Los alemanes también ríen pese a la crisis del coronavirus

Aunque algunos digan que los alemanes no son divertidos, el humor germano anda inspirado estos días de crisis sanitaria por culpa de la COVID-19.
Los alemanes cargan con un pesado estereotipo según el cual les falta sentido del humor. La crisis sanitaria que plantea la pandemia del coronavirus, sin embargo, permite observar que hay teutones que también saben reírse y hacer reír a pesar de los pesares en momentos de grandes restricciones.
No todo es seriedad en el pueblo alemán. De hecho, ahora que los Länder del país de Angela Merkel implementan casi a diario nuevas medidas para fomentar el distanciamiento social y reducir así la propagación del nuevo agente infeccioso, el coronavirus también inspira al humor germano.
Para darse cuenta de esto, basta mirar, por ejemplo, el portal satírico de noticias Der Postillon. Esta página web, que cuenta con casi un millón de seguidores en su cuenta de Twitter, se ha especializado en redactar chistes con forma de noticias al estilo de El Mundo Today en España.
Esta semana, a cuenta del cierre de colegios y guarderías que se ha impuesto de forma generalizada en Alemania, Der Postillon titulaba: “Los alemanes piden que reabran escuelas y guarderías después de pasar el primer día con sus niños”.
Se cita en esa broma con forma de noticia a un padre que se está ocupando de sus hijos de nueve y once años al tiempo que se supone que habla con el Der Postillon: “De verdad no entiendo por qué los niños tiene que quedarse en casa. (…) Los científicos dicen que no forman parte del grupo de riesgo. Y por el modo en que gritan y hacen ruido están en plena forma. ¡No Emily!, ¡Sal del cubo de la basura! ¡Escupe eso!”.
También tienen en Der Postillon uno de esos artículos en forma de lista de consejos para vivir mejor en tiempos en los que hay que permanecer en casa, guardar distancia social y teletrabajar por culpa del coronavirus.
Entre los errores a evitar aconsejados por Der Postillon figuran: “vestirse”, “quejarse de que en la cantina no hay tres opciones para elegir a la hora de comer”, “robar material del 'home-office'” o... “quemar el ordenador”. “¡No, no lo haga ! Lo necesita para teletrabajar. Quemarlo ha sido una estupidez”, se lee en Der Postillon.
Sátira sí, Fake News no
Por su contenido, no son este tipo de bromas con aspecto de noticia las que han de preocupar a las autoridades alemanas. Éstas andan visiblemente preocupadas por el impacto de bulos e infundios que circulan entre la población a través de Internet.
Así, en el Land de Baja Sajonia (noroeste, germano), se ha escuchado al responsable de Interior, el socialdemócrata Boris Pistorius, manifestarse a favor de castigar duramente a las fake news. “La distribución de fake news en tiempos de crisis del coronavirus son extremadamente peligrosas. Pueden causar pánico, compras excesivas e irracionales y conflictos, por ello deben ser condenadas con mayor dureza”, ha dicho Pistorius al semanario Der Spiegel.
Por su parte, la ministra de Justicia, la también socialdemócrata Christine Lambrecht, subrayaba el miércoles que “quienes dispersan fake news en estos tiempos de crisis se comportan de forma irresponsable”. “Ahora llega el momento de distribuir únicamente informaciones serias y de valor, no crear miedo”, según Lambrecht.
A diferencia del Der Postillon la revista de humor Titanic no trabaja tanto con textos con forma de noticia. Pero Titanic es una institución de la sátira en Alemania. La revista ha incluso transcendido el humor impulsando el partido satírico Die Partei o “El Partido”. Esta formación cuenta con dos eurodiputados en la Eurocámara.
“La sátira debe ir donde duele”
Estos días, el coronavirus también inspira a los dibujantes y comentaristas de dicha publicación. En una de las viñetas de Titanic de estos días, firmada por Miriam Wuster, se observa a una madre y una hija en un futurístico museo. Hay expuestas dos cabezas de personas besándose. “Lo llamaban besarse”, explica la madre.
Por su puesto, algo también invita a la tristeza en este tipo de bromas. Pero, tal y como ha explicado en el diario Die Welt Josef Engels, responsable de la sección satírica de ese periódico, “la sátira debe ir ahí donde duele”.
La sección de sátira de Die Welt también presenta informaciones similares a las de Der Postillon. “Contra el coronavirus – empieza en Berlín el 'masks-sharing'”, reza un irónico titular que utiliza el anglicismo 'sharing' para reírse de la crisis del coronavirus y de tendencias como el 'car-sharing' o 'el home-sharing'.
En las redes sociales también han circulado en Alemania chistes o situaciones cómicas vinculadas a las medidas anti-coronavirus. Hay un vídeo que es casi una “versión alemana” de las emocionantes imágenes que se han visto en Italia de personas cantando e interpretando música desde los balcones para animarse unos a otros.
El vídeo, que cuenta con cerca de 14.000 visualizaciones en el momento de escribir estas líneas, se titula “Italia canta y está de fiesta, ¿Cómo sería en Alemania?”. En los dieciséis segundos que dura, un chico alemán sale a cantar al balcón la canción '99 Luftballons' de Nena, una banda berlinesa de los años ochenta.
La canción del muchacho es recibida con gritos de “¡Silencio!, ¡Silencio o llamo a la policía!, ¡Le denuncio!”.
“Bienvenidos a la Alemania comunista”
También en redes se ha visto una cómica imagen a cargo de la cuenta de Twitter 'Wir sind der Osten'. Ésta se presenta como perteneciente a gente del “este alemán”, lo que otrora fue la extinta República Democrática de Alemania (RDA).
En la imagen se ve la bandera de la dictadura comunista que fue la RDA. Acompaña a la bandera tres frases sobre la situación actual de las compras compulsivas en comercios y el cierre de fronteras. “Fronteras cerradas. Estantes vacíos. Bienvenidos a la RDA”, se lee.
En suma, la crisis del coronavirus ha puesto de relieve lo poco que hay de cierto en esa conclusión sobre los alemanes que ofrecía en 2011 una encuesta de la red social Badoo de la que se hacía eco, entre otros, el diario británico The Daily Telegraph. Según esa encuesta, Alemania era el país “menos divertido” del mundo.
“Los alemanes son brillantes en muchas cosas (…) Pero contar bromas no es una de ellas”, decía Lloyd Price, portavoz de Badoo, a cuenta de esa encuesta. No parecen darle la razón, sin embargo, estas pruebas de humor teutón propias de tiempos de crisis sanitaria.