente alemán pide perdón
Él aprueba el discurso que daba este lunes el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, en el que, por primera vez, el más alto representante del Estado germano pedía perdón por la catastrófica gestión del ataque de los terroristas palestinos contra la delegación israelí. “Le pido perdón como jefe de Estado de este país y en nombre de la República Federal de Alemania”, se escuchó decir a Steinmeier junto a su homólogo israelí este lunes, en los actos conmemorativos de la “Masacre de Múnich”.
München, fünfzig Jahre danach, am 5. September 2022: pic.twitter.com/ejlXQReGOb
— Cerstin Gammelin (@BPrSprecherin) 5 de septiembre de 2022
“Perdón por la falta de protección de los atletas israelíes en el momento de los Juegos Olímpicos de Múnich, por la falta de esclarecimiento posterior, y por lo que pudo ocurrir y lo que ocurrió”, abundaba Steinmeier. A sus disculpas se sumó las del presidente de Baviera, Markus Söder, quien reconoció la falta de preparación de la policía para hacer frente al ataque terrorista.
Estas afirmaciones han estado precedidas de un comportamiento que Kellerhoff entiende impropio de un país como Alemania, corresponsable en la muerte de las doce personas que terminó llevándose para siempre aquel atentado. “Los responsables del atentado son los terroristas. Pero la República Federal de Alemania cometió errores y estoy a favor de que la gente que cometen errores se ocupe de ellos. Y esto no lo ha hecho Alemania en medio siglo. Lo han ido aplazando, por decirlo con cautela”, según Kellerhoff.
“El inicio de un proceso de curación”
A su entender, la presión internacional que ha ejercido Ankie Spitzer, una de las representantes de las once familias afectadas, ha terminado en esa petición de disculpas alemana por lo ocurrido. Entre las demandas de las familias también figura una indemnización cuya negociación se ha eternizado.
A falta de unos días para el 50º aniversario, trascendía un acuerdo sobre la cifra de 28 millones de euros, 20 millones a cargo del Estado federal y ocho millones a pagar entre Baviera y la ciudad de Múnich. La capital bávara era la responsable de la seguridad de los participantes de los Juegos Olímpicos de 1972.
Los responsables de seguridad dedicaron menos de 2 millones de euros a la seguridad en un dispositivo que ha pasado a la historia por un personal que “debía estar desarmado, ser discreto y no buscar la confrontación”, según se lee hoy en la Encyclopædia Britannica.
“Si el acuerdo anunciado entre el Estado y las familias representa una oportunidad, eso es algo que aún no sabemos, pero puede que lo sea”, plantea Kellerhoff. Su prudencia coincide con la del editorial que publicaba este martes el Süddeutsche Zeitung, diario generalista y referente informativo nacional editado en Múnich. “Tras las pasadas heridas de hace 50 años”, concluía dicho texto, ese acuerdo y el perdón solicitado por Steinmeier y compañía “pueden ser el inicio de un proceso de curación”.