Von der Leyen se pliega a Berlín y no propone limitar el precio del gas importado


Bruselas cree que es posible aplicar la “excepción Ibérica” en cualquier país de la Unión Europea siempre y cuando sus ciudadanos lo paguen
Hoy se celebra el Consejo de Ministros de Energía de la Unión con división entre los 27 países
Bruselas defiende así la tesis del Gobierno alemán contra la de 15 gobiernos, entre ellos el español, el francés y el italiano
La Comisión Europea no quiere que el bloque limite el precio del gas importado. El Ejecutivo de Úrsula Von der Leyen propondrá este viernes a los ministros de Energía que no se fije un precio máximo al gas que Europa importa. Defiende así la tesis del Gobierno alemán contra la de 15 gobiernos, entre ellos el español, el francés y el italiano, que habían pedido por carta este miércoles que sí se aprobara ese precio máximo. Los embajadores de los 27 escucharon la noche del miércoles a la directora general de Energía de la Comisión, Ditte Juul-Jørgensen. La alta funcionaria les explicó qué entraba y qué no entraba en el paquete que la comisaria de Energía Kadri Simson presentará este viernes a los ministros. En cuanto vieron que no entraba el tope al gas le llovieron las críticas, según confirmaron a NIUS fuentes diplomáticas. Lo que presentará la Comisión a cambio es una propuesta para hacer compras de gas conjuntas.
El argumento alemán, que defiende también la Comisión Europea, alega que fijar un precio máximo al gas pondría en peligro los suministros a Europa pues los metaneros irían a Asia. Lo que proponían los 15 países que firmaron la carta del miércoles evitaba ese efecto porque pretendían pagar siempre por encima de lo que Asia paga por el gas, pero por debajo de lo que se está pagando ahora.
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La propuesta de la Comisión de hacer compras conjuntas choca también contra el mismo argumento alemán. Si se hacen compras conjuntas, ¿quién decide a dónde va el gas si no hay suficiente para toda la demanda actual? La Comisión reconoce que haría falta una entidad a nivel europeo, neutral y por ahora inexistente, que tomaría esa decisión. Es decir, que podría darse el escenario en el que las industrias alemanas se quedaran sin gas y cerraran en invierno para que hogares búlgaros tuvieran calefacción.
O en palabras de la Dirección General de Energía de la Comisión Europea: “Tal medida requeriría una decisión política de antemano sobre el método para repartir el gas a los Estados miembro y el criterio a usar para hacerlo”. Se debe a que la Comisión considera que un límite a lo que se paga por el gas afectará también al mercado de gas intra-europeo. Bruselas argumenta que ahora mismo los países europeos se aseguran gas comprando a otros países europeos y pagando un extra. Un precio uniforme eliminaría, estima la Comisión, el incentivo para las ventas intra-europeas si no hay suficiente suministro.
Berlín considera que esa intervención en el mercado no le interesa. Prefiere que sean las fuerzas del mercado las que vendan el gas dónde prefieran. Es decir, a quien más pague por él. Eso haría, en caso de suministro insuficiente para cubrir la demanda, que los países europeos compitieran entre ellos por el gas. ¿Quién podría pagarlo? El que tenga los cofres llenos y pueda subvencionarlo a sus empresas: Alemania, los escandinavos, Países Bajos. La Comisión Europea sí acepta proponer otra medida que le habían pedido varios gobiernos, entre ellos el francés. Se trata de permitir que cualquier Estado miembro aplique un sistema como el español y portugués (la “excepción ibérica”) para desacoplar el precio del gas del precio de la electricidad.
Los hogares franceses tienen limitado el recibo de la luz por decreto gubernamental. Las pérdidas por lo que no cubren las asume el Estado en forma de deuda pública: 29.000 millones este año y, según el borrador de Presupuestos, 45.000 millones de euros en 2023.
La industria francesa no tiene en muchas ocasiones esa ventaja. Los productores de aluminio pidieron a la Comisión que intervenga contra los productores españoles de aluminio. Los españoles, beneficiados por el “tope al gas” están vendiendo aluminio a empresas de construcción francesas. Bruselas cree que es posible aplicar la “excepción Ibérica” en cualquier país de la Unión Europea siempre y cuando el coste de hacerlo recaiga en los sistemas eléctricos nacionales. Este viernes habrá bronca. Los ministros habían pedido a la Comisión hace dos semanas que viniera mañana con propuestas, entre otras cosas, para limitar el precio del gas. Salvo sorpresa este jueves no estará esa propuesta sobre la mesa.