Alemania, a la cola en la prohibición de la publicidad del tabaco en la calle

Alemania es aún el único país de la UE donde sigue siendo legal la publicidad del tabaco en gran formato.
Tienen fama de puntuales, pero lo que se dice puntuales no son los alemanes a la hora de aprobar una ley contra la publicidad del tabaco en el espacio público. Hace apenas unos días que se desbarató el bloqueo político que mantenían desde hace lustros en el Bundestag la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel y su partido hermano del sur teutón, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).
El grupo parlamentario que forman ambos partidos, conocido aquí como la Unión, había logrado evitar durante varias legislaturas la aprobación de una ley contra los grandes carteles de publicidad de tabaco en el espacio público. Éstos aún se ven, por ejemplo, en las marquesinas de los autobuses y en estaciones de metro o tren. Pero esa publicidad de gran formato pronto dejarán de estar ahí.
Hace unos días los diputados de la Unión votaban una resolución interna favorable a una ley más restrictiva con la publicidad del tabaco. El texto aún tiene que pasar por el Parlamento pero dado que CDU y CSU eran las únicas fuerzas que habían frenado anteriormente la aparición de una ley así, la prohibición se da por hecha.
A estas alturas ya ha trascendido sobre la nueva ley que se implementará de forma escalonada:
- A partir del primer día de 2021 se prohibirá en salas de cine hacer publicidad de los cigarrillos electrónicos.
- El primero de enero de 2022 dejará de estar permitido el uso de la gran cartelería para hacer publicidad del tabaco.
- La publicidad de los calentadores de tabaco se prohibirá en 2023.
- A la de los cigarrillos electrónicos la prohibición le llegará en 2024.
Aunque no por mucho tiempo, Alemania es aún el único país de la UE donde sigue siendo legal la publicidad del tabaco en gran formato. Esto, pese a la merecida mala prensa que tiene el fumar. No en vano, el consumo de tabaco está directa o indirectamente relacionado con la muerte de 120.000 personas al año en Alemania, según las cuentas del Centro Alemán para la Investigación contra el Cáncer de Heidelberg (DKFZ, por sus siglas alemanas).
Frente a este tipo de datos, la comunidad política conservadora ha terminado cediendo, para satisfacción de gente como Norbert Kathagen, de la Fundación para la Prevención Ginko, con sede en Mülheim (oeste germano). “La prohibición llega con un retraso total, hacer publicidad para fumar es un anacronismo. Por eso vemos aquí como algo muy positivo la prohibición de esa publicidad”, dice a NIUS Kathagen.
El empuje Angela Merkel ha sido clave para acabar con la cerrazón con la que los conservadores alemanes se habían ocupado de la cuestión hasta ahora. El pasado mes de junio, la canciller ya dejó clara su postura en sede parlamentaria. “Si por mí fuera, la publicidad del tabaco estaría prohibida”, decía entonces Merkel.
No ha sido dicho y hecho, pero casi. Nada tiene que ver el horizonte actual con el que dejó 2016, cuando en la anterior legislatura el Ejecutivo vio frustrado su proyecto de ley en la materia. De haber salido adelante, ese texto habría supuesto una entrada en vigor de la prohibición para el año próximo. Sin embargo, los propios diputados de la Unión torpedearon la iniciativa de la anterior 'gran coalición'.
Los conservadores alemanes no eran partidarios de la prohibición
En la última votación sobre la cuestión del grupo parlamentario de la CDU-CSU, que data de hace unos días, 246 diputados votaron a favor de la restricción de la publicidad. En contra votó una 'resistencia' de 46 miembros de la Unión. Argumenta este casi medio centenar de diputados que ni CDU ni CSU pueden ser “partidos de la prohibición”. Así es como definen estos conservadores, por ejemplo, a los izquierdistas de Die Linke y a Los Verdes, fuerzas tradicionalmente opuestas a la publicidad del tabaco.
Según la explicación que manejan los cronistas parlamentarios, fundamental en el cambio operado en los conservadores germanos ha sido la salida de la Unión de un influyente opositor a la prohibición como Volker Kauder. Esta figura de la CDU, que ha acompañado a Merkel durante prácticamente toda su carrera como jefe del grupo parlamentario conservador, perdió su cargo el año pasado. Le sustituyó Ralph Brinkhaus tras una votación interna leída en principio como una derrota para la canciller.
Brinkhaus no era el candidato de una Merkel acostumbrada ya a despachar con Kauder. Sin embargo, la salida de Kauder ha facilitado la llegada de la prohibición de la publicidad del tabaco anhelada por la jefa del Gobierno alemán. La aparición de una nueva cara en la Unión ocupada de cuestiones relacionadas con las sustancias adictivas, la de la socialcristiana Daniela Lüdwig, también ha sido clave en el cambio de opinión operado en la familia conservadora germana.
Una prohibición con diez años de retraso
Con la nueva ley se pondrá fin a un régimen de excepción publicitaria que ahora vive sus últimos días en suelo alemán.
“Ningún país de la UE regula la publicidad del tabaco de forma tan laxa como la República de Alemania”, explicaba el pasado mes de abril el semanario Der Spiegel. Mucho tenían que ver en ello las presiones de las industrias tabacalera y publicitaria. De ahí que en la prohibición se haya visto “una victoria contra el lobby del tabaco”, según editorializaba el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung a cuenta de la inminente llegada de la nueva normativa.
Al parecer, las industrias del tabaco y la publicidad ya habían asumido que la prohibición llegaría tarde o temprano. No es para menos, data de 2004 el primer compromiso del Gobierno alemán y del Bundestag con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para acabar en 2010 con la publicidad del tabaco. Eran tiempos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder.
Visto lo visto, Alemania empezará a mover ficha contra la publicidad del tabaco al término de esta legislatura, la que Merkel ha presentado como su “última”. Los alemanes no siempre son puntuales.