El ministro de Energía alemán, de potencial sucesor de Scholz a estar contra las cuerdas


El vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, el político ecologista Robert Habeck, está en el centro de todas las críticas en su país.
En un programa de televisión, Habeck dijo esta semana que no esperaba “insolvencias” debido a la crisis energética. Pero sí se imaginaba que haya gente se prive de hacer compras y que haya sectores que “dejen de producir”.
Al vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, el ecologista Robert Habeck, parecía que le iba mejor que a ningún otro político en su país. Figura entre los más apreciados por la opinión pública, seguramente por lo mucho que ha estado explicando la situación energética de su país.
Él es el principal responsable de que Alemania logre seguridad energética en estos tiempo de una crisis que afecta sobre todo a los germanos por la dependencia del gas ruso. Habeck ha brillando tanto en la presentación de su búsqueda de alternativas a ese hidrocarburo que se llegó a decir en diarios conservadores como el Die Welt que él era el “canciller en la reserva”.
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Robert Habeck, der Reservekanzler https://t.co/NjbVg4kC4X pic.twitter.com/YDtnQKqNw9
— WELT (@welt) 20 de mayo de 2022
Esa expresión data del mes de mayo. En tres meses, sin embargo, Habeck ha pasado a una posición más bastante más incómoda. De hecho, esta semana ha debido hacérsele especialmente larga dada la “debacle comunicativa” que protagonizó esta semana en una entrevista en el programa de la televisión pública ARD que dirige la periodista Sandra Maischberger.
Con esos términos se calificaba en el diario berlinés Der Tagesspiegel la intervención de Habeck en la que, preguntado si contaba que la crisis generada por el alza de los precios de la energía iba a generar una hola de insolvencias en Alemania, el ministro de Economía respondía con una peculiar negativa.
“No, no cuento con ello”, dijo. Pero “me puedo imaginar que determinados sectores dejen de producir”, abundaba Habeck antes de añadir que la actual retención del gasto que se observa en los consumidores no significa “automáticamente” que vayan a declararse insolventes las panaderías, floristerías y tienda de cosas con la etiqueta de “bio” que dejan de vender sus productos.
.@BMWK-Chefe Robert #Habeck auf die Frage @maischberger, ob er eine #Insolvenzwelle auf die 🇩🇪Wirtschaft zukommen sieht: Nein! Insolvenzen sehe er nicht. Er könne sich aber vorstellen, dass „bestimmte Branchen einfach mal aufhören, zu produzieren ... oder zu verkaufen." pic.twitter.com/LrvJElTBCb
— NachDenkSeiten (@NachDenkSeiten) 7 de septiembre de 2022
Las declaraciones de insolvencia ya están al alza
Habeck afirmaba que no pensaba en una ola de declaraciones de insolvencias pese a reconocer que sí se podía imaginar que, dadas las circunstancias, “muchos negocios no sean rentables y tengan que parar”. “Puede que luego vuelvan a abrir, entonces no estamos ante una insolvencia clásica”, según Habeck.
Esas palabras le han puesto en el centro de todas la críticas en Alemania. En palabras del semanario Die Zeit, una publicación afín a la sensibilidad política de Los Verdes, Habeck, en el debate público, ha pasado de ser “el favorito”, a ser “el acosado”.
Las insolvencias en sentido clásico ya se están dando más de lo normal. Así parece según los cálculos recientes de economistas del Instituto Liebniz para la Investigación Económica de Halle (IWH, por sus siglas alemanas), que daban cuenta de un 26% de crecimiento del número de personas y sociedades mercantiles que se han declarado insolventes respecto del año pasado.
En agosto totalizaron 718, según recogía los datos del estudio del IWH el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. En dicho diario se preguntaban esta semana, de hecho, si no había debido al alza de precios de la energía una “amenaza de desindustrialización” pesando sobre el país.
La resistencia de los panaderos
Haber mencionado a los panaderos en sus explicaciones televisivas es algo que no parece haber servido la causa al vicecanciller ecologista de Alemania. Entre otras cosas, porque los panaderos alemanes no se han quedado mudos y se han mostrado molestos con Habeck. La Asociación Central de la Panadería de Alemania reaccionaba, por ejemplo, interpelando en redes sociales al ministro de Economía y vicecanciller.
Herr Minister,
— ZV Bäckerhandwerk (@Baeckerhandwerk) 7 de septiembre de 2022
meinen Sie das Ernst? Wenn Bäcker nicht mehr produzieren, ruht einfach der Betrieb? Löhne, Verträge laufen weiter, man wischt mal kurz durch, und wenn der Krieg vorüber ist, laufen die Öfen wieder an??#Alarmstufe_Brot #Maischberger #Habeck #nachhilfefürminister pic.twitter.com/QNfU0st6m4
“¿Habla en serio? ¿Cuándo los panaderos dejan de producir, el negocio simplemente se detiene? ¿Los salarios, los contratos continúan, se hace borrón y cuenta nueva y, cuando la guerra termina, los hornos vuelven a ponerse en marcha?”, preguntaron desde dicha organización sectorial, aludiendo a la ilegal invasión de Rusia contra Ucrania y recuperando una de las frases más llamativas de Habeck en televisión. A saber: “Y entonces [los panaderos, ndlr.] no son insolventes, pero tal vez dejen de vender”.
En este contexto, el diario Bild, el más leído del país, presentaba esta semana en sus páginas la “resistencia” de los panaderos contra Habeck. “Lo que dice Habeck, es una locura. Si no hago pan, me arruinaré. Tengo que pagar 5.000 euros al mes sólo de alquiler. Tengo miedo de que las pequeñas panaderías desaparezcan”, decía Lars Michael Kürschner, uno de los panaderos consultados por dicho diario.
La crítica de los panaderos no ha sido la única. Es más, a Habeck se le viene criticando por la forma en la que ha llevado al país a considerar la energía nuclear, en el actual contexto, sólo una solución de emergencia hasta mediados de abril de 2023. Esa decisión, aunque sea pragmática para los estándares de Los Verdes, no convence a la oposición conservadora, ni tampoco en el FDP, formación que integra la coalición a tres bandas entre ecologistas, liberales y socialdemócratas que dirige Olaf Scholz.
Habeck promete un “paracaídas de rescate” para proteger a las compañías
Pero tal era la estupefacción que dejaron las palabras televisivas de Habeck que este viernes era noticia que el presidente del Instituto para la Investigación Económica (DIW, por sus siglas alemanas), Marcel Fratzscher, declarase que “las palabras de Habeck eran acertadas”.
“Los cierres temporales en el sector de la hostelería no son infrecuentes”, recordaba Fratzscher, al tiempo que señalaba que “algunos hoteles tendrán que cerrar en invierno porque los clientes se quedarán fuera (mucha gente viajará menos al tener mayores costes) y los costes aumentarán masivamente (ejemplo: la energía)”.
Puede que el ejemplo de la hostelería convenga a la criticada lógica de Habeck. Ahora bien, eso no significa que los panaderos vayan a estar contentos con las palabras del vicecanciller ni, de hecho, que Fratzscher esté plenamente satisfecho con las afirmaciones del también ministro de Economía.
Según el presidente del DIW, el mayor error de Habeck consistió en no hablar en televisión de la posibilidad de que el Estado salga en ayuda de los sectores afectados por la crisis que imponen los altos costes de la energía. “Se puede criticar que no haya hablado de las medidas estatales que se pueden aplicar en estos casos. Pero es bastante prudente no hacerlo en vista de la incertidumbre actual”, según Fratzscher.
"Wir werden einen breiten #Rettungsschirm aufspannen, so dass vor allem die kleinen und mittleren Unternehmen darunter Schutz finden." - Bundesminister #Habeck heute im #Bundestag #KMU pic.twitter.com/3IX58Ma8Mv
— Bundesministerium für Wirtschaft und Klimaschutz (@BMWK) 8 de septiembre de 2022
Tras la “debacle comunicativa” en la ARD de Habeck, el propio ministro de Scholz corrigió a finales de semana cuando trajo al debate medidas de los poderes públicos para proteger de la crisis a las empresas alemanas. El jueves, de hecho, Habeck anunciaba en el Bundestag que el Gobierno abrirá un “paracaídas de rescate” para proteger de la crisis a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas firmas del país.
Está por ver qué forma adopta ese paraguas, si servirá para proteger a las empresas que más sufren en esta crisis y si, en último término, Habeck hace las paces con los panaderos y compañía.