La Unión Europea aprueba el primer arancel medioambiental del planeta


Pretende reducir la importación a Europa de productos que generen muchas emisiones contaminantes
El mecanismo es una de las medidas estrella de la Unión Europea para descarbonizar la industria del viejo continente
El dispositivo, que oficialmente se llama Mecanismo de Ajuste Carbono en Fronteras, afectará a importaciones como acero, aluminio, cemento, electricidad, fertilizantes e hidrógeno
La Unión Europea aprobó la madrugada del lunes al martes la que ya se conoce como ‘tasa carbono’ y que en realidad es el primer arancel medioambiental del planeta. La nueva herramienta tiene dos objetivos principales. El primero es medioambientalista porque pretende reducir la importación a Europa de productos que generen muchas emisiones contaminantes. El segundo, escondido tras el primero, es proteccionista porque busca proteger a los productores europeos de la competencia, entiende que desleal, de sus competidores extranjeros que no tienen normas medioambientales tan exigentes.
El mecanismo es una de las medidas estrella de la Unión Europea para descarbonizar la industria del viejo continente sin exponerla a importaciones de países con normas menos estrictas a la vez que intenta forzar a esos países a endurecer su legislación para que sus empresas puedan seguir exportando a Europa sin pagar ese nuevo arancel.
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Los legisladores europeos creen que evitará que empresas de terceros países hagan “dumping ecológico” a las europeas y que estas no tengan la tentación de trasladar su producción fuera de la Unión Europea buscando normas medioambientales más laxas porque lo que ahorren lo terminarán pagando en forma de arancel.
Il est presque cinq heures du matin et nous avons un accord sur la « taxe carbone aux frontières »! Encore une première mondiale et un accord historique pour le climat.
— Pascal Canfin (@pcanfin) 13 de diciembre de 2022
El dispositivo, que oficialmente se llama Mecanismo de Ajuste Carbono en Fronteras, afectará a importaciones como acero, aluminio, cemento, electricidad, fertilizantes e hidrógeno. Desde octubre de 2023 las empresas deberán aplicar el arancel aunque no lo cobrarán hasta su completa entrada en vigor en 2026. A partir de 2030 se irán añadiendo, a propuesta de la Comisión Europea y tras aprobación de los gobiernos, otros productos que generan emisiones contaminantes durante su producción. Ya se apunta a plásticos o productos químicos.
Se podría ampliar a bienes de consumo
Fuentes comunitarias explican que se podría ampliar a bienes de consumo y no sólo a materias primas porque tal y como está diseñada la propuesta ya tiene agujeros. Un ejemplo práctico serían los autos. Varios modelos de Mercedes-Benz que llegan al mercado europeo se producen en México con acero chino. Si Mercedes-Benz importara acero chino a Alemania pagaría esa tasa carbono, si importa los autos fabricados en sus plantas en México con acero chino no la paga. Por eso algunos economistas consideran que tendrá poco impacto mientras no se amplíe.
El acuerdo es histórico porque es el primero así en el mundo. La Unión Europea llevaba más de una década intentando avanzar en la creación de esta nueva herramienta, que había chocado con grandes potencias como Estados Unidos y China. Las instituciones europeas consideran que no es una herramienta proteccionista sino que evita competencia desleal, por lo que esperan que de llegar alguna denuncia a la Organización Mundial del Comercio (OMC) esta les dé la razón.
En un informe para el think tank Bruegel, el economista André Sapir argumenta que limitar la tasa carbono a un puñado de productos, los más contaminantes, es una forma de evitar incompatibilidades con las normativas de la OMC y una bronca y represalias comerciales de socios comerciales importantes como China, Brasil, India, Japón, Corea, México o Estados Unidos.
Reducir las emisiones un 55%
La ‘tasa carbono’ es parte de un conjunto de medidas, englobadas en el paquete ‘FIT FOR 55’, que busca reducir las emisiones contaminantes europeas un 55% en 2030 con respecto a 1990 y alcanzar la neutralidad carbono en 2050.
Los importadores serán los responsables de vigilar por su cumplimiento. Tendrán que comprar certificados que cubran las emisiones de CO2 directas provocadas por los productos que importen para así tener costes equiparables a sus competidores que produzcan en Europa.
El mecanismo especifica que si se importa de un país que ya tiene un sistema de precios de emisiones de carbono, sólo se pagará la diferencia. Unos 40 países lo tienen, China entre ellos. La Comisión Europea calcula que podría obtener hasta 14.000 millones de euros al año por el cobro de esa tasa carbono. Ese dinero irá en principio a engordar el presupuesto comunitario, por lo que se reducirían las contribuciones nacionales