La industria alemana del automóvil, ajena a las tensiones entre la UE y Orbán


Grandes firmas de la poderosa industria del automóvil de Alemania, como BMW, Mercedes-Benz o Audi tienen en Hungría uno de sus puntos fuertes para la producción.
Estas empresas alemanas parecen ajenas a la deriva que enfrenta al Gobierno del primer ministro Viktor Orbán con la Unión Europea.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tiene tantos problemas con la Unión Europea (UE) que estos días se está jugando, entre otras cosas, fondos comunitarios por no menos que 7.500 millones de euros. “Deficiencias y debilidades en la contratación pública e irregularidades sistemáticas”, según han señalado en Bruselas, explican este último capítulo de la tensión que ha marcado la complicada relación entre las instituciones europeas y el jefe del Gobierno húngaro.
No en vano, recientemente, en el Parlamento Europeo se ha aprobado una resolución según la cual Hungría ha dejado de ser una “democracia plena” porque se ha convertido en lo que han llamado “régimen híbrido de autocracia electoral”. En el prestigioso Índice de la Democracia que elabora el think tank británico Economist Intelligence Unit, Hungría, desde 2006, ha visto cómo “su puntuación en materia de democracia no ha dejado de erosionarse”.
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Estas circunstancias, sin embargo, no han impedido al país de Orbán el forjarse una mejor reputación entre las empresas alemanas. Grandes nombres de la economía germana como Bosch, ThussenKrupp, Continental o Knorr-Bremse lleva ya años presente allí. Entre 2015 y 2018, las empresas germanas creaban ellas solas del orden de 17.000 empleos, según las cuentas de la radio-televisión pública del este alemán MDR.
Pero esas compañías no son las únicas que se han interesado por las condiciones económicas que han contribuido a crear los años de Orbán en el poder. La industria alemana del automóvil es una de ellas y quizá la más emblemática del país del canciller Olaf Scholz. Referentes de este sector germano tienen una arraigada presencia en Hungría.
Audi, firma del Grupo Volkswagen, y Opel, nombre alemán integrante del grupo automovilístico internacional Stellantis, llegaron a Hungría en los años 90, en tiempos del colapso económico que trajo la caída del comunismo, mucho antes de que Orbán llegara al poder en 2010.
Dos años antes de la llegada al poder del que es seguramente el más díscolo de los líderes de la familia europea, Mercedes-Benz abría un centro de producción en la ciudad Kecskemét. Actualmente da trabajo allí a 4.700 personas, según las cuentas de la firma alemana.
La más reciente de las inversiones millonarias que ha hecho una empresa automovilística alemana en Hungría es la de BMW, compañía bávara que en 2018 decidió emplear unos 1.000 millones de euros para levantar un centro de producción en la ciudad de Debrecen. La idea es que a partir de este año BMW dé trabajo allí a 1.000 personas. Dicen en BMW que esa fábrica será "la primera fábrica de vehículos sin CO2".
Bienvenidos a la BMW iFACTORY, porque la Neue Klasse necesita una nueva forma de fabricación, y esa arranca en la planta en Debrecen (Hungría), que será será la primera fábrica de vehículos sin CO2, una planta Flexible, Sostenible y Digital. #bmwi #bmwgroup pic.twitter.com/d8LyaECkai
— BMW Group España (@BMWGroupEspana) 17 de mayo de 2022
Un país “típicamente europeo”, con impuestos y salarios bajos
“Pese a sus esfuerzos por tener vínculos con Rusia y China, lo cierto es que Hungría en términos económicos sigue siendo un país muy europeo, y las empresas alemanas tienen aquí un papel importante”, dice a NIUS István Hegedüs, presidente de la Sociedad Europea de Hungría, un think tank europeísta con sede en la Budapest. “Las empresas alemanas están dando mucho trabajo en todo el país, a lo que hay que añadir inversiones y aportaciones de mucho know-how”, abunda.
A Hegedüs, una voz crítica con Orbán, no se le escapa que las firmas alemanas se estén aprovechando la “política fiscal” del país. El impuesto de sociedades en Hungría está actualmente en el 9%, algo que supone “una ventaja para Hungría frente a al competencia internacional”, según Hegedüs.
Para BMW, pero seguramente también para el resto de firmas del sector del automóvil teutón, también juega a favor de las inversiones en Hungría la cercanía del país de Orbán. No en vano, Múnich, donde tiene su sede la firma bávara, está a una hora y media en vuelo directo de Debrecen, la apuesta de futuro que ha hecho BMW en el país de Orbán.
La “mano de obra cualificada”, más barata que la de Alemania, también suele aparecer como argumento para explicar por qué la industria del automóvil teutona llegó para quedarse en Hungría en los años noventa.
En Audi dicen: “como empresa nos mantenemos neutrales políticamente”
Además, el país dispone de una “sólida red de proveedores” que también resulta esencial para abastecer de piezas a los centros de producción de los BMW, Audi y compañía, según reconocían recientemente al diario alemán Der Tagesspiegel desde la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA, por sus siglas alemanas).
El periodista Simon Hage, reportero económico del semanario Der Spiegel, explica a NIUS el estado de la industria del automóvil
— NIUS (@NiusDiario) 13 de junio de 2022
✍🏼 Lo cuenta @SmmEnBerlin https://t.co/eDaawo9dj4
A buen seguro que en BMW también han jugado un papel en su decisión de levantar un centro de producción en Debrecen las ayudas millonarias que ha recibido del Estado húngaro la empresa alemana. Esas ayudas las cifraba en 38 millones de euros el Der Tagesspiegel, que ha recogido la visión apolítica con la que las grandes firmas del sector del automóvil de Alemania se toman su presencia en el país de Orbán.
“Por favor, entiendan que nosotros como empresa nos mantenemos neutrales políticamente”, decían, por ejemplo, desde Audi, a dicho diario generalista editado en Berlín.
En Hungría, la política no es importante para las empresas alemanas
“En general, la política en Hungría no está siendo importante para las empresas alemanas. Pero es que las empresas no actúan ni tampoco tienen por qué actuar como políticos, sino que actúan como inversores. Lo que quieren hacer es conseguir beneficios”, plantea Hegedüs desde Budapest.
“Las empresas alemanas están siguiendo una lógica puramente económica. Se podría decir que los inversores tendrían que tener una mayor concienciación, pero, en general, lo que está pasando con Hungría no tiene que ver mucho con las inversiones alemanas”, agrega.
Tampoco se puede decir que las élites políticas alemanas, al menos en los años de Angela Merkel en el poder, buscaran especialmente el enfrentamiento con Orbán pese a la problemática deriva que ha tomado para las instituciones europeas del Gobierno húngaro. “Merkel no fue lo suficientemente fuerte en la crítica al régimen de Orbán”, señala Hegedüs. “Pero, por su línea política, Merkel era moderada, ella quería tratar de lograr consensos, lo que para Hungría fue un error”, añade este experto.
Ajenas a la política, las empresas automovilísticas alemanas, sin embargo, han multiplicado su capacidad de producción en Hungría en la última década. No en vano, el sector producía por valor de 24.000 millones de euros en 2021, según las cuentas del Ejecutivo magiar. En total, 150.000 personas trabajan en Hungría de un sector del automóvil que lleva ya tiempo sirviendo de crucial apoyo para los grandes fabricantes de coches alemanes.