Alemania, en 'shock' tras el asalto frustrado al Reichstag de los 'negacionistas' de la pandemia


Todos los estamentos de la política en Alemania se han pronunciado con indignación después de que un grupo de manifestantes fracasara en su intento de entrar en la sede del Bundestag.
Gobierno, Presidencia de la República, partidos mayoritarios y minoritarios del Bundestag ya habían manifestado este lunes su indignación por las chocantes imágenes que dejaba el sábado. Esa fue una jornada marcada por las protestas de los “negacionistas” de la pandemia que reunieron en el centro de la capital a más de 30.000 personas.
En el marco de la manifestación, un grupo de radicales trató de entrar en el edificio del Reichstag, la sede del Bundestag o Cámara Baja del Parlamento. Muchos de ellos portaban banderas del imperio alemán, de color negro, blanco y rojo. Llevar hoy día esa bandera es en buena medida algo indicativo de que se ha roto con la realidad política alemana.
Hay, de hecho, un movimiento conspiranóico alemán conocido como de los “Ciudadanos del Imperio” que defiende que el III Reich no capituló en la Segunda Guerra Mundial y, en consecuencia, que el imperio sigue vigente en la actualidad. Para sus miembros, la bandera de Alemania, de color negro, rojo y oro, no es la bandera de su país. Por eso llevan la del imperio.
Esos colores imperiales eran los que predonimaban en el grupo de cerca de entre 300 y 400 manifestantes que irrumpió a última hora de la tarde del sábado en la zona de las escaleras del Reichstag. Se frenaron a las puertas del edificio por lo que el diario Bild, el más leído del país de la canciller Angela Merkel, describía este sábado como una “acción heróica” de tres policías que contuvieron a los manifestantes.
“De estos policías podemos estar orgullosos”, se leía en el artículo del Bild de este lunes sobre los “tres héroes del Reichstag”. Para estos agentes ya hay quien pide que reciban la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, el mayor reconocimiento que se otorga en suelo germano.
Sin embargo, este lunes, las altas instancias políticas alemanas no estaban para muchos reconocimientos. Porque aún había que determinar qué pasó exactamente en el dispositivo policial de 3.000 agentes movilizados el sábado para que fuera posible la entrada de los extremistas en un recito supuestamente protegido.
Además, muchos todavía estaban procesando lo que el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, llamó “ataque al corazón de nuestra democracia”.
"Abuso del derecho de manifestación"
“Banderas del imperio y chusma ante el Bundestag constituyen un ataque insoportable al corazón de nuestra democracia. Eso no lo toleraremos nunca”, decía Steinmeier el domingo en unas declaraciones recogidas por la prensa alemana este lunes. Este lunes también, Steinmeier recibía, entre otros, a los “tres héroes del Reichstag” para darles las gracias a ellos y al resto de agentes movilizados el sábado.
Por su parte, el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, agradecía igualmente este lunes a todos los policías su trabajo de este fin de semana. También el domingo hubo que disolver al menos una concentración de 'negacionistas' de la pandemia que reunió a a varios centeneres de personas.
“El derecho de la manifestación, también en la pandemia, es un gran bien”, pero “este fin de semana unos pocos abusaron de ese derecho”, según Seibert.
El político conservador Wolfgang Schäuble, presidente la Cámara Baja, también reaccionaba con palabras de preocupación. “Nos afecta a todos nosotros cuando una minoría violenta, evidentemente de extrema derecha, se precipita sobre la sede de la soberanía”, decía Schäuble en unas declaraciones a la agencia alemana Deutsche Presse Agentur.
Imágenes “insoportables” frente al Bundestag
El ministro del Interior alemán, el socialcristiano bávaro Horst Seehofer, señalaba al dominical Bild am Sonntag que las imágenes del sábado en el Reichstag resultaban algo “insoportable”. “El edificio del Reichstag es la sede de nuestro Parlamento y por eso el centro simbólico de nuestra democracia liberal. Es insoportable que el caos y los extremistas abusen de él para sus propios fines”, según Seehofer.
El vicecanciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, también dio cuenta de su indignación al apuntar que “la simbología nazi, las banderas de los ciudadanos del imperio y del emperador no tienen sitio ninguno ante el Bundestag”. En suma, todas las fuerzas representadas en el Bundestag manifestaron consternación por las imágenes del sábado.
Sólo en la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) los hubo que consideraron oportuno recordar que, igual que no estuvo bien lo ocurrido el día de la manifestación contra la política anti-COVID-19 del Ejecutivo de Merkel, tampoco estuvo bien que en julio activistas de la organización ecologista Greenpeace colgara una de sus pancartas en la fachada del Reichstag.
Beatrix von Storch, vicepresidenta del grupo parlamentario de AfD en el Bundestag, tuvo a bien señalar en unas declaraciones a la radio-televisión pública SWR2 que lo ocurrido al sábado “no estuvo bien” pero “tampoco estuvo bien que miembros de Greenpeace subieran a la fachada [del Reichstag, ndlr.] y con eso nadie se irritó”.
33 policías heridos en las manifestaciones
Por violento que fuera el rápel de los ambientalistas, las imágenes de esa acción y las del sábado hablan por sí mismas y no dicen lo mismo.
“Subirse a la fachada es violencia también, pero no es lo mismo que querer entrar en el edificio”, precisa a NIUS Christian Pestalozza, jurista y profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín. “Ahora existe mucha indignación porque se ha querido entrar en el Parlamento con símbolos extremistas, como esas banderas de los Ciudadanos del Imperio. Esto es algo muy diferente. No se puede comparar a Greenpeace con extremistas de derechas”, abunda Pestalozza.
Von Storch, como buena parte de AfD, daba muestras de querer sacar capital político en sus palabras a la SWR2. Dijo, entre otras coas, que la manifestación del sábado fue “pacífica”. El sábado se contaron 316 detenciones. Hasta 33 policías resultaron heridos en agresiones de los manifestantes. Se registraron 131 denuncias por ataques contra agentes del orden.