Carta de amor del vicepresidente de la Comisión Europea a los británicos: 'Vuestro regreso siempre será bienvenido'

Timmermans: 'Habéis decidido iros. Se me parte el corazón, pero respeto esa decisión'
Timmermans: 'Os conozco y os quiero. Por quienes sois y lo que me disteis. Soy como un viejo amante'
Timmermans: 'Vuestra ambivalencia hacia la UE seguirá ahí, incluso después de que os hayáis marchado'
"Mi carta de amor a Gran Bretaña: los vínculos familiares nunca se rompen del todo", así titula el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, el artículo que publica el diario británico The Guardian. En la carta, abundante en detalles personales, Timmermans sitúa el inicio de su anglofilia en sus años adolescentes, cuando pasó por una escuela internacional inglesa en Roma.
El político y diplomático holandés cuenta con una importante trayectoria en las Unión Europea. Ya fue vicepresidente en la anterior comisión presidida por Jean-Claude Juncker, actualmente es el número dos de la Comisión Europea y fue el candidato de los socialistas europeos en 2019 para presidir el ejecutivo comunitario, cargo finalmente ocupado por la alemana Ursula von der Leyen. El vicepresidente de la Comisión no oculta su tristeza con el Brexit inminente, cree que ya está dañando al Reno Unido y abre la puerta a un futuro regreso de los británicos a la Unión Europea.
Estos son algunos de los pasajes más significativos de la carta de Timmermans:
“Acabo de leer un libro delicioso de cartas de amor a Europa y eso me ha hecho considerar en mi amor por Gran Bretaña. He recordado que cuando os unisteis a la Comunidad Económica Europea, yo estaba en una de tus escuelas. No en vuestra, atención, sino en Italia. Para ser precisos, en la Saint George’s British International School en Roma. Tenía 12 años y aun estaba aprendiendo inglés”.
Asistir a una de vuestras escuelas me hizo más holandés que antes. Porque no hay mejor manera de ser consciente de tu propia cultura que sumergirte en otra.
“Han pasado más de 40 años desde entonces. Han sucedido muchas cosas. Mi familia regresó a los Países Bajos, estudié allí y en Francia. Me casé y me convertí en padre, hice el servicio militar, trabajé como diplomático, me divorcié y volví a casar, fui elegido al Parlamento, serví en el Gobierno y ahora estoy en la Comisión Europea. Gran Bretaña siempre ha estado ahí. Asistir a una de vuestras escuelas me hizo más holandés que antes. Porque no hay mejor manera de ser consciente de tu propia cultura que sumergirte en otra”.
“Os conozco y os quiero. Por quienes sois y lo que me disteis. Soy como un viejo amante. Conozco vuestras fortalezas y debilidades. Sé que podéis ser generosos pero también avaros. Sé que os creéis únicos y diferentes. Y, por supuesto, lo sois de muchas maneras, pero tal vez menos de lo que creéis… Todas las naciones europeas son únicas. Nuestras diferencias son una fuente de admiración, de sorpresas, de incomodidades, de malentendidos, de ridículo, de caricatura y, sí, de amor”.
Sé que os creéis únicos y diferentes. Y, por supuesto, lo sois de muchas maneras, pero tal vez menos de lo que creéis.
“En el mejor de los casos, estas diferencias nos convierten en una familia más creativa, productiva, pacífica y próspera. En el peor de los casos, nuestras diferencias se manipulan para infundir miedo, propagar la superioridad, enfrentar a un miembro de la familia con otro. Luego, las cosas luego se van rápidamente de las manos. En eso, todos somos muy, muy competentes. Ese es nuestro legado. Es también lo que somos. Y como familia tenemos el deber de promover lo mejor y mantener a raya lo peor. Hasta ahora, pese a todos sus fallos, la UE ha sido la herramienta más exitosa para lograr ese objetivo”.
Erais ambivalentes, como siempre lo fuisteis respecto a la UE. Ojalá hubierais mantenido esa actitud, os ayudó a vosotros y a todos nosotros. ¿Era necesario forzar la cuestión?
“Habéis decidido iros. Se me parte el corazón, pero respeto esa decisión. Erais ambivalentes, como siempre lo fuisteis respecto a la UE. Ojalá hubierais mantenido esa actitud, os ayudó a vosotros y a todos nosotros. ¿Era necesario forzar la cuestión? De ningún modo. Pero lo hicisteis. Y lo triste es que os está dañando. Porque la ambivalencia mental seguirá ahí, incluso después de que os hayáis marchado. En todo este proceso se os ha hecho demasiado daño innecesario a vosotros y a todos nosotros. Y me temo que vendrá más”.
“La verdad es que me sentí profundamente herido cuando decidisteis iros. Tres años después, estoy triste porque un miembro de nuestra familia quiere cortar amarras. Pero al mismo tiempo encuentro consuelo en la idea de que los lazos familiares nunca se pueden cortar del todo. No nos vamos a marchar y vuestro regreso siempre será bienvenido”.