La Comisión Europea presenta una limitada propuesta de reforma del mercado eléctrico


Bruselas argumenta que el sistema funciona y que sólo necesita retoques para tiempos de crisis
La propuesta no desliga el gas de la formación de precios pero incluye una importante petición española
Estos cambios están muy lejos de la ambición de la propuesta española para el mercado eléctrico
La Comisión Europea presentó este martes una propuesta de reforma del diseño del mercado eléctrico europeo que busca “acelerar la implantación de renovables y el fin del uso del gas, hacer a los consumidores menos dependientes de los precios volátiles de los combustibles fósiles, proteger mejor a los consumidores de futuras subidas de precios y potenciales manipulaciones del mercado y hacer que la industria europea sea más limpia y competitiva”. La propuesta debe ser aprobada por el Parlamento Europeo y por los gobiernos pero la Comisión Europea no tiene ahora mismo los votos necesarios en el Consejo.
En el segundo párrafo del comunicado de prensa que acompaña a la propuesta la Comisión ya dice que “la UE ha tenido un eficiente y bien integrado mercado de electricidad por 20 años que ha permitido a los consumidores aprovechar los beneficios económicos de un mercado único de energía, asegurar el suministro y estimular la descarbonización”. ¿Y entonces qué necesidad hay de reformar nada? La guerra.
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La guerra de agresión rusa sobre Ucrania, según la teoría comunitaria, disparó los precios, aunque el aumento es anterior, y permitió darse cuenta de la necesidad imperiosa de “apoyar mejor la transición verde y ofrecer a los consumidores un mejor acceso a energías renovables y electricidad no fósil y barata”. Para gatopardear eso, reformando todo sin mucho reformar, Bruselas propone tocar tres paquetes normativos en vigor de forma que “se incentiven los contratos a largo plazo con productores no fósiles”.
Eso, cree que la Comisión, servirá para reducir el uso del gas y para que en las facturas se vea reflejado el coste menor de la electricidad renovable. Lejos, muy lejos, de la propuesta española de poder establecer un precio fijo al que remunerar a las renovables y nucleares y de desacoplar los precios del gas de la formación de precios de la electricidad. Buenas noticias para las eléctricas, que podrán vender a coste de gas todo lo que generen en plantas con menos coste, como las renovables.
Bruselas quiere que el despliegue de renovables sea a finales de la década el triple del actual (un objetivo posible a la vista de la implantación de renovables de los últimos años) y cree que ese despliegue servirá no sólo para la lucha contra la crisis climática sino también para tener un suministro autónomo que haga a la Unión Europea menos dependiente de terceros países.
A pesar de lo filtrado en los últimos días, la propuesta sí incluye que los contratos para nuevas inversiones en hidroeléctricas, renovables y nucleares incluyan los conocidos como CFD (contratos por diferencias). Eso estaba en parte en lo propuesto por el Gobierno español y busca evitar los conocidos como beneficios caídos del cielo.
- En los CFD se fija un precio. Si el precio de mercado es superior, el vendedor paga la diferencia al comprador y si es inferior, el comprador al vendedor. Las eléctricas se aseguran ingresos fijos y los gobiernos se aseguran que los consumidores no paguen beneficios caídos del cielo. La diferencia con la propuesta española es que esta buscaba que se aplicara a todos los nuevos contratos y Bruselas propone que se aplique a todas las nuevas inversiones.
Por la parte de los consumidores, Bruselas no va más allá de proponer que las eléctricas estén obligadas a ofrecer contratos a precios variables en función del mercado y también a precios fijos (ahora mismo no tienen obligación de ofrecer estos últimos) y a fomentar la firma de contratos a largo plazo “para evitar riesgos excesivos”. Bruselas también permite algo que ya se hace, que los gobiernos puedan “proteger a los consumidores vulnerables” para que no les corten la luz en casos de impagos y para fijar precios regulados para hogares o pymes vulnerables en casos de crisis.
La Comisión Europea quiere mantener de forma permanente algunas medidas aprobadas durante el año pasado y que eran en principio temporales por la crisis, como la reducción de demanda eléctrica en horas punta o niveles de almacenamiento de gas.
España, Francia, Italia o Grecia quieren una reforma mucho más profunda, que de la vuelta a la forma en que se forman los precios, más que en poner parches para corregir el sistema actual. Bruselas, siguiendo lo que defienden Alemania o los escandinavos, no llega a eso porque si el sistema funciona para qué cambiarlo todo.
En una entrevista concedida a la agencia EFE y otras grandes agencias de prensa, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, dice que “la reforma reducirá drásticamente el impacto del gas en el precio de la electricidad”, pero se niega también a ir más allá porque asegura que “tenemos un mercado intradía que funciona bien”, aunque reconoce que “tenemos que mejorar en los contratos a largo plazo”.