Bruselas cree que la propuesta española de reforma del mercado eléctrico es de máximos


La mayor parte de los gobiernos, con España, Italia o Francia entre ellos, cree que el sistema de formación de precios está roto y quiere una reforma profunda
La Comisión Europea va a contrapié en la reforma del mercado eléctrico. Hace apenas seis meses, en julio pasado, reconoció que era necesaria después de meses negándolo. A pesar de arrastrar los pies y de que la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, nunca fue muy partidaria de tocar el mercado eléctrico europeo, liberalizado en los años 90, la Comisión tiene otras sensibilidades y la propuesta de reforma será presentada en principio a finales de marzo. La agresión militar rusa contra Ucrania pulverizó el mercado eléctrico europeo. La subida sin control hasta el verano de los precios del gas en los mercados mayoristas hizo que los europeos tuvieran que pagar la electricidad a precios históricamente altos porque la fuente de generación eléctrica más cara (el gas) marca el precio al que se paga a todas las otras fuentes. Así, nucleares, hidráulicas o renovables empezaron a obtener unos ingresos históricos que no estaban basados en sus costes sino en el coste de producir electricidad a partir de gas. El mercado estaba roto.
El texto que presentará Bruselas en marzo es un papel a debatir, no la propuesta formal definitiva que debería presentarse probablemente en mayo o junio. El debate parece marcado por las mismas líneas que marcaron la fijación del tope al gas en diciembre. Gobiernos como el holandés o el alemán, que usan mucho gas, no están por la labor de hacer grandes cambios y se contentarían con un maquillaje.
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Pero la mayor parte de los demás gobiernos, con España, Italia o Francia entre ellos, cree que el sistema de formación de precios está roto y quiere una reforma profunda. Ante ese debate, el Gobierno español ya aprobó un documento con sus propias propuestas, que ha hecho llegar a Bruselas y que adelantó este martes el diario ‘El País’. La vicepresidenta Teresa Ribera quiere influir en las propuestas de Bruselas.
El texto español propone una reforma en profundidad que va más allá de desligar el precio del gas de la formación de los precios de la electricidad. Ribera quiere además que el Gobierno pueda regular el precio que se paga a hidráulicas y nucleares por su electricidad y que no sea el mercado el que lo fije. Teniendo en cuenta que en España ya están amortizadas y que tienen unos costes de producción prácticamente fijos, la idea detrás de la propuesta sería pagarles la electricidad de forma que obtengan beneficios, pero no los del año pasado, que sólo se justificaron por unos precios del gas que estas fuentes no usan.
Las renovables también tendrían ingresos estables con beneficios suficientes para hacer que fuera atractivo invertir en ellas ante la necesaria transición energética. El sistema haría que los precios de la electricidad fueran más previsibles y los contratos a más largo plazo. Garantizaría beneficios a las eléctricas pero no los del año pasado.
España intenta influir
España intenta influir en la propuesta futura de la Comisión Europea, que oficialmente no tiene una opinión al respecto sobre las ideas españolas. Una portavoz de la Comisión Europea respondió a NIUS: “Hemos recibido las propuestas españolas de reforma del mercado europeo de la electricidad. Esas ideas, como las de otras partes que deseen contribuir en el proceso, alimentarán los trabajos a venir sobre la reforma que es parte del programa de trabajo de este año de la Comisión Europea”. Si oficialmente en la Comisión hay poco que decir, fuentes comunitarias al tanto de la reforma que prepara Bruselas entienden que la propuesta del Gobierno español es de máximos, que Ribera sabe que no obtendrá todo pero que quiere marcar ya una línea a defender ante los futuros debates. Esas mismas fuentes especulan aplauden que los gobiernos guíen el debate aunque explican que estos deben entender que la Comisión Europea debe tener en cuenta los intereses de los 27 Estados miembro. Y cuentan que en las negociaciones de los próximos meses habrá que poner de acuerdo a países con sistemas eléctricos muy diferentes.