Alemania toca madera para que Trump no sancione su segundo gasoducto con Rusia


El Nord Stream 2 es un proyecto energético que tiene previsto unir Alemania y Rusia con un gasoducto. En Estados Unidos lo ven con muy malos ojos, lo que explica las últimas amenazas de sanciones formuladas desde Washington contra el país de la canciller Angela Merkel.
No va a ser fácil construir en el mar Báltico el último tramo del Nord Stream 2. Apenas 160 kilómetros le faltan para estar listo a este gasoducto. En total, la infraestructura tiene una longitud de 2.360 kilómetros con la que unir Rusia y Alemania para proveer de gas al país de la canciller Angela Merkel. De entrar en funcionamiento, el Nord Stream 2 doblará los aproximados 55.000 millones de metros cúbicos de gas ruso que llegan cada año por el Nord Stream, el primer gasoducto entre Alemania y Rusia inaugurado en 2011.
La inauguración del Nord Stream 2 es precisamente lo que quieren evitar en Estados Unidos. La administración del presidente Donald Trump pone empeño en que así sea, y cuenta con el apoyo de destacados políticos.
Por ejemplo, el secretario de Estado Mike Pompeo o los tres senadores republicanos Ted Cruz, Ron Johnson y Tom Cotton. Este trío de políticos escribía la semana pasada una misiva a la empresa pública Sassnitz GmbH, firma que gestiona el puerto de Sassnitz (norte germano), a orillas del mar Báltico, para amenazarla con sanciones económicas.
“Si continúa facilitando bienes, servicios y apoyo al Nord Stream 2, destruirá la supervivencia futura a nivel financiero de su compañía”, han escrito Cruz y compañía, según ha trascendido en los medios de comunicación germanos. La carta alude, en concreto, a dos barcos rusos, el Fortuna y el Akademik Cherskiy, que esperan en el puerto alemán para poder empezar a trabajar en lo que queda por hacer del gasoducto.
El contenido de la carta ha sentado mal en suelo alemán. Se trata de “un ataque frontal” procedente de Estados Unidos, según los términos del diario económico Handelsblatt. El Gobierno alemán ha manifestado su rechazo a esas amenazas y parecen tocar madera para que no haya sanciones. “Esperamos que no se impongan esas sanciones”, ha dicho el ministro de Economía de Merkel, Peter Altmaier, en unas declaraciones a la agencia Deutsche Presse Agentur (DPA).
A sabiendas de que a la Administración Trump no le han dolido prendas a la hora de criticar al Gobierno de Merkel ni a la hora de tomar perniciosas decisiones para el país de la canciller – como la reciente retirada de 12.000 soldados destacados en suelo germano –, las amenazas más recientes contra el Nord Stream 2 son un asunto muy delicado.
Republicanos y Demócratas, unidos contra el nuevo gasoducto
“Es un tema serio”, dice a NIUS Marcel Dirsus, experto del Instituto para la Política de Seguridad de la Universidad de Kiel, “entre otras cosas porque es una cuestión que une a Republicanos y a Demócratas en Estados Unidos”. No en vano, junto a Cruz y otros republicanos, hay otras prominentes voces estadounidenses contra el Nord Stream 2 como la de la senadora demócrata Jeanne Shaheen.
“Ambos partidos estadounidenses ven este proyecto como un proyecto que desestabiliza a Europa y que, en último término, amenaza la seguridad nacional estadounidense. Por eso, los estadounidenses no van a parar hasta que lleguen a una situación que puedan sobrellevar”, señala Dirsus.
Trump ha dicho que Alemania está “presa” de la Rusia de Putin en vista de la relación económica que mantienen ambos países, una relación en la que el gas juega un papel muy importante. Con la realización del Nord Stream 2, esos lazos germano-rusos parecen destinados a estrecharse.
Ahora bien, la administración Trump ya frenó en el pasado las obras del Nord Stream 2. Lo hizo sacando adelante legislación sancionadora que metió miedo a finales del año pasado a Allseas. Esta empresas suizo-neerlandesa estaba implicada en la construcción del gasoducto hasta que vio las orejas al lobo sancionador americano.
Putin: “lo acabaremos”
En este contexto, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha dejado dicho que el proyecto estará terminado a finales de este año o en el primer trimestre de 2021. “Lo acabaremos independientemente de si contamos o no con la participación de nuestros socios extranjeros”, decía Putin a principios de año a cuenta del Nord Stream 2.
Rusia participa en el proyecto a través del considerado “brazo energético de Putin”, la empresa energética Gazprom. Aunque el gasoducto llega a Alemania, construir esta infraestructura energética no sólo implica a firmas germanas como la energética Uniper o la química BASF. Hay un buen centenar de firmas europeas que participan en el proyecto. Entre ellas, las energéticas Engie, de Francia, la anglo-holandesa Shell o la austriaca OMV.
Se estima que las empresas europeas costean la mitad de los 9.500 millones de euros necesarios para la realización del proyecto. La otra mitad la pone Gazprom. Económicamente, los defensores del Nord Stream 2 dicen que el gasoducto tiene sentido. Angela Merkel no lo niega, aunque quien han preguntado por la opinión de la canciller sobre el Nord Stream 2 dice que la jefa del Gobierno germano “no es fan” de esta infraestructura.
Políticamente, el precio del Nord Stream 2 estima considerable. Porque no sólo pone en juego la degradada relación germano-estadounidense desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. También fragiliza la unidad europea.
La unidad europea, en juego.
“En el Land de Mecklemburgo Pomerania-Occidental (noreste-alemán), el proyecto significa puestos de trabajo. Además, también significa energía barata. Pero hay costes políticos asociados”, explica a NIUS Olaf Boehnke, analista en Berlín de la consultora internacional Rasmussen Global.
“Los países del este europeo, como Polonia o los países bálticos, han criticado mucho el proyecto. Pero, pese a eso, la oposición en su día de Barack Obama y la más agresiva oposición de Trump, los rusos han podido seguir construyendo”, abunda este experto.
Con él coincide Dirsus, el experto del Instituto para la Política de Seguridad de la Universidad de Kiel. “Alemania está tratando de presentar que esto es un enfrentamiento de Estados Unidos contra Europa, pero la realidad es más complicada. Dentro de la UE hay países críticos. No es una lucha de Estados Unidos contra Europa, es más bien que Alemania no toma en consideración a otros países europeos”, plantea Dirsus.
Ucrania es uno de los países del 'viejo continente' que también se vería afectado por la apertura del Nord Stream 2. Actualmente, Ucrania desempeña un papel clave en el paso del gas para el abastecimiento europeo. El Nord Stream 2 amenaza esta situación.
“Muchos de los ingresos que recibe Ucrania por ese tránsito se perderían de la noche a la mañana al entrar en funcionamiento el Nord Stream 2”, sostiene Boehnke. “Merkel siempre ha dicho que habrá un acuerdo para que Ucrania sea compensada, pero hasta ahora no se ha visto nada en esa dirección”, añade.
Observadores como él apuntan que Moscú seguirá usando el Nord Stream 2 con fines políticos. A la vista está, en cualquier caso, que ese gasoducto sirve para separar tanto a los países europeos como a los alemanes de los estadounidenses.