Amenorrea y cáncer de mama: los problemas de salud que la guerra está disparando entre las mujeres ucranianas

NIUS visita el hospital de maternidad número 2 de la capital ucraniana. El refugio sigue manteniendo el paritorio la amenaza de ataques de misiles rusos hacia Kiev sigue sin cesar
Este centro hospitalario ofrece chequeos a las mujeres de ciudades como Bucha e Irpin. Los rusos arrasaron con los centros de salud de estas urbes al inicio de la invasión
Un equipo de psicólogas trata a las mujeres, entre ellas menores, que fueron violadas por las tropas rusas
Un grupo de mujeres escucha atentamente las instrucciones del equipo médico del hospital de maternidad de Kiev número 2. La mayoría de ellas, de entre cincuenta y sesenta años, viven en ciudades que los rusos tomaron los primeros días de la invasión, como fueron Bucha Irpín o Borodianka. Puntos donde, de hecho, se produjeron ataques durísimos.
Casi un año después, las tropas del Kremlin ya no están en esa zona- a 50 km de la capital- pero sí las consecuencias de aquellos bombardeos que, entre otras cosas, arrasaron con los centros de salud. “Las mujeres necesitan una atención médica específica. Por eso, desde hace dos meses hemos puesto en marcha este programa. Enviamos autobuses a estas ciudades para que trasladen a las mujeres aquí y se puedan hacer chequeos médicos.”, explica Vitalina, ginecóloga de este hospital.
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El inicio de la guerra provocó que gran parte de los controles médicos que se realizan a las mujeres en Ucrania quedaran en pausa. Estos protocolos además, según explican desde el hospital, todavía no están totalmente consolidados y muchas mujeres incluso los desconocen. “Después de la época soviética, el sistema de salud público ucraniano era muy débil. Esa cultura de no ir al médico sigue perviviendo entre la sociedad”, indica otra ginecóloga.

Todos esos factores han tenido como resultado diagnósticos tardíos y, por tanto, un incremento de casos en enfermedades graves como el cáncer de mama. “Estamos detectando diferentes patologías a casi la mitad de las mujeres que vienen”, lamenta una enfermera. La amenorrea -ausencia de la menstruación- ha sido otro de los problemas de salud con el que las mujeres ucranianas han tenido que lidiar debido a la invasión rusa. “Cuando una mujer está expuesta a tanto estrés, como lo está siendo esta guerra, eso puede generar desórdenes en su menstruación. Tuvimos bastantes casos de esos durante los meses de marzo y abril”, añade Vitalina.
Dar a luz bajo amenaza de bomba
En una de las habitaciones de este hospital se encuentra Daria, una ucraniana de 27 años que ha dado luz hace tan solo cuatro días. “Estoy bien, entiendo un poco de español”, contesta sonriente a las preguntas de NIUS. Rompió aguas precisamente cuando las alarmas antiaéreas sonaban en Kiev. El miedo a que algo pudiese ocurrir se apoderó de ella, ya que unos días antes Rusia había bombardeado cerca de la capital, como respuesta a la decisión de los aliados de Zelenski de enviar tanques Leopard II, entre otros modelos.

“Cuando quisimos poner rumbo al hospital, todas las carreteras estaban bloqueadas en ese momento por las alarmas. Pero por suerte, todo salió bien y mi niño está sano. Ha pesado 3 kilos”, cuenta. Daria no necesitó recurrir al paritorio que hay instalado en el refugio de este centro hospitalario, un espacio que fue fundamental cuando las tropas rusas estaban muy cerca de Kiev. Ahora sigue completamente preparado y equipado por si en algún momento necesitan hacer uso de él. Y es que, pese a que la guerra sigue centrada especialmente en el noreste y sur del país, la seguridad en la capital ucraniana sigue siendo relativa. Todo puede cambiar. Y más, si Putin sigue con su estrategia de lanzar misiles por todo el país cada ciertos días y así mantener el miedo entre la población ucraniana.
Precisamente en el frente ha estado Petro, el marido de Daria, durante todos los meses de su embarazo: “Por suerte, he tenido unos días de vacaciones y he podido ver nacer a mi hijo y estar con mi mujer”, indica. En unas semanas volverá al Donbás.

La violencia sexual a manos de los rusos
Brindar atención psicológica es otra de las prioridades del nuevo programa de este hospital. Y es que, la guerra ha deteriorado igualmente la salud mental de las mujeres, especialmente las de aquellas que fueron violadas a manos de las tropas rusas. Muchas de ellas siguen en shock y sufren de estrés posttraumático. Aquellos episodios de violencia sexual les han dejado unas secuelas que, tal y como explica la psicóloga Natalia, les acompañarán de por vida.
“Ahora mismo estoy trabajando con un total de quince mujeres. Todos los casos son espantosos. Algunas siguen en shock y tienen pesadillas. Además, entre ellas hay dos niñas de catorce y una de cinco años. Todos estos casos nuestro fiscal general los está investigando como crímenes de guerra”, lamenta.