Los 27 aprueban paliativos, no una cura para un mercado eléctrico roto


Bruselas acuerda un recorte (voluntario) del consumo eléctrico del 10% de aquí a finales de marzo del próximo año y (obligatorio) del 5% en las horas pico
De fijarse un precio máximo para el gas e igual para toda la UE, en caso de insuficiencia de suministro habría que decidir políticamente a dónde iría el gas disponible
La excepción ibérica sirve a España porque el consumo de electricidad es mucho mayor que el de gas, en otros países, como Bélgica, es al revés
A la tercera no fue la vencida. Los ministros de Energía de los 27 Estados miembro de la Unión Europea, reunidos el viernes en Bruselas, no consiguieron romper el nudo gordiano que dispara los precios de la energía y que genera inflación, malestar social y pone a miles de empresas contra las cuerdas. No fue suficiente ni el malestar social, ni la espiral inflacionista en parte generada por la energía ni las advertencias de la patronal europea Business Europe, que ayer mismo decía que hay “un riesgo inminente de parón de miles de empresas europeas”, incapaces de hacer frente a las tarifas de la electricidad y el gas.
Ciertamente aprobaron medidas paliativas y urgentes. Habrá un recorte (voluntario) del consumo eléctrico del 10% de aquí a finales de marzo del próximo año y (obligatorio) del 5% en las horas pico.
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Habrá también dos medidas con las que Bruselas estima recaudar hasta 140.000 millones de euros para aliviar los recibos de la luz. La primera es un impuesto extraordinario a las empresas energéticas que se aprovechan de los precios de la energía para multiplicar sus beneficios sin que se hayan multiplicado sus costes.
Límite de 180 euros/MWh
Los gobiernos tienen libertad para mantener sus impuestos ya aprobados con la única condición es que recauden al menos lo mismo que hubieran recaudado siguiente el marco europeo. España podrá mantener el suyo o adecuarlo para que grave beneficios y no ingresos porque el pacto europeo añade un punto por el que las empresas no podrán usar los créditos fiscales para evitar esa nueva imposición fiscal.
El resto del dinero vendrá de limitar a 180 euros lo que se paga por megavatio a las plantas que no utilizan gas (nucleares, renovables, hidroeléctricas). Esos 180 euros son una guía, los gobiernos pueden modificarla al alza o a la baja según sus circunstancias nacionales. Si España mantiene sus políticas será a la baja. 140.000 millones en un año es un parche. Según un análisis del centro de estudios económicos de Bruselas ‘Bruegel’, los 27 llevan gastados en un año casi 500.000 millones de euros en aliviar facturas.
Poco más porque no hay acuerdo para ir al origen del problema, la subida del gas en los mercados mayoristas y cómo el sistema de formación de precios del mercado eléctrico europeo hace que el precio del gas contamine a todo el mercado. De ahí la reacción de Teresa Ribera, que tras la reunión dijo sentirse “decepcionada”.
La Comisión Europea hace oídos sordos
15 países, entre ellos España, habían recordado el miércoles a la Comisión que este viernes esperaban una propuesta formal para imponer un precio máximo al gas que Europa importa. De cualquier proveedor. La Comisión, en un asunto en el que sus movimientos parecen dictados desde Berlín, hizo oídos sordos y no presentó más que un análisis de los problemas que causaría esa medida. Fuentes comunitarias contaban el jueves que el Gobierno alemán no quería ni ver la propuesta en la mesa de los ministros porque si llegaba hasta ahí sería mucho más difícil de derrotar.
Von der Leyen cumplió, dijo NEIN y la comisaria de Energía, Kadri Simson, sólo propuso un límite máximo a lo que se paga por el gas ruso. Es una solución que cuando estalló la guerra hubiera tenido algún sentido porque entonces el gas ruso era más del 40% del gas que importaban los 27. Pero hoy es menos del 9%, por lo que su impacto sería muy limitado.
Berlín… perdón, la Comisión Europea argumenta que si se impone un precio máximo al gas se puede provocar que los metaneros vayan a otros destinos, principalmente a Asia. La carta de los 15 pedía que Europa pagara un poco por encima de lo que paga Asia para evitar ese efecto. La Comisión hizo oídos sordos.
Posibles medidas para reducir el precio de las facturas
También argumentaba el Ejecutivo europeo que de fijarse un precio máximo e igual para toda la UE o si se hacían compras conjuntas, en caso de insuficiencia de suministro habría que decidir políticamente a dónde iría el gas disponible. ¿A calentar un hogar en Rumanía o a alimentar una empresa química en Alemania? Eso hubiera obligado a montar deprisa y corriendo una entidad neutral pero con un poder brutal porque decidiría quién recibiría gas y quién no. Los países que se pueden permitir pagar los precios actuales y subsidiar los recibos (Alemania, Países Bajos, los escandinavos) estaban contra la idea. También algunos del este (Chequia, Eslovaquia, Hungría, Austria), que son los únicos que siguen recibiendo gas ruso.
La otra medida que podría reducir las facturas sería una europeización de la excepción ibérica. Pero varios gobiernos alegaban que no les servía de mucho. Bélgica es uno de ellos. La excepción ibérica sirve a España porque el consumo de electricidad es mucho mayor que el de gas. En Bélgica es al revés. De 200 euros de un recibo, aproximadamente dos tercios son por gas (calefacción y agua caliente) y un tercio por electricidad. El país usa muy poco o ningún gas para generar electricidad, por lo que el precio del megavatio muchos días no está contaminado por el precio del gas. En cambio la inmensa mayoría de las calefacciones son a gas.
La Comisión propuso el viernes otras medidas paliativas que podrían considerarse incluso ingenuas, como “negociar con suministradores fiables” precios razonables. Los gobiernos consiguieron extraer de la comisaria Simson el compromiso de trabajar para intervenir el mercado del gas. Pero Berlín tampoco quiere.