Tras decidir enviar los Leopard: ¿Es Alemania “parte de la guerra?”


A rebufo del debate sobre el envío de los Leopard a Ucrania para que el país de Volodímir Zelenski pueda defenderse frente a la invasión, en Alemania los hay que lamentan la decisión del canciller de 'liberar' los tanques germanos.
En lo que se ha llamado despectivamente “Radio Moscú”, o sea, las voces de políticos de la ultraderecha y ultraizquierda del Bundestag contrarios al envío de los Leopard, es donde más se da por hecho que Alemania ya es parte del conflicto.
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Radio Moscú sirvió a la Unión Soviética, en su momento, para difundir su propaganda más allá de sus fronteras. Llegó a tener servicio en unas setenta lenguas en el punto álgido de los algo más de noventa años que estuvo en funcionamiento.
En Alemania, sin embargo, sólo unos pocos pensaron que Radio Moscú fue un medio de comunicación cuando la diputada del partido liberal, el FDP, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, aludía a esa radio hace unos días en el Bundestag dirigiéndose a las bancadas de la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) y de la ultraizquierdista Die Linke.
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“La gente está siendo asesinada, torturada, a las mujeres se las viola y antes se les rompen las manos, ¡Miren cómo de bárbara es esta guerra y ahórrenos, a izquierda y a derecha, la Radio Moscú!”, afirmaba Strack-Zimmermann, diputada liberal, presidenta de la comisión de Defensa del Bundestag y una de las figuras más favorables al apoyo con armas pesadas a Ucrania frente a la invasión rusa.
“El derecho internacional es claro: el que apoya a un país a defenderse no es parte de la guerra", dicen en el Ministerio de Justicia de Alemania.
Eso decía Strack-Zimmermann antes de que Scholz anunciara la semana pasada en la Cámara Baja por qué su Gobierno había decidido, en coordinación con los aliados alemanes, especialmente Estados Unidos, el envío de tanques Leopard al frente ucraniano. Scholz también daba, según dijo en el Bundestag, su visto bueno a la re-exportación de otros países que cuentan con estos carros de combate, de fabricación alemana. Una docena de países cuentan con tanques Leopard, incluidos España.
Pese a la infinidad críticas que Olaf Scholz ha tenido que asumir, en su país y fuera de él, el canciller alemán quiere marcar los ritmos en lo que respecta al envío de los Leopards hacia Ucrania https://t.co/OdFaWXKbgc
— NIUS (@NiusDiario) 26 de enero de 2023
Tomada esa decisión, celebrada en el FDP y Los Verdes - los otros socios en el Gobierno que lidera el socialdemócrata Scholz -, en AfD y Die Linke, o “Radio Moscú”, según los términos de Strack-Zimmermann, ha comenzado una suerte de programación especial dedicada a por qué Alemania es ya, por prestar ayuda al país agredido, parte integrante de la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania.
¿A la Tercera Guerra Mundial con los Leopard de Scholz?
“¡Scholz nos arrastra a la guerra!”, han gritado en uno de sus repetidos mensajes estos días en AfD. Su líder, Tino Chrupalla, decía en el Bundestag la semana pasada que Scholz y su Gobierno se “dirigen abiertamente hacia la Tercera Guerra Mundial”.
Otro de los mensajes que se han lanzado desde AfD para rechazar el apoyo con armas a Ucrania es que “Alemania no debe ser parte de la guerra”, según han recordado en algunas campañas de comunicación de la formación ultraderechista.
Die Lieferung von Waffen, Panzern, Flugzeugen und Drohnen lehnen wir jetzt und zu jedem späteren Zeitpunkt ab. Erst recht gilt das für einen Einsatz unserer Soldaten. Wir dürfen uns der #Kriegskoalition unter keinen Umständen anschließen, sonst werden wir #Kriegspartei. #Sachsen pic.twitter.com/xAsl7OZ67d
— AfD-Fraktion Sachsen (@AfD_SLT) 26 de enero de 2023
En el otro extremo del espectro político alemán hay un mensaje muy parecido, casi calcado. Como en AfD, hay en Die Linke más lamento sobre lo lejos que parecen estar las ahora “negociaciones de paz” debido al apoyo con armas como los Leopard a Ucrania.
Estos días, en las concentraciones que ha realizado este partido izquierdista se gritaba “parar la escalada” y “negociaciones en lugar de tanques”. Su lideresa, Janine Wissler, ha reclamado que “hay otros modos de apoyar a Ucrania en lugar de mandando tanques”.
Para ella, que los Leopard terminen llegando a Ucrania no es una buena noticia, sino una decisión que lleva por el “camino equivocado”, el de “la escalada”. La preocupación de su partido es evitar que Alemania y la OTAN se conviertan en “parte de la guerra”. Sahra Wagenknecht, otra prominente figura de Die Linke, va un poco más allá. Para ella, las últimas decisiones de Scholz hacen que, de facto, Alemania sea cada vez más “parte de la guerra”.
Auch bei #Bild-TV ging es um die #Ampel-Eskalationspolitik im #Ukraine-Krieg, wodurch D-land de facto immer mehr zur Kriegspartei wird. Statt die Gefahr zu erhöhen,dass sich d. Krieg zu uns ausweitet,muss der Westen endlich eine Friedensinitiative starten https://t.co/W1XPQh3xKb pic.twitter.com/WF21vT1rES
— Sahra Wagenknecht (@SWagenknecht) 26 de enero de 2023
Scholz no convence a los rivales de los extremos
Ningún efecto parecen tener en estos rivales políticos las palabras del canciller Scholz cuando decía la semana pasada en el Bundestag: “vamos a hacer todo lo posible y necesario para ayudar a Ucrania y al mismo tiempo evitar la escalada de la guerra y una guerra entre Rusia y la OTAN”.
“Desde un punto de vista jurídico, la cuestión de ser 'parte de la guerra' no se plantea. Pero hay mucha gente en Alemania en la que la guerra ha despertado miedo a ser víctima de esa guerra”, dice a NIUS Christian Mölling, del DGAP.
Puede ser, probablemente, porque tanto en Die Linke como en AfD tratan de dirigirse al “miedo” que sienten muchos alemanes y que explica a NIUS Christian Mölling, experto en cuestiones de seguridad y defensa del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP).
“Desde un punto de vista jurídico, la cuestión de ser 'parte de la guerra' no se plantea. Pero hay mucha gente en Alemania en la que la guerra ha despertado miedo a ser víctima de la guerra”, apunta Mölling, recordando que, en realidad, para participar en una guerra habría que “intervenir con tropas”.
Algo así resulta impensable en Berlín. Ser parte en la guerra, según el ministro de Economía y vicecanciller, es algo que “no está ocurriendo ni va a ocurrir”. Hasta el Ministerio de Justicia ha tenido que comunicar que el derecho internacional ampara al Gobierno de Scholz en su apoyo a Ucrania, no considerando lo que está haciendo Alemania como “ser parte de la guerra”.
Völkerrechtlich ist klar: Wer ein Land darin unterstützt, sich zu verteidigen, wird dadurch nicht zur Kriegspartei. Die #Ukraine hat das Recht zur Selbstverteidigung - gegen den 🇷🇺 Angriffskrieg. Deutschland wird auch mit der Lieferung schwerer Waffen nicht zur Kriegspartei. pic.twitter.com/jQPNoUAKPi
— Bundesministerium der Justiz (@bmj_bund) 25 de enero de 2023
“El derecho internacional es claro: el que apoya a un país a defenderse no es parte de la guerra. Ucrania tiene el derecho a defenderse contra la guerra de agresión rusa. Alemania tampoco será parte de la guerra con la entrega de armas pesadas”, han señalado desde el ministerio de Justicia, en manos del político liberal, Marco Buschmann.
Lo de “ser parte de la guerra”, un infundio
Para Mölling, si cuestan calmar los temores de la población, esto se debe en buena medida a cómo se están utilizando estos días los términos “ser parte de la guerra” en el debate público. “Luego hay otro factor, y es que cuando se entregan armas la gente se ve como parte del conflicto y esto anima la fantasía de Rusia pudiera atacar a Alemania”, explica el experto del DGAP.
Para él, resulta obvio que Rusia no puede atacar a Alemania, protegida por ser miembro de la OTAN. Claro también está para Gustav Gressel, experto en cuestiones de seguridad y defensa del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores a (ECFR, por sus siglas inglesas), que el debate de “ser parte de la guerra” que tanto se ha escuchado gracias a “Radio Moscú” es un tema más propio del diván que de la realidad geopolítica, dadas las circunstancias.
“Esto de ser 'parte de la guerra' es más para los psiquiatras. Todo es un infundio, de la 'a' a la 'z', concluye Gressel en declaraciones a NIUS.