Los brexiteros empiezan a construir su propio museo


Reciben la autorización del regulador para poder crear un espacio que sea “neutral” que recoja la historia del Brexit para que lo puedan estudiar las generaciones futuras
Han iniciado una campaña de recaudación de fondos y piden a los ciudadanos que les entreguen cartas, carteles, fotografías y cualquier objeto relacionado
Se rendirá tributo a todos aquellos políticos euroescépticos que se opusieron primero a la CEE y después a la UE y a los héroes del referéndum de 2016
El 23 de junio de 2016 figurará en los libros de historia como el día en que los británicos decidieron salir de la Unión Europea (UE), el día del Brexit, el día en que el país se rompió por la mitad. Ahora los euroescépticos han empezado a construir un museo y han iniciado una campaña de recolección de objetos personales y de recuerdos para que las generaciones futuras puedan estudiar el Brexit y reconstruir aquellos días de junio de 2016 que cambiaron para siempre la forma del país.
Han empezado a construirlo después de que el regulador británico les otorgara el estatus de organización benéfica para poder constituirse como museo. Hacía tres años que estaban perseverando. Finalmente el regulador les ha dado el permiso con la condición de que sea un museo "neutro". Han iniciado una recolecta de fondos y esperan reunir un millón de euros para comprar un edificio que sirva de sede y crear toda la estructura.
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La colección tiene como objetivo contar la historia del movimiento euroescéptico y su gente a lo largo de las décadas. Incluirá una biblioteca y un archivo y servirán como espacio de estudio para académicos y para miembros del público. Toma como referente la 'Biblioteca del movimiento de la clase trabajadora’, que se encuentra en Salford, en el norte de Inglaterra, y que alberga una extensa colección de libros y material de estudio. Todavía no han decidido donde estará la sede pero no será en Londres, capital de los europeistas. Será en alguna de las localidades donde 'Vote Leave' fue más fuerte, donde se fraguó el Brexit.
Preservación del momento
Uno de sus impulsores del museo es Alex Deane, exdirector ejecutivo de ‘Grassroots Out’, la organización que sirve de paraguas para las distintas campañas para salir de la UE. Deane hizo un llamamiento para que la gente, ya sea brexitera o europeísta, entregue todo el material que tengan para la creación del museo: literatura de campaña, carteles, insignias, carteles y rosetones, correspondencia personal, diarios y fotografías de la batalla por el Brexit, antes como después de la trascendental votación de 2016. “Hay una tremenda historia detrás de esto que merece ser preservada. A menos que actuemos con rapidez, gran parte del material del referéndum se perderá”, expresó.
Su gran temor es que se tergiverse la historia. “Las lagunas se llenarán de percepciones erróneas, noticias falsas y mitos —contó Deane—. Nuestro objetivo es cerrar esa brecha en el momento en que sea más fácil, ahora mismo, mientras los recuerdos están frescos, los áticos todavía están llenos de tesoros y antes de que se pierdan artículos e historias”. Entre los impulsores de este proyecto están Lee Rotherham, ex director de proyectos especiales en 'Vote Leave', Thomas Borwick, ex director de tecnología de 'Vote Leave', Jim Reynolds, secretario honorario de la Campaña por una Gran Bretaña Independiente, y Gawain Towler, ex director de comunicaciones de Ukip, el partido antiinmigración y antieuropeo.
El exministro de finanzas del Thatcher, Lord Lawson, se congratuló por la noticia. “El debate sobre la evolución de la relación del Reino Unido con sus vecinos y su lugar en el mundo ha sido de gran importancia nacional. Necesitamos capturar esos registros e historias para la posteridad”, afirmó. Nigel Lawson fue uno de los impulsores del Brexit y fue tildado de hipócrita cuando dos años después solicitó la residencia francesa que finalmente no le fue concedida.
El retrato de Gaitskell
El museo pretende ser también un reflejo de más de 50 años de relación con la UE desde su creación con Tratado de Roma de 1957. En la entrada del museo habrá una imagen del exlíder laborista Hugh Gaitskell, que pronunció el famoso discurso de 1962 contra la Comunidad Económica Europea (CEE) en que advertía que si entraban en la CEE sería “el fin de Reino Unido como estado europeo independiente y el fin de mil años de historia”.
“Y significa el fin de la Commonwealth. ¿Cómo se puede suponer en serio que si la madre patria, el centro de la Commonwealth, es una provincia de Europa, que es lo que significa federación [la CEE], podría seguir existiendo siendo la madre patria de una serie de naciones independientes? Es una auténtica tontería”, expresó Gaitskell. El Reino Unido entró en la CEE en 1973 bajo el mandato del primer ministro conservador Edward Heath.
El museo rendirá tributo a los políticos euroescépticos que se opusieron a la permanencia del Reino Unido a la CEE. Entre ellos, los ministros laboristas Peter Shore y Tony Benn en los años 70, que forzaron al primer ministro laborista Harold Wilson a convocar un referéndum en 1975. La consulta dividió a los laboristas como sucedió con los conservadores en 2016. Los británicos votaron seguir en la CEE en 1975. Rendirá tributo a los 'tories' que se enfrentaron en los años 90 al Tratado de Maastricht, uno de los tratados fundacionales de la UE. Y cómo no, a los héroes de la campaña del Brexit de 2016: los conservadores Boris Johnson, Michael Gove y Dominic Cummings, considerado como el cerebro del Brexit, y Nigel Farage, el exlíder del Ukip y del Partido del Brexit.
Promesas incumplidas
El Brexit está en estos momentos muy lejos ser una celebración. Sigue habiendo problemas con el papeleo y los controles en la frontera marítima con Irlanda del Norte y los empresarios de la región han advertido a Johnson que el protocolo noririlandés, tal y como lo negoció él, es inasumible. La UE ha denunciado al gobierno británico por decidir de forma unilateral extender el período de gracia en Irlanda del Norte que le permite minimizar los controles hasta el mes de octubre. Los pescadores escoceses están prácticamente parados desde el 1 de enero y han criticado el nuevo acuerdo de cuotas del gobierno en el Mar del Norte con la UE y con Noruega.
Más de una quinta parte de los pequeños exportadores británicos han detenido temporalmente las ventas a la UE, según una encuesta de la Federación de Pequeñas Empresas (FSB). “Aquellos que hacen negocios a nivel internacional están siendo golpeados con un papeleo increíblemente exigente y desconocido”, dijo el presidente de la FSB, Mike Cherry. “Lo que esperábamos que resultara ser un problema inicial está en peligro de convertirse en uno permanente y sistémico”.
También el sector de la música se ha mostrado deprimido por el cierre de fronteras con la UE. La City de Londres todavía no ha logrado un acuerdo con Bruselas para poder acceder al mercado único y ha perdido la condición de prinicipal centro financiero europeo en favor de Amsterdam. Y luego está otra de las consecuencias del Brexit: el auge de los nacionalismo escocés, irlandés y galés como respuesta a nacionalismo inglés del Brexit. Entre todos los objetos que se van a mostrar en el museo museo, la pregunta es si estará el autobús de dos pisos con la promesa electoral de entregar los 350 millones que transferían semanalmente a la UE al Servicio Público de Salud británico y que no han cumplido.