Bruselas ya no cree en la recesión


El Eurogrupo ve señales positivas y confía en esquivar una recesión profunda
Clave son el avance del PIB, la caída de los precios del gas y el petróleo y el "marcado descenso de la inflación en diciembre"
La "insolente" buena salud del empleo en Europa
La recesión era inevitable. Estaba marcada en fuego como las Tablas de la Ley de Moisés. Sólo faltaba buscar refugio ante la llegada de los Jinetes del Apocalipsis económico. Una tras otra, las previsiones económicas de las instituciones internacionales, de los organismos nacionales y hasta las del último tertuliano coincidían. La Unión Europea arrancaría 2023 en plena recesión, esta duraría como mínimo dos trimestres y ya veríamos si para finales de año la situación mejoraba.
España, que puede haber cerrado el año creciendo en el entorno del 5% (algo que meses atrás nadie supo ver, tampoco) podía escapar por los pelos, pero las tres grandes economías del euro, Alemania, Francia e Italia, se iban por el sumidero. Hace apenas un mes se mantenían esos discursos, que como la luz de las estrellas lejanas, los veíamos cuando ya estaban muertos.
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Pasaron los días y las semanas y, otra vez desde el estallido de la pandemia, tocó recoger hilo. A finales de año empezaron a escucharse voces que decían que a lo mejor los analistas habían derrapado un poco. Que sí, que tal vez habría uno o dos trimestres de recesión en la Unión Europea, pero que la situación ya no era tan grave.
Arrival and doorstep by @PaoloGentiloni @EU_Commission at the #Eurogroup meeting taking place on 16 January 2023 in #Brussels.
— EU Council TV News (@EUCouncilTVNews) 16 de enero de 2023
"The indicators are telling us that we can avoid a deep recession"https://t.co/25N0aw22aV
Pasaron los Reyes y un lunes como cualquier otro el comisario europeo de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, apareció en el primer Eurogrupo (reúne a los ministros de Economía y Finanzas de los 20 países de la Eurozona, que son 20 desde que este pasado 1 de enero Croacia se sumó a la moneda común y sus ciudadanos, ¿se acuerdan?, se quejan ya del redondeo), se plantó ante los ministros para decirles, bajito, por primera vez, que la recesión ya no sería grave. Tampoco sería leve. Tal vez ni habría recesión. Un mal chiste, injusto con muchos de ellos, dice que los economistas son expertos en predecir el pasado.
Gentiloni dijo que esa recesión “profunda y prolongada” tal vez no llegue a ser ni recesión, que la economía empieza a dar señales “positivas” antes de irse por el desfiladero y que, aunque se debe ser “vigilante”, el futuro cenizo no está escrito. Quien lo escribió que vaya borrando el tuit.
Gentiloni: “Las cifras, los números y los indicadores de confianza que estamos viendo nos dicen que podemos evitar una recesión profunda y tener un período corto de contracción, que es diferente”. O tal vez ni eso, porque aunque se materializan los peligros de los que se advirtió, estos no tienen en la economía el impacto que se esperaba. La guerra se alarga y el gas ruso ya no llega, pero la inflación baja, como los precios de la energía.
¿Qué deben hacer los gobiernos para asegurarse de que las buenas nuevas no terminan fundiéndose como los malos augurios? Pues deberán hacer caso a Gentiloni: hay que acelerar la ejecución de los planes de recuperación, hay que lograr de una vez un acuerdo para pactar las nuevas normas fiscales de la Eurozona, hay que coordinarse en las políticas a tomar y hay que centrar las ayudas en los más vulnerables. Es decir, eliminar un descuento a los carburantes que beneficiaba principalmente a los deciles de más renta fue una buena idea, siguiendo el libreto de la Comisión Europea. Aprobarlo en su día fue una mala idea.
Si Gentiloni ya no es tan pesimista, su compañero vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ve incluso ya “señales positivas”. Entre ellas cómo el mercado laboral resiste al menor crecimiento económico o que la inflación ya se vaya reduciendo. Dice el letón, al que nombraron en el otoño de 2019 para controlar el cumplimiento del Pacto de Estabilidad que se suspendió en marzo de 2020 y ahí sigue suspendido cogiendo telarañas, que es importante “tener un conjunto de medidas adecuado, también para que la política monetaria y fiscal no se contradigan y para seguir actuando frente a los elevados precios energéticos y sobre el suministro”.
Recesión abortada sin ecografía.