Bajo presión, Scholz acepta el envío de armas pesadas a Ucrania


El canciller alemán, Olaf Scholz, decide finalmente que su país envíe armas pesadas a Ucrania para contribuir a repeler allí la invasión rusa tras constatar serias pérdidas de capital político
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La presión sigue siendo conditio sine qua non en tiempos de crisis como los que ha impuesto la invasión de Rusia contra Ucrania.
Porque, aunque sea el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, el jefe del Gobierno con el que Alemania está operando un “cambio histórico” en materia de política exterior, defensa, seguridad y energía a raíz del ataque ruso a Ucrania, en ese proceso no hay movimientos rápidos ni automáticos. Basta observar lo ocurrido con el envío de armas pesadas para Ucrania.
Hasta este martes, Scholz y la parte socialdemócrata del Ejecutivo frenaban dicho envío. Scholz tampoco es que lo descartara, pero ha venido haciendo oídos sordos hasta que, por lo visto, las críticas, las internacionales y las registradas en su propio país, se han hecho inaguantables.
Los ecologista y los liberales, socios de Gobierno de Scholz, han dejado claro estos días atrás que estaban a favor de dicho envío. Scholz, sin embargo, hablaba de la necesidad de hacer todo lo posible para evitar una “tercera guerra mundial”.
Antes, se habían dicho en Berlín cosas como que Alemania necesitaba los vehículos de tropa que precisaban los ucranianos y que, por eso, no podía enviarlos a Ucrania. El país de Scholz había preferido priorizar incluso el alcanzar acuerdos con países del este europeo, como Eslovenia, para que éstos envíen sus blindados a condición de que Berlín mande luego equivalentes 'Made in Germany' a las autoridades eslovenas para compensar esos envíos.
En suma, hasta este martes parecía que Scholz y compañía iban a seguir evitando el envío de armas pesadas a Ucrania. “El debate del envío de armas alemanas puede durar una buena temporada”, escribía en su edición de este martes el diario Süddeutsche Zeitung.
Mal ha envejecido esa observación. Porque este martes, la ministra de Defensa, Christine Lambrecht, afirmaba en una reunión con sus homólogos de la OTAN y otros países en la base militar estadounidense de Ramstein (oeste germano) que Alemania había decidido el envío de blindados autónomos anti-aéreos Gepard.
„Das ist genau das, was die Ukraine jetzt braucht, um den Luftraum zu sichern“ – Verteidigungsministerin Christine Lambrecht (SPD) kündigt die Lieferung von Flugabwehrpanzern in die Ukraine an. pic.twitter.com/H7M53aoigd
— Bericht aus Berlin (@ARD_BaB) 26 de abril de 2022
“Ayer mismo decidimos que Alemania podrá suministrar sistemas anti-aéreos Gepard a Ucrania”, explicaba la ministra en esa reunión. Estos sistemas de defensa son carros de combate dotados de dos radares y otro par de cañones de 35 milímetros. Entre otras cosas, son capaces, en su versión más moderna, de derribar aeronaves, incluidos drones, que vuelan a hasta 6.000 metros de altura.
Los Gepard que serán enviados a Ucrania proceden de las existencias de la empresa germana Krauss Maffeil Wegmann, productora de estos sistemas. En febrero, la empresa decía tener medio centenar de estos Gepard entre sus existencias que podrían hacer en poco tiempo su puesta a punto para ser utilizados por las fuerzas ucranianas. Dicho uso pasa también, presumiblemente, por un periodo de aprendizaje de esos sistemas.
Formaciones así ya se desarrollan en Alemania, donde se están entrenando militares ucranianos al uso de sistemas de artillería que los Países Bajos quieren enviar a Ucrania.
“Erosiones” en la coalición de Scholz
El envío de los Gepard, del que está por ver si está seguido de vehículos de infantería tipo Marder o tanques Leopard, ha ocurrido este martes en lo que parecía una concesión del canciller Scholz a las no pocas presiones que había recibido la Cancillería Federal. A nivel internacional, se habían vuelto a ver en Berlín “vacilaciones” en el “cambio histórico” de Scholz en su política de seguridad frente a Rusia, según los términos del diario The New York Times.
El canciller alemán explica este domingo en una sesión extraordinaria del Bundestag los esfuerzos de su Gobierno ante la crisis provocada por el ataque de Vladimir Putin contra Ucrania
— NIUS (@NiusDiario) 27 de febrero de 2022
✍🏻@SmmEnBerlinhttps://t.co/CrRYtNHBGS
Aunque a Scholz y compañía se les pudiera traspapelar en sus despachos lo que dicen en la crónica internacional, resulta inevitable para el canciller enfrentarse estos días al resultado de la encuesta según la cual la mitad de los alemanes no está satisfecha con su trabajo. Esa insatisfacción no tiene precedentes desde que sustituyó a Angela Merkel el pasado mes de diciembre, según apuntaba el dominical Frankfurter Allgemeine Sonntag. Mucho de ese descontento tiene que ver con su gestión del apoyo a Ucrania.
El diario Bild, el más leído del país, daba este martes la palabra a politólogos que apuntaban las primeras “erosiones” en la coalición gubernamental, habida cuenta de que Los Verdes y los liberales del FDP han estado empujando estos días, a diferencia del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), a favor del envío de armas pesadas a Ucrania.
“¿Con Merz iría todo mejor?”, se preguntaba dicho periódico, aludiendo a Friedrich Merz, el líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Merz y su CDU iban a plantear este jueves un texto en el Bundestag La CDU, con ecologistas y liberales, podría haber sacado ese texto adelante. Tras el anunció de la ministra de Defensa de Scholz, esa iniciativa parece haber pedido sentido.
El SPD pisa el freno en los cambios estratégicos de Alemania
Con todo, prevalece la sensación de que, en Berlín, Scholz y compañía sólo se deciden cuándo están, políticamente, contra la espada y la pared.
Así, por ejemplo, el Gobierno alemán no quiso enviar armas defensivas a Ucrania hasta que que estalló la guerra. Posteriormente, el Ejecutivo teutón tampoco quiso imponer sanciones internacional de calado económico hasta que el país parecía quedar aislado ante sus socios occidentales.
Con las armas pesadas, en Berlín se ha vuelto a actuar siguiendo ese patrón. Porque los Gepard llegarán a Ucrania, después de que lo haya hecho armamento similar británico, checo, eslovaco, estonio o estadounidense y tras recibir Scholz y compañía no pocas críticas.
Hasta la industria armamentística ha presionado estos días a Scholz y compañía. Sin ir más lejos, la firma Rheinmetall, fabricante de los Marder, había dejado claro hace tiempo que tiene 100 unidades listas para el envío a Ucrania pendientes del visto bueno del Gobierno. Está por ver si llegan a suelo ucraniano.
Lo que está claro, hoy por hoy, es que “quienes dudan del cambio estratégico del país son los socialdemócratas, que tienen un sector muy de izquierdas que se muestra muy escéptico respecto a este cambio” de política respecto a Rusia, según explica a NIUS Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. Alude a la Ostpolitk y a lo quede de sus acepciones contemporáneas.
“Scholz está teniendo en cuenta esto mismo ahora mismo. Quiere evitar una ruptura en el SPD y por eso al partido le está costando cambiar”, concluye este experto.