Alemania ante Catar: compras de gas pese a las protestas futbolísticas por la comunidad LGTBI+


Alemania, que durante la fase de grupos del Mundial de fútbol de Catar ha sido protagonista por su apoyo a la comunidad LGBTI+ en el país árabe, cierra un “super acuerdo” por gas natural líquido catarí, según los términos del ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck.
A partir de 2026, el país árabe enviará 2.700 millones de metros cúbicos de gas natural líquido al año hasta 2041.
La participación de Alemania en el Mundial de Catar ha sido un fracaso futbolístico. Pero no sólo han sido una decepción balompédica los resultados de la selección alemana en un deporte del que se decía que consiste en once futbolistas jugando contra otros once, y siempre gana Alemania.
Los hay que entienden que también hay algo de fracaso moral en el comportamiento de Alemania ante Catar, país al que los germanos critican en el marco del Mundial pero con el que se acaba de cerrar un importante acuerdo gasístico.
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Los jugadores alemanes, en su primer partido mundialista – saldado con derrota por 2-1 contra Japón –, se taparon la boca antes de comenzar su finalmente fracasada andadura deportiva para denunciar cómo no se les dejó solidarizarse con la comunidad LGBTI+ en Catar. La ministra del Interior alemana, la socialdemócrata Nancy Faeser, sí llevó en el palco el brazalete indicando 'one love' en solidaridad con dicho colectivo. Ese brazalete era el que no se le dejó llevar al capitán del equipo alemán, el portero Manuel Neuer.
#OneLove pic.twitter.com/L5itnDJcsI
— Nancy Faeser (@NancyFaeser) 23 de noviembre de 2022
En vista de algunas reacciones cataríes ante el activismo futbolístico germano, como esa en la que en una televisión del país árabe un grupo de periodistas y personalidades televisivas se taparon la boca y decían adiós a las cámaras tras la eliminación alemana del Mundial, parecería que Alemania no se ha forjado la mejor de las imágenes en el país organizador de la gran cita deportiva.
Sin embargo, en Alemania, los gestos políticos de jugadores y de Faeser tampoco es que se hayan visto de forma unánime. Sobre todo, habida cuenta de que Catar, pese a ser uno de los países en los que se pensó en Berlín desde el inicio de la ilegal guerra rusa contra Ucrania para suplir el gas natural de Rusia, tiene un más que cuestionable registro en materia de derechos humanos.
Basta mirar, para darse cuenta de ello, por ejemplo, cómo presentan al país árabe en la ONG estadounidense especializada en democracia, libertades políticas y derechos humanos Freedom House.
“El emir hereditario de Qatar ostenta todo el poder ejecutivo y legislativo, y en última instancia controla también el poder judicial. Los partidos políticos no están permitidos, y las únicas elecciones son para un consejo municipal consultivo (...) la gran mayoría de la población está formada por no ciudadanos sin derechos políticos, con pocas libertades civiles y un acceso limitado a las oportunidades económicas”, señalan en la reputada ONG con sede en Washington.
¿Diplomacia de valores y acuerdo energético con Catar?
Se supone que con la llegada hace un año al Gobierno alemán de Los Verdes, partido en cuyo control está el Ministerio de Asuntos Exteriores, los valores de una democracia consolidada como es la República Federal de Alemania iban a jugar un papel importante en cómo el país del canciller Olaf Scholz iba a desenvolverse en la escena internacional. La ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, por ejemplo siempre ha defendido que la política exterior de Berlín, con ella al mando de la diplomacia germana, iba a estar orientada hacia los valores.
Pero los valores nada democráticos vigentes en Catar, por mucho que los ahora eliminados futbolistas alemanes o la ministra del Interior los hayan denunciado en el Mundial, no impide que en Berlín se sigan intensificando las relaciones comerciales con Catar. Hace unos días, de hecho, Catar anunciaba un acuerdo con Alemania para proveer gas natural líquido al país del canciller Olaf Scholz durante quince años y a partir de 2026.
Ese acuerdo, por el que a partir de ese año llegarán a Alemania procedente de Catar 2.700 millones de metros cúbicos anuales de ese hidrocarburo según las cuentas presentadas por el diario berlinés Der Tagesspiegel, no es una solución inmediata a los problemas que acusa la economía germana por culpa de su tradicional dependencia del gas ruso.
Es más, el acuerdo con Catar sólo cubre una muy pequeña parte de los cerca de 90.000 millones de metros cúbicos que consumía Alemania, por ejemplo, en 2021. Alemania sigue necesitando otros exportadores de gas. Para eso está construyendo a marchas forzadas el país de Scholz dos terminales para la importación de gas natural líquido en sus costas del norte.
En las élites alemanas reina un consenso según el cual Alemania, pese a la guerra de Rusia contra Ucrania, no debe asumir desde ya todas las responsabilidades por su dependencia del gas ruso.
— NIUS (@NiusDiario) 28 de abril de 2022
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Un acuerdo de 15 años, “super”, según el Ministro alemán de Economía
Esas infraestructuras son cruciales para acabar con las dependencias del pasado. En 2021, el 55% del gas que importaba Alemania procedía de Rusia. La ilegal guerra de Rusia contra Ucrania ha llevado a que Berlín deje de contar con el gas natural del país de Vladimir Putin.
Robert Habeck, ministro de Economía y también figura de mucho peso en Los Verdes, se ha referido al acuerdo con Catar como un “super” acuerdo en vista de que se extenderá durante tres lustros.
Por su parte, el ministro de Energía de Catar, Saad Sherida al-Kaabi, ha señalado a cuenta del acuerdo que “las relaciones con el Gobierno alemán son extraordinarias”.
Otros, sin embargo, ven a Alemania forjando nuevas dependencias con un “régimen asqueroso”, según los términos que empleaba aludiendo a Catar la semana pasada en uno de sus editoriales el periodista del diario Die Welt Ulf Poschardt.
A ese mismo diario hablaba la responsable de la organización ecologista Acción Alemana por el Medioambiente, Sascha Müller-Kraener, para dar cuenta, precisamente, de que el acuerdo con Catar no sólo no satisface necesidades energéticas actuales germanas sino que además, por su extensión, crea una “nueva dependencia”.
Menos hablar de moral y más gas catarí frente a la crisis energética
De las dificultades que atraviesa Alemania no sólo habla que el Gobierno de Habeck y compañía vean a la economía del país entrando en recesión el año próximo, un ejercicio en el que la inflación que se prevé ronde el 8% y siga vaciando los bolsillos y minando el poder adquisitivo de los alemanes.
También en la Asociación Federal de la Industria de Alemana (BDI, por sus siglas alemanas), señalan que “el modelo de negocio alemán está sometido a un enorme estrés” por culpa de la crisis energética en la que ha derivado la ilegal invasión rusa contra Ucrania. Así lo ha dejado dicho Siegfried Russwurm, presidente de la BDI.
Esa ilegal invasión también ha obligado al país de Scholz a repensar su “modelo de negocio”, del que ya se pueden ver algunos atisbos y en el que hidrocarburos como el gas líquido catarí están destinados a jugar un papel importante. Alemania tiene previsto ser un país neutral desde un punto de vista climático en 2045. En esa “descarbonización”, el gas natural ruso iba a jugar un papel crucial como energía de transición.
Acuerdos con Alemania como el que anunciaba Catar la semana pasada muestran que Scholz y compañía necesitan nuevos países para conseguir esa fuente de energía, independientemente de consideraciones morales. Es más, en vista de negocios como el acuerdo energético con Catar, Poschardt recordaba a su país en su editorial del Die Welt que era mejor “callarse sin más” en lugar de pontificar sobre el césped o en los estadios del Mundial de fútbol.