Menos impuestos, más deudas y tope al gas con un fondo especial: la vía que dibuja Scholz a la crisis energética en Alemania


La semana pasada, el canciller Olaf Scholz y sus vicecancilleres, el liberal Christian Lindner y el ecologista Robert Habeck, presentaban la creación de fondo dotado de 200.000 millones de euros con el que financiar el tope al precio del gas.
La política del Gobierno alemán frente a la crisis generada por el alza de los precios energéticos y la guerra contra Ucrania pende de intensos debates internos en el seno de los tres partidos del Ejecutivo. En esa política, de momento, prima la máxima menos impuestos y más deudas.
Hasta finales de la semana pasada, a la tasa al gas en la que había pensado el vicecanciller y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, para ayudar a las empresas del negocio gasístico en Alemania le pasaba lo que a la música jazz según la mítica frase atribuida al genio estadounidense Frank Zappa: “no está muerto, pero huele raro”. El pasado jueves se confirmó que la medida de Habeck, en realidad, estaba muerta.
El pasado jueves, el canciller Olaf Scholz, Habeck, y el ministro de Hacienda, el vicecanciller y líder de los liberales del FDP, Christian Lindner, salían en rueda de prensa para presentar cómo ayudar a que bajen los precios de la energía. No será con una tasa, sino con un fondo especial dotado de 200.000 millones de euros que podrá servir a importadores de gas y a proveedores locales de dicho hidrocarburo.
MÁS
#Doppelwumms mit 200 Mrd. Euro Abwehrschirm: Wir senken die Energiepreise mit einer Strom- und #Gaspreisbremse und verzichten auf die #Gasumlage. Das machen wir für Rentner, Familien, Arbeitnehmerinnen, große Unternehmen genauso wie kleinere Betriebe. Niemand steht allein.
— Bundeskanzler Olaf Scholz (@Bundeskanzler) 29 de septiembre de 2022
“Los precios deben bajar”, decía Scholz en esa conferencia de prensa, en la que el canciller participaba de forma virtual al encontrarse aislado por haber dado positivo en un test de coronavirus.
Según las intenciones del Ejecutivo, el estado alemán se endeudará, pero lo hará a través de un fondo que no lastrará las cuentas de Lindner en el ministerio de Finanzas. Según Lindner, “una política de finanzas sólida es también una forma de política de libertad” en lo que el propio titular de Hacienda llamaba “guerra energética” a la que se enfrenta Alemania.
Así, la tasa del gas de Habeck acabaría siendo “innecesaria”, según la describía Scholz. A mediados de la semana pasada, en la coalición que forman socialdemócratas, ecologistas y liberales, pocos pensaban que esa contribución por el gas fuera a ver la luz. Saskia Esken, co-presidenta del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la formación del canciller Olaf Scholz, decía incluso que estaba “firmemente convencida de que esta semana” le llegaría su “fin a la tasa del gas”.
La tasa del gas es una solución que ha tratado de promover Habeck desde el pasado mes de julio para encontrar fondos con los que apoyar el programa de ayudas públicas a las empresas gasísticas de Alemania. Sin embargo, esos programas de ayuda, en poco tiempo, se han acabado convirtiendo en nacionalizaciones, al menos en el caso de Uniper, la gran empresa gasística germana.
A través de esa operación multimillonaria se ha aligerado la situación de esa empresa. Lo mismo ocurre con Securing Energy For Europe (SEFE), nombre de la que otrora se llamó Gazprom Germania y que perteneció en su momento al gigante energético ruso Gazprom. En abril pasó Gazprom Germania a manos de la Agencia Federal de Redes de Alemania. Ahora se especula con que más pronto que tarde podría ser la próxima en ser nacionalizada.
Los costes de estas operaciones, destinadas a mantener el maltrecho negocio del gas por culpa de la dependencia energética de Rusia, se suman al alto coste de los dos paquetes de medidas lanzados para aliviar la situación de los ciudadanos alemanes, golpeados por una inflación del 7,9% en el mes de agosto. El tercer paquete de medidas contiene medidas valoradas en 65.000 millones de euros. Los dos anteriores totalizaban 30.000 millones.
No subir los impuestos para no anular el alivio de las medidas anti-crisis
“Todo esto se puede financiar a través de deudas, y con menos ingresos para el estado a través de más carga impositivas. De subir los impuestos, el efecto de alivio en los ciudadanos se vería anulado”, dice a NIUS Hubertus Bardt, responsable del Instituto para la Economía de Alemania (IW, por sus siglas alemanas), un centro de estudios económicos con sede en Colonia.
“A los hogares, se les ha reducido el impuesto a los hidrocarburos, lo que ayuda a los transportistas y a quienes han de tomar el coche para ir a trabajar, y luego la reducción del IVA, y luego ha habido ajustes al impuesto de la renta, adaptándola a la inflación, al igual que la ayuda por niño que reciben las familias”, recuerda Bardt. Alude, entre otras cosas, a cómo en Alemania se ha subido hasta los 10.347 euros netos la cantidad a partir de la cual los ciudadanos empieza a pagar impuestos.
Según Bardt, lo que posibilita que Alemania haya lanzado estas medidas de alivio es la capacidad de endeudamiento del país. “Alemania puede financiar las medidas de alivio a través del endeudamiento”, apunta este experto, refiriéndose a los problemas a los que se enfrenta ahora Christian Lindner, el vicecanciller germano y ministro de Hacienda, además de líder del centrista partido liberal (FDP).
Linder y la “ultima ratio” del freno a la deuda
El partido de Lindner es la pata conservadora del trípode de socialdemócratas, ecologistas y liberales que mantienen en el poder al canciller Scholz.
Mucha de la presión que ejercen sobre Lindner ahora mismo socialdemócratas y ecologistas tiene que ver con el mantenimiento del freno de la deuda, un mecanismo que el ministro de Hacienda quiere que vuelva a respetarse a partir de 2023. No hacerlo, según Lindner, ha de ser en caso de extrema necesidad. Volver a no pisar el freno de la deuda es, en sus términos, la ultima ratio con la que hacer frente a la crisis en 2023.
Precisamente la idea de la tasa al gas en la que pensó Habeck era una solución con la que se pensaba encontrar dinero para las empresas del sector gasístico porque el ministro de Economía no quería poner más lastre en el presupuesto de Lindner. Aunque el fondo para pagar el tope del precio del gas tampoco sea una carga para Lindner, ese lastre podría acabar llegando.
“Intereses enfrentados” en la coalición de Scholz
Entre otras cosas, y a falta de ver cómo funciona el fondo presentado la semana pasada, “todavía no hay algo que ayude de verdad a las empresas” ante los costes de la energía, según Bardt, el experto del IW. No son pocos los empresarios los que, de hecho, han criticado a Habeck por cómo se ha tomado la crisis a la que se enfrentan las compañías. Su idea de crear un “paracaídas de rescate” para las empresas no termina de materializarse.
Preguntado por NIUS, Rainer Dulger, presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales Alemanas (BDA, por sus siglas alemanas) lamenta no ver en el horizonte mucha claridad. “Tenemos en el Gobierno una coalición en la que los socialdemócratas quieren aliviar la crisis, los ecologistas quieren emitir poco CO2 y los liberales y el ministro de Hacienda quiere tener un presupuesto equilibrado. Hay muchos intereses enfrentados”, dice Dulger en el marco de un encuentro organización por la Asociación de la Prensa Extranjera de Berlín (VAP, por sus siglas alemanas).
“Lo ideal sería que el Gobierno eliminara tantos impuestos como fuera posible. Pero yo no he escuchado nada de esto. Y si no hemos escuchado nada de esto, por lo menos no deberíamos escuchar nada que suponga más carga a las empresas”, concluye.