La fallida operación editorial que quería “rehabilitar a Hitler” cumple 40 años


Se cumplen cuatro décadas de la publicación en la revista alemana ‘Stern’ de unos diarios de Adolf Hitler que se demostraron falsos poco tiempo después de su publicación.
Se trata del “mayor escándalo periodístico” que el país ha vivido en su historia.
Nunca existió un Adolf Hitler amable y sensato que quisiera dar a los judíos un lugar en el que vivir en el este europeo. Sin embargo, en los años 80 los hubo que quisieron convencer de eso mismo en la revista progresista Stern.
Fue esa publicación la que presentó a bombo y platillo, en una rueda de prensa 25 de abril de 1983, los 60 volúmenes de lo que se decía que eran los “diarios de Adolf Hitler”. En realidad, todo era mentira y Stern acabaría pasando a la historia como la responsable de lo que se conoce en Alemania como el “mayor escándalo periodístico” que el país haya vivido nunca.
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“El Hitler de los diarios es alguien razonable, alguien banal y alguien, incluso, que nunca supo del asesinato de los judíos de Europa. Es un Hitler que nunca existió. Todo eso era mentira”, dice Hajo Funke a NIUS.
Dicho escándalo consistió en presentar como auténticos unos diarios de Hitler de cuestionable origen. Se les atribuían a Hitler porque, eso sí, tenían el mérito de contener una letra que se parecía a la del líder del funesto III Reich. Había en ellos años de entradas escritas casi diarias.
Los diarios los vendió a la revista Stern un falsificador llamado Konrad Kujau, alguien supuestamente dedicado al negocio de las antigüedades y la parafernalia militar de otras épocas. Se supone que a manos de Kujau llegaron esos volúmenes manuscritos después sobrevivir los documentos a un accidente del avión que los transportaba ya terminada la Segunda Guerra Mundial.
El reputado historiador y politólogo Brendan Simms, profesor en la prestigiosa Universidad de Cambridge, nos habla de su último libro, una biografía de Adolf Hitler
— NIUS (@NiusDiario) 18 de abril de 2020
✍ Por @SmmEnBerlin https://t.co/oIWcBNzxIS
El caso es que Stern pagó una millonada en marcos alemanes por los diarios del tirano que destruyó Europa el siglo pasado. Se estima que la redacción de la revista, con sede en Hamburgo, pagó del orden de tres millones y medio euros. Sólo mediante ese pago salieron a la luz los diarios.
Sin embargo, después de hacerse públicos, también se aireó no poco escepticismo a cuenta de esos documentos. Éstos fueron finalmente estudiados con todo detalle por las autoridades de la Alemania Occidental. Concluyeron que eran falsos.
Hitler no escribió, lo hizo un imitador de su letra de afinidades neonazis
A las páginas se las trató de dar un aspecto antiguo manchándolas con té, el papel y la tinta no databan de la primera mitad del siglo XX, entre otras cosas. Descubierto el engaño, los documentos, propiedad de la empresa editora de Stern, la firma editorial Gruner + Jahr, se mandaron a una caja fuerte en Hamburgo.
Su contenido, sin embargo, vuelve a ser protagonista estos días del cuarenta aniversario de la aparición de esos diarios. Los contenidos que se publicaron en Stern como “diarios de Hitler”, de hecho, son reeditados y comentados de forma crítica y en gran detalle en el libro que firman la historiadora Heike Görtemaker y el politólogo Hajo Funke. Die echten falschen Hitler-Tagebücher o “Los auténticos diarios falsos de Hitler” (Ed. März, 2023). La televisión pública alemana NRD, ha hecho un trabajo idéntico al de Görtemaker y Funke en su página web, reproduciendo también los contenidos del escándalo.

Kujau fue el autor de los diarios. Él aprendió para forjar su timo a escribir como lo hacía Hitler. Era alguien afín a los círculos de la extrema derecha y los neonazis alemanes de su tiempo. Se le puede acusar de haber querido presentar en sus falsos diarios una imagen de Hitler que nunca existió.
“El Hitler de los diarios es alguien razonable, alguien banal y alguien, incluso, que nunca supo del asesinato de los judíos de Europa. Es un Hitler que nunca existió. Todo eso era mentira”, explica a NIUS Funke, co-autor del último libro aparecido en Alemania a cuenta del falso diario del Führer.
Un descubrimiento sensacional que menospreciaba el nacionalsocialismo
Hubo quien tuvo dudas sobre los diarios desde que aparecieron, pero las enciclopedias ya recogen que los responsables de Stern llegaron a afirmar que los documentos atribuidos a Hitler habían sido sometidos a pruebas químicas que dieron cuenta de la edad correcta de los volúmenes. Otra falsedad.
Funke señala como responsable de la publicación del diario a alguien en particular, el periodista Gerd Heldemann, quien cumplió por este escándalo una pena de cuatro años y ocho meses de cárcel. Para Funke, la presentación de los diarios de Hitler como un “descubrimiento sensacional” - según los términos Heldemann - esconde en realidad una operación por la que “se menospreciaba lo que fue realmente el nacionalsocialismo”.
Los diarios van hasta de reinterpretar el “Holocausto”, según Sven Felix Kellerhoff, historiador y redactor jefe del área de historia en el periódico Die Welt.
Según Sven Felix Kellerhoff, historiador y redactor jefe del área de historia en el periódico Die Welt, los diarios van hasta de reinterpretar el “Holocausto”.
Porque, entre las cosas, se leen en los falsos diarios cosas como esta: “Espero informes de la conferencia de la cuestión judía. Debemos encontrar un lugar en el este donde estos judíos puedan alimentarse”. Hitler nunca escribió tal cosa a cuenta de la Conferencia de Wansee, donde la Alemania nazi se orientó hacia la funesta “solución final de la cuestión judía”.
Todavía: entre un 10% y un 20% dice que Hitler es fascinante o un buen hombre de Estado
Cómo pudo caer la revista Stern en la trampa que le tendieron Kujau y su círculo de extremistas de derechas es algo que aún no cuenta con una explicación oficial. El grupo Bertelsmann, matriz a la que pertenece la empresa editorial de la revista Stern, ha puesto a trabajar en los diarios a los expertos del prestigioso Instituto para la Historia Contemporánea (IfZ, por sus siglas alemanas) de Múnich con el objetivo de esclarecer cómo la compañía lidió con este escándalo.
Este análisis, dicen en Bertelsmann, puede durar años. El IfZ ya realizó en 2016 una edición comentada del Mein Kampf, el libro superventas que firmó en su día Hitler. Hasta que lleguen los resultados del análisis del IfZ, Funke y compañía ofrecen desde ya en su volumen no pocas interesantes reflexiones.

Por ejemplo, sobre los motivos que llevaron a las figuras periodísticas de Stern a creer la historia de los diarios, Funke habla de la fascinación que generaba y genera aún Hitler. “Se puede entender que había en la empresa periodística una cierta fascinación por Hitler y el nacionalsocialismo”, cuenta Funke. Esa sensación es algo aún presente en la sociedad alemana.
“El problema está en que entre un 10% y un 20% de la población alemana sigue diciendo que: o bien Hitler es alguien que genera fascinación o bien que era un buen hombre de Estado. A esta parte de la población hay que seguir explicándole en qué consistió el nacionalsocialismo”, sostiene el co-autor de Die echten falschen Hitler-Tagebücher.
“En Alemania hay que seguir haciendo pedagogía sobre el tema del nacionalsocialismo, algo que además, pide el 80% de la población”, concluye.