El camino sajón en la pandemia: abrir primero las escuelas y dar explicaciones después a los ciudadanos


Sajonia, Land del este alemán, destaca por su modo de enfrentarse a la pandemia
Su presidente, el conservador Michael Kretschmer, fue el primero en decidir la reapertura las escuelas pasadas las medidas más duras contra la COVID-19
Kretschmer es el único que ha bajado a la calle para dialogar con quienes protestan
Desde hace unos días es motivo de debate en Alemania el último estudio de Christian Drosten, el virólogo más famoso del país y uno de los destacados asesores del Gobierno de Angela Merkel. Drosten y su equipo alertan de que los niños infectados por el SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19, son tan contagiosos como los adultos.
La señal de alarma de Drosten y su equipo del Instituto de Virología del Hospital Universitario Charité de Berlín debería tener especial resonancia en las escuelas y guarderías. Éstas, poco a poco, van recobrando la actividad en la versión germana de la “nueva normalidad”. En Sajonia, sin embargo, las escuelas hace ya tiempo que empezaron a funcionar pese a la pandemia.
Este Land del este germano fue el primero en reabrir las escuelas. Allí, los centros han ido progresivamente abriendo las aulas, adaptándolas a la situación desde el pasado 6 de mayo. “En principio, todo es posible siempre y cuando haya un concepto de higiene”, ha defendido el político conservador Michael Kretschmer, presidente de Sajonia.
Este político mantiene a su Land a la vanguardia en lo que respecta la relajación de medidas de distanciamiento social frente a la propagación del coronavirus, algo a lo que a buen seguro ayuda que su estado sea de los menos golpeados por el nuevo agente infeccioso. En general, los Länder del este alemán, donde hay, entre otras cosas, una menor cantidad de aglomeraciones urbanas, presentan muchos menos casos que los estados del sur y del oeste teutón.
Según las cuentas de este jueves del Instituto Robert Koch (RKI), la agencia federal de prevención y control de enfermedades, Sajonia es el noveno Land con menos casos del país. En la ciudad de Hamburgo (5.096 casos en unos 755 kilómetros cuadrados) hay casi tantos infectados como en Sajonia (5.312 casos en 18.450 kilómetros cuadrados).
Habiendo sufrido mucho menos la COVID-19 que sus vecinos del sur – en Baviera, por ejemplo, el número de infectados llega a los 47.209 –, para Kretschmer y el resto de los responsables políticos sajones el reto de la lucha contra la pandemia ha sido tener que hacer pedagogía. Ha sido preciso explicar por qué eran tan necesarias las medias de distanciamiento social frente al coronavirus cuando éste ha causado en Sajonia, por ahora, “sólo” 212 muertos. En Baviera el número de fallecidos roza los 2.500 en el momento de escribir estas líneas.
Una multa por no llevar mascarilla
Precisamente en esas tareas de explicación Kretschmer parece atreverse con todo. Ha ido incluso al encuentro con los manifestantes que también en Sajonia han mostrado su descontento con las restricciones y la crisis causada por las medidas anti-COVID-19. Es el único presidente regional germano que ha hecho algo así.
El pasado mes de mayo se le llegó a ver en la ciudad de Pirna discutiendo con un vecino que protestaba con un gorro de papel de aluminio en la cabeza, una copia de la Constitución alemana en la mano y un polo blanco en el que había escrito a mano: “somos el pueblo”.
La conversación giró entorno a un supuesto virólogo que había inspirado al vecino a salir a la calle a protestar porque, a su entender, el SARS-CoV-2 no era tan peligroso. Kretschmer se empeñaba en explicar por qué es importante actuar siguiendo el consenso científico a pesar de la existencia de opiniones críticas.
#Kretschmer, verpiss Dich!“, „#Corona - die Jahrhundertlüge“ - im Großen Garten Dresden suchte Sachsens Ministerpräsident heute das Gespräch mit Coronaleugnern und wurde übelst beschimpft. Was er überhaupt in diesem Pegida-Umfeld vorhatte, bleibt rätselhaft (via @Pixel_Roulette) pic.twitter.com/6Qckn8p2rK
— Matthias Meisner (@MatthiasMeisner) May 16, 2020
Días antes, Kretschmer se paseaba en bici por el jardín barroco del Großer Garten de Dresde, la capital se Sajonia. Acabaría hablando con otros conspiranoicos opuestos a las políticas que buscan en Alemania ralentizar la propagación del virus. In situ, también se le insultó. Y hasta se le puso una denuncia por ir sin mascarilla.
Críticas a su modus operandi
Después de aquello le cayó alguna crítica de peso. Por ejemplo, la que formulaba la periodista Mona Jaeger en el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Kretschmer “sigue una regla tan simple como complicada y necesaria: 'hablar donde hace falta'”, pero “uno no tiene que hacer como si la crítica a las fechas de apertura de los restaurantes fuera igual que las fantasías de quienes piensan que habrá una obligación de vacunarse”, comentaba Jaeger, aludiendo, entre otros, a los conspiranoicos anti-vacunas movilizados por la COVID-19.
En ese diario apuntaban que esa estrategia de bajar a la calle para hablar con la gente ya trajo resultados positivos a Kretschmer y su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), en las últimas elecciones regionales sajonas, celebradas el pasado mes de septiembre.
La CDU de Kretschmer se impuso logrando un 31,1% de los votos, aguantando el empuje de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que se hizo con un 27,5%. Pero ahora los hay que dudan de la utilidad de discutir con según qué manifestantes.
Karl-Siegbert Rehberg, sociólogo de Universidad Técnica de Dresde, se muestra comprensivo con el presidente sajón. “Yo creo que es importante que los políticos no sólo actúen en el Parlamento, sino que vayan al encuentro de la gente. Y esto es algo que hace bien Kretschmer”, dice Rehberg a NIUS.
“Acertado y razonable” hablar con los manifestantes
“Lo importante no es que se convenza de nada a quienes se manifiestan, pero hablando con ellos se les puede arrebatar ese aura de detentores de la verdad que algunos manifestantes se arrogan”, añade Rehberg. Además, “cuando uno discute en público, no sólo se dirige a su inmediato interlocutor, sino a todos los que le rodean”, abunda este sociólogo.
En el caso de la discusión con el vecino de Pirna con gorro de papel de aluminio, Kretschmer parecería haber logrado dirigirse a todo el país. Porque se le ha visto en toda Alemania en esa curiosa escena. Sea como fuere, el presidente de Sajonia todavía está dando explicaciones a diestro y siniestro sobre por qué es necesario hablar incluso con quienes niegan la actual realidad pandémica.
Así se defendía en una entrevista publicada el martes en el Süddeutsche Zeitung: “Es acertado y razonable estar en contacto los unos con los otros. Hemos perdido cuando se tiene la sensación de que los políticos no escuchan y deciden”.