Meloni responde con una batería de medidas para controlar la inmigración


Llegan tras el tira y afloja dentro del seno del Gobierno entre la primera ministra Giorgia Meloni y Matteo Salvini
La líder del Ejecutivo ayer anunció junto a Ursula von der Leyen un mayor apoyo europeo
Son casi 130.000 migrantes los que han llegado a Italia desde este enero
El Gobierno italiano ha celebrado un Consejo de Ministros este lunes para debatir nuevas medidas antinmigración tras el irrefrenable flujo de llegadas a la isla de Lampedusa, zona cero de la ruta migratoria del Mediterráneo. Las medidas se centran en aumentar el número de centros de repatriación para migrantes ilegales (similares a los Centros de Internamiento de Extranjeros, CIE, en España), donde podrán ser retenidos hasta un máximo de 18 meses. La primera ministra Meloni anunció ya este paquete de medidas en un vídeo publicado en las redes sociales el viernes a última hora en el que retomaba algunos de sus discursos más duros en la materia y expresaba, entre otras cosas, que pensaba al bloqueo naval si fuese necesario. Palabras que llegaron para calmar las aguas con su principal socio de coalición, Matteo Salvini, vice primer ministro y líder de la Liga, que azota desde hace días el discurso y se presenta, en clave electoral, como el único capaz de frenar de forma efectiva la inmigración.
El nuevo paquete se centra, en concreto, en crear nuevos centros de repatriación, llamados en italiano Cpr. Existen en este momento 9 en todo el país, la idea es crear uno en cada región italiana y se aumenta también hasta 18 meses, el máximo permitido por la normativa europea, el tiempo posible para que un migrante ilegal sea retenido en este tipo de centros. Además se prevé que las propias repatriaciones sean procesos más rápidos de expulsión. El Gobierno italiano pretende con este decreto, el enésimo en materia migratoria desde hace un año, afrontar un fenómeno que supone una prioridad en este momento para el ejecutivo. Estrategia, la de aumentar los centros de repatriación, que la propia Meloni anunció en el vídeo del pasado viernes dirigiéndose directamente a los migrantes: “Si entráis ilegalmente en Italia seréis retenidos y repatriados” y explicó también ayer en la rueda de prensa conjunta con Von der Leyen.
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Además de lanzar estas medidas a nivel interno, desde Palazzo Chigi sacan pecho de la visita que compartió Meloni este domingo a la isla de Lampedusa con la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen. Desde el Gobierno ven un cambio de paradigma y destacan que ahora el foco esté finalmente puesto en donde la primera ministra dijo siempre que estaba la solución: frenar las salidas desde los países primarios. Aún así, el paquete de 10 puntos que anunció von der Leyen en el que Europa apoyará desde diferentes aspectos a Italia, es aún bastante genérico y poco concreto. Además, aún se encuentra en vilo el pago que la UE debe realizar tras el acuerdo firmado en julio con el presidente tunecino Saied, eso, dice Italia, está haciendo que el flujo se mantenga descontrolado. La idea de Giorgia Meloni es, tras estos diez puntos de colaboración, volver a proponer algunas de sus medidas, como una misión de bloqueo naval, en el Consejo Europeo de octubre.
Las fracturas en el Gobierno
La aprobación de este decreto migratorio en el Consejo de Ministros pretende ofrecer un mensaje de unidad entre los socios del Gobierno italiano de derechas, pero, en realidad la imagen de este domingo distaba mucho de esa realidad. Mientras Giorgia Meloni se peleaba para dar un mensaje de unidad desde Lampedusa, en el norte, concretamente en Pontida, el vice primer ministro Matteo Salvini celebraba su congreso anual con una invitada especial, la socia francesa Marine Le Pen. Desde allí criticó sin frenos a la Unión Europea y repitió algunos de sus discursos contra la inmigración más famosos. “Haré todo lo que sea democráticamente posible para bloquear una invasión que corre el riesgo de ser desastrosa”, dijo el vice primer ministro. Salvini, en clave electoral, busca distinguirse de Giorgia Meloni de cara a las europeas del año que viene pero esta fractura, junto a otros problemas a nivel diplomático, como el anuncio de Francia este lunes en el que dice que no acogerá a migrantes de la isla de Lampedusa, prevén un otoño complejo mientras los desembarcos siguen sin descanso en la frontera sur italiana.