Un ahorro de 25 euros al mes por cada europeo: las cuentas de las medidas propuestas por Bruselas


Von der Leyen cifra en 140.000 millones los ingresos: 117.000 por limitar los beneficios de las eléctricas y 23.000 por un impuesto a las petroleras
La Comisión plantea limitar ingresos por un lado y reducir los beneficios extraordinarios, por otro
El Gobierno español podrá mantener su propio impuesto. La Comisión Europea asegura que “los Estados miembros son libres de aplicar una tasa mayor"
La fiesta de libre mercado eléctrico acabó cuando los tanques rusos cruzaron la frontera ucraniana. Tras arrastrar los pies, la Comisión Europea cede a la presión de los gobiernos y al temor a un estallido social este otoño en casi toda Europa si las facturas de la luz y la calefacción se disparan. Bruselas mete mano.
Siguiendo las instrucciones de los ministros de Energía, la Comisión presenta ahora su plan para intervenir en el mercado energético europeo porque la liberalización lanzada en los años 90 ha terminado por mostrar sus costuras. Vuelve el intervencionismo estatal, como en cada crisis. Este miércoles se supo que Alemania planea ya la nacionalización de su principal gasística, Uniper.
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El plan de la Comisión propone un límite temporal a los ingresos de los productores “inframarginales” de electricidad. Son los que no usan gas para generar electricidad, como la nuclear, las renovables o las hidroeléctricas. Bruselas entiende que “están teniendo beneficios excepcionales mientras tienen costes operativos estables”. Ese tope será de 180 euros el MWh. Es un límite que multiplica por entre cuatro y cinco lo que ganaban en tiempos normales, por lo que seguirán teniendo beneficios “caídos del cielo”, pero menores a los que tuvieron en los últimos meses.
- Los ingresos de la medida, cerca de 117.000 millones calcula la Comisión, serán recuperados por los gobiernos “para ayudar a los consumidores a reducir sus facturas”.
- Bruselas anima a los gobiernos a llegar a acuerdos bilaterales para compartir parte de ese dinero recuperado por el Estado donde se produce la electricidad en beneficio de los consumidores del Estado donde se usa.
La Comisión también plantea ya el impuesto a las eléctricas pero no lo llame usted impuesto sino “contribución al exceso de beneficios” para los sectores que no verán topados sus ingresos con el esquema anterior. Pronóstico de recaudación: 25.000 millones.
- Son las empresas de petróleo, gas, carbón y las refinerías. Los Estados lo cobrarán ya este año. Si los ingresos de la empresa en cuestión son un 20% superiores a los de los últimos tres años no pagará ese impuesto. Y pagará un 33% de todo lo que supere ese límite. Siempre y cuando sus malabarismos contables no consiga disimular los aumentos de beneficios.
Las cuentas de la Comisión
La Comisión calcula que con estas dos medidas de intervención, límite de ingresos e impuesto a otras energéticas, se puede llegar a 140.000 millones de euros al año.
- Son algo más de 300 euros por residente en la Unión Europea ó 25 euros al mes.
Pero es eso, una estimación basada en los precios actuales del gas en los mercados mayoristas y en los beneficios esperados de las eléctricas. Una estimación que se podría tildar de muy optimista si esto fuera una pieza de opinión. Además, es un impuesto one-off, la expresión inglesa para decir que sólo se cobrará una vez. En octubre de 2023 se revisará la situación y se podrá eliminar.
El Gobierno español podrá mantener su propio impuesto. La Comisión Europea asegura que “los Estados miembros son libres de aplicar una tasa mayor en el caso de que ya hubieran introducido una contribución, tasa o impuesto”.
El dinero recaudado será finalista, deberá dedicarse a reducir las facturas de los consumidores de energía, “en particular los hogares vulnerables, las empresas más dañadas por la crisis energética y las industrias intensivas en energía”. Pero Bruselas abre la puerta a que los Estados miembros puedan usar parte de ese dinero para financiar proyectos transfronterizos que entren en los objetivos del plan REPowerEU o para financiar medidas que protejan empleos y promuevan inversiones en energías renovables y eficiencia energética.
Lo único que deja por ahora el plan de la Comisión Europea es el tope al precio del gas importado. La bronca entre los gobiernos es demasiado grande para incluirlo: unos no lo quieren, otros quieren que sea sólo al ruso, otros quieren que sea a todo el gas importado. Salomón Von der Leyen decidió que no sea por ahora a ninguno.