Los alemanes acaparan productos por la guerra en Ucrania: “el aceite de girasol es el nuevo papel higiénico”


Alemania compra la mayoría del aceite de girasol que consume a Ucrania, y también a Rusia
El comportamiento acaparador, debido a una temida escasez de aceite de girasol por la guerra, lleva a que las estanterías de los supermercados germanos para ese producto luzcan vacías
Son escenas que recuerdan a la pandemia. En ellas se ven estanterías vacías, pero ahora el producto que falta no es papel higiénico, como ocurrió en los primeros días de pánico al desabastecimiento por el parón de la economía en los primeros días de los encierros que trajo el SARS-CoV-2, el virus de l COVID-19. Ahora, el producto que falta en esas estanterías es, mayormente, el aceite de girasol.
El aceite de girasol es uno de los productos ucranianos que más perjudicado se ha visto en Alemania por la guerra. La economía germana, la mayor de Europa, importa hasta tres cuartas partes del aceite de girasol de Ucrania y Rusia. El aceite de girasol ucraniano representa el 51% del total de las importaciones germanas, según los datos que apuntan estos días los responsables del sector de la alimentación teutón.
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Así, dada la inquietud generada por la guerra de Rusia contra Ucrania, que entra ya en su cuarta semana, en algunos supermercados germanos se leen mensajes como esos que citan los medios alemanes estos días aludiendo a pasillos de supermercados de toda la geografía germana.
“Por favor, sean solidarios, piensen en sus vecinos, absténganse de hacer acopio”, se leía en un supermercado de Fráncfort (oeste germano) en una escena descrita hace unos días en el gran diario generalista de esa ciudad, el Frankfurter Allgemeine Zeitung. En otros carteles se indica específicamente qué productos no acaparar: aceite de girasol, aceite de colza o aceite para freír.
En una mañana cualquiera en el hipermercado Kaufland de Neukölln, un distrito del sur berlinés, pese a que acaban de pasar los reponedores, niegan con la cabeza cuando se pregunta sobre el aceite de girasol. "Hay lo que hay", dicen a NIUS trabajadores de ese establecimiento, en el que faltaban aceite de girasol y colza.
En algunas tiendas de supermercados online, como la de la firma Rewe, no se podía comparar aceite de girasol esta semana.
Ukrainekrise: Handelsverband: Kein Sonnenblumenöl hamstern! https://t.co/fFlPnhOZSk
— FAZ Wirtschaft (@FAZ_Wirtschaft) 15 de marzo de 2022
Esos ejemplos dan cuenta de que “los alemanes están haciendo acopio de aceite y de harina” como consecuencia de la guerra que ha lanzado la Rusia de Vladimir Putin contra Ucrania, según ha contado el diario económico Handelsblatt. La semana pasada, dicho periódico ya detectaba en supermercados “primeros indicios de dificultades por la guerra de Ucrania” a la hora de vender aceite de girasol.
También en las páginas de ese diario se ilustraba la información dedicada al comportamiento egoísta de algunos que se dedican a acaparar alimentos producidos en Ucrania, como el aceite de girasol, con estanterías de un supermercado vacías.
“Los clientes deberían ser solidarios”
En este contexto, desde la Asociación Federal del Comercio Minorista de Comestibles de Alemania (BVLH, por sus siglas alemanas) se ha hecho un llamamiento a los alemanes para que sean razonables en su consumo, por mucho asusten las consecuencias de una agresión como la ilegal guerra rusa contra Ucrania, algo sin parangón en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
“Al igual que al principio de la crisis del coronavirus, los clientes deberían ser solidarios y comprar sólo productos en cantidades domésticas”, ha dicho Christian Böttcher, portavoz de la BVLH en unas declaraciones recogidas por la Red de Redacciones de Alemania (RND, por sus siglas alemanas).
En Alemania hay quien habla ya de “crisis del aceite de girasol”. Otros dicen que “el aceite de girasol es el nuevo papel higiénico”, aludiendo a como muchos acapararon papel higiénico en 2020 durante los peores días de restricciones en la pandemia.
Sea como fuere, los supermercados se están adaptando a la situación. Algunos practican el racionamiento, limitando el número de litros de aceites, el de girasol pero también de colza y de oliva, entre otros, que exponen a la venta. En algunos supermercados también se está limitando el número de botellas de aceite que se pueden adquirir por cliente.
Estas medidas se han tomado pese a que desde la Asociación de la Industria de Procesamiento de Semillas Oleaginosas en Alemania (OVID, por sus siglas alemanas) se trata de poner calma señalando que hay variedades suficientes de aceites como para poder suplir las dificultades que presenta debido a la guerra el aceite de girasol.
“En el aceite de colza no hay ningún problema de abastecimiento”, han señalado desde dicha asociación.
“El abastecimiento de alimentos en Alemania está asegurado”
El ministro de Agricultura del canciller Olaf Scholz, el ecologista Cem Özdemir, recordaba hace unos días que “el abastecimiento de alimentos en Alemania está asegurado”. “No pensamos que vaya a haber un desabastecimiento de alimentos básicos o de bienes para las necesidades diarias”, ha dicho Özdemir a la radio-televisión pública ARD.
Ya quisiera poder decir esto mismo, de cara las calefacciones de los hogares germanos, el ministro de Economía, su compañero de partido en Los Verdes y vicecanciller, Robert Habeck. No obstante, el problema del que hablan las estanterías vacías de los supermercados no parece tener tanta razón de ser como ocurre en el caso del gas ruso, del que Alemania se ha hecho, motu propio y décadas mediante, dependiente.
Porque, en virtud de la lógica acaparadora que parecen haber seguido algunos consumidores, también se han visto estanterías vacías de harina y pasta. Esos productos, sin embargo, no están en una situación difícil como la del aceite de girasol.
Alza de los precios en los alimentos
Por culpa de la guerra, Ucrania ha dejado de abastecer a mercado con sus barcos con cargamentos de aceite de girasol. Se teme que más pronto que tarde, haya problemas en la cadenas de distribución de este aceite. Pero, por ejemplo, en el caso del trigo, Alemania es prácticamente un país autosuficiente.
No ocurre así con los hidrocarburos, ahora con precios al alza y responsables de no pocas quejas en el sector de la alimentación. En éste, debido al aumento de los costes de producción, ya lleva tiempo notándose una inflación galopante.
La edición digital de la revista Focus señalaba hace unos días que, en la alimentación, los precios han subido un 7% entre febrero de 2020 y febrero de 2022. En el caso de los aceites para cocinar, la subida del precio en ese periodo de tiempo ronda el 15,7%, de acuerdo con las cuentas de Focus. En las estanterías vacías del Kaufland de Neukölln, el precio que luce para una botella de aceite de girasol de 250 mililitros es 1,99 euros.