El cineasta rumano Radu Jude se lleva el Oso de Oro de una Berlinale pandémica


El cineasta rumano Radu Jude, con la película “Mala suerte en el sexo o porno de locos” triunfa en la 71ª edición de la Berlinale, un festival que se ha visto obligado a renunciar a uno de sus elementos más característicos: el público.
Con lo cines cerrados por culpa de las medidas vigentes en la capital alemana contra la propagación del coronavirus, la edición de este año de la Berlinale no podía ser normal.
El Oso de Oro, la mítica estatuilla de esta esta cita anual del séptimo arte, uno de los festivales de cine más importantes a nivel mundial, se entregó este viernes, sí, aunque no físicamente. La ceremonia de entrega tendrá lugar, excepcionalmente, en junio.
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El gran premio de Berlín se lo llevó el rumano Radu Jude por el film Babardeală cu bucluc sau porno balamuc algo así como “Mala suerte en el sexo o porno de locos”. Pero en esta 71ª edición de la Berlinale, tan protagonista como el largometraje de Jude fue la ausencia de público.
Lo habitual en los días en que se celebra la Berlinale es ver en los cines donde se muestran las películas del festival interminables colas de aficionados al cine de autor que tanto se reivindica en este evento esperando para asistir a una de las proyecciones, inabarcables en número. Sin embargo, la pandemia ha obligado al festival a adaptarse este año.
A diferencia de lo que ocurrió el año pasado, en el que el festival se desarrolló hasta el final, sin cierres pandémicos porque la amenaza del SARS-CoV-2 aún parecía lejana, los responsables de la Berlinale se vieron obligados en este 2021 a adoptar un nuevo concepto de festival.
Así, la número 71 es, por primera vez en su historia, una edición en la que el festival ha quedado partido en dos. Una parte se celebraba esta primera semana de marzo y una segunda, prevista para el próximo mes de junio, contempla la celebración de eventos con público, lo que incluye la proyección en cines de buena parte del centenar de producciones protagonistas del festival.
En esta primera semana de marzo, hasta este viernes de gloria cinematográfica para Radu Jude, se ha desarrollado la competición, con un jurado compuesto por media docena de directores que en su día se llevaron el Oso de Oro. Éstos se han dedicado a ver y evaluar películas, mientras que, por otra parte, se desarrollaban los eventos on line
Asociado a la Berlinale está el Mercado de Cine Europeo, que sirve, entre otras cosas, para poner en contacto y hacer negocios a distribuidores, productores y demás agentes de la industria.
Coronavirus y un miembro del jurado en arresto domiciliario
Los integrantes del jurado han sido prácticamente los únicos que, de momento, han visto películas en la 71ª edición de la Berlinale. Cinco de sus integrantes han vivido, grosso modo, yendo de la sala de cine al hotel en que se alojan, y del hotel a la sala de cine.
El cineasta iraní Mohammad Rasulof, que se encuentra en régimen de arresto domiciliario en Teherán por considerar la justicia de su país que tres de sus películas son contrarias al régimen de los ayatolás, ha participado como parte del jurado pese a la distancia a través de una persona en Berlín que ha trasladado el criterio de este creador persa.
Si las imágenes que ha dejado esta semana de Berlinale son atípicas es, fundamentalmente, por la ausencia de público en las salas. Éste es uno de los elementos centrales en el desarrollo de la Berlinale. Pero también suma extrañeza una situación propiciada por los responsables del festival que apuntaba en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung el crítico cinematográfico Andreas Kilb: “podría pasar que al final el premio de este festival sea para una película que sólo han visto un puñado de personas”.
Pese a circunstancias como esa, la directora de cine húngara Ildikó Enyedi, integrante del jurado de este año, ha calificado la edición del festival como “una buena señal para el mundo del cine” en una reciente entrevista con el diario berlinés Berliner Morgenpost.
“La mejor opción posible”, aunque no una Berlinale “óptima”
Enyedi, ganadora del Oso de Oro en 2017 por el largometraje “En cuerpo y alma”, era de las voces que defendía a la organización del festival, confrontada estos días a hechos como el que las películas en competición no estuvieran ahora accesibles al público a través de soluciones digitales. Se supone que podrán estarlo en cines en junio, siempre y cuando lo permita la gestión de la pandemia.
Otra de las voces defensoras de esta Berlinale pandémica, cómo no podía ser de otro modo, era la de Mariette Rissenbeek, responsable el festival junto a Carlo Chatrian. “Nuestra intención es ofrecer a los berlineses las películas en las mejores condiciones posibles, en la gran pantalla, junto a otras personas. Por la pandemia, esto será posiblemente a partir del verano”, ha justificado Rissenbeek en una entrevista con el también diario berlinés Der Tagesspiegel.
Para ella y Chatrian, la organización adoptada para esta 71º edición de la Berlinale “no es óptima, pero constituye la mejor opción posible”. Otros festivales de cine, como el de Sundance en Estados Unidos, sin embargo, sí han apostado en tiempos de coronavirus por proyecciones de películas a través de soluciones online.
Una Berlinale “encogida”
Pero esta opción es algo que la dirección de la Berlinale no ha considerado. Preguntado por Der Tagesspiegel a cuenta de este tipo de soluciones, Chatrian respondía con otro interrogante al inquisidor periodista: “¿Está usted seguro de que la gente quiere ver más películas online
Interrogantes como ese forman parte de mucha de la incertidumbre que significa el coronavirus para el sector cinematográfico. La 71º Berlinale, en no pocos sentidos, ha tratado de aportar algunas respuestas, aunque haya habido que hacer sacrificios.
A la falta de público se suma otro sacrificio nada desdeñable como es la reducción del número de películas exhibidas sufrida este año. Según las cuentas que hacía estos días el Frankfurter Allgemeine Zeitung, de las 340 obras proyectadas en diferentes categorías de otros años, la edición del festival de este 2021 contaba un centenar de producciones.
La Berlinale pandémica ha sido una Berlinale “encogida”, según el influyente diario de Fráncfort. Pero eso poco ha de importar ahora mismo a Radu Jude, triunfador este viernes con su “Mala suerte en el sexo o porno de locos”. Él se lleva toda la gloria de la Berlinale adaptada a la pandemia.