Solos y vulnerables: la ONU alerta del drama de los niños refugiados no acompañados

ACNUR denuncia la situación de los niños migrantes y refugiados solos
La agencia de la ONU pide gestos de solidaridad a los países europeos
Yusra Mardini tenía 17 años cuando cuando tuvo que huir de la guerra en Siria. Lo hizo sin sus padres, tan solo con la compañía de una de sus hermanas. Nunca olvidará el terror del viaje en bote desde la costa turca hasta la isla griega de Lesbos; intentando que la barca no se hundiera, con otras personas que no sabían nadar bien, que temían morir ahogadas.
Ella sí sabía nadar. Lo hacía tan bien que, más tarde, formó parte del primer Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Río 2016. También se convirtió en embajadora de buena voluntad de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Y conoció otros historias traumáticas, de supervivencia al límite. Como la de una niña eritrea de 12 años que, cuenta, se separó de su hermana mayor cuando cruzaban el mar Mediterráneo y no ha vuelto a saber de ella. O la de aquellas chicas que le contaron que las habían vendido durante su viaje.
El drama de los menores no acompañados
Historias de menores no acompañados que se enfrentan a viajes infernales y que, después, ya en Europa, siguen desprotegidos. Por eso, ACNUR pide a los países europeos que redoblen sus esfuerzos para proteger a esos niños y niñas. Denuncia su situación en su informe "Travesías Desesperadas".
- De enero a septiembre de 2019, unas 80.800 personas llegaron a Europa por las rutas del Mediterráneo (menos que las 102.700 personas que llegaron en el mismo periodo de 2018).
- Más de una cuarta parte (28%) fueron niños y niñas. Muchos de ellos viajaban sin sus padres.
"Estos niños y niñas han huido de conflictos, han perdido familiares e, incluso, han sufrido abusos terribles a lo largo de sus viajes, pero su sufrimiento no se acaba en la frontera", dice Pascale Moreau, directora de la oficina de ACNUR para Europa. Denuncia que, ya en territorio europeo, "es frecuente que se aloje a esos menores, especialmente a los no acompañados, en grandes centros con una supervisión mínima". Quedan, por tanto, expuestos "a abusos, violencia y trastornos psicológicos, además de aumentar el riesgo de que vuelvan a trasladarse y desaparezcan".
- Este año, Grecia ha recibido la mayoría de las llegadas en la región del Mediterráneo, más que España, Italia, Malta y Chipre juntos. De ellos, más de 12.900 niños y niñas han llegado a Grecia por mar, incluyendo a casi 2.100 menores no acompañados, muchos de ellos procedentes de Afganistán, Siria y otros países sumidos en conflictos y violencia.
- Las condiciones en los centros de recepción en las islas griegas del Egeo, masificados y en condiciones insalubres, son sumamente preocupantes, denuncia la agencia de la ONU.
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A España , este año han llegado unos 2.500 menores, muchos de ellos no acompañados procedentes de Marruecos, Guinea y Malí.
ACNUR pide de manera urgente a los países europeos que acabe con la detención de menores por motivos migratorios, que se garantice su acceso a la educación y se acelere el traslado de aquellos que reúnen las condiciones para reunirse con sus familiares.
Las rutas de acceso a Europa
- En 2019, el número mayor de refugiados y migrantes (unas 46.100 personas hasta el 30 de septiembre) llegaron a Europa tras pasar de Turquía a Grecia, la mayoría por mar. Han sobrecargado, aún más, los centros de recepción ya abarrotados de las islas (y en condiciones terribles), especialmente en Lesbos y Samos.
- Llegadas a través de la ruta del Mediterráneo central desde Libia: en los meses transcurridos de 2019, se cree que unas 637 personas han muerto en el mar cuando intentaban llegar a Europa desde Libia.
- España: En los primeros nueve meses de 2019, unos 23.200 refugiados y migrantes llegaron por mar y por tierra. Cifra que representa una disminución del 46% respecto al mismo período del año pasado.
En lo que va de 2019, se cree que unas 1.041 personas han muerto o desaparecido en el mar Mediterráneo cuando se dirigían a Europa. La ruta de Libia a Europa sigue siendo la más mortífera, con casi el 63% de las muertes, según datos de ACNUR.