El cómic como terapia para una adolescente de Mariúpol ante la guerra: "Dibujé mis miedos"

Karina es una adolescente de 14 años que sobrevivió a los bombardeos en Mariúpol
Refugiada en un sótano, se refugió en sus dibujos para soportar el horror de la guerra
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Cuando el primer misil cayó sobre uno de los edificios de viviendas de su ciudad, Karina Ivashchenko, de 14 años, sacó un bolígrafo y un cuaderno y comenzó a dibujar. Vivía en Mariúpol, al sur de Ucrania, una localidad asediada, devastada por la guerra lanzada por Rusia hace cinco semanas.
Ella, como el resto, tuvo que aprender a convivir con los bombardeos constantes. Para esta adolescente, dibujar y escribir no solo fue una distracción ante la guerra sino que se convirtió en su mecanismo de supervivencia, tal y como explica a la agencia Reuters.
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"Dibujé mis miedos. Tenía miedo de la guerra. Tenía miedo cuando disparaban en las calles. Estábamos sentados en el sótano, todas las paredes temblaban", cuenta.
Junto con sus vecinos, ella y su familia se refugiaron en el sótano de su edificio durante casi dos semanas. Entre el ruido de las sirenas y las bombas, ella liberó parte de su angustia con sus ilustraciones.
En esos momentos, recuerda, las "explosiones son terribles. Las casas están ardiendo, No sé si mis amigos están vivos… ¿Sobreviviré? Todo el sótano está temblando. No puedo expresarlo con palabras. No sabemos qué esperar".
Ella pinta. Y entonces: "Me parece que me he calmado. Me gusta dibujar. No vivimos, pero sobrevivimos. No hay agua, ni gas, ni calefacción, ni electricidad. Quiero vivir una vida normal".
Se retrató a sí misma como un personaje de dibujos animados, expresando sus sentimientos, plasmando sus pensamientos y experiencias. El arte fue su refugio.
"Fue muy aterrador, estaba muy oscuro allí. No había luz. Llevamos linternas y velas. Había mucha gente. Dormimos casi en el suelo durante varios días. Cada día se ponía peor y peor. Entonces comenzaron fuertes explosiones, incluso en el sótano las paredes comenzaron a temblar. Cuando empezaron a disparar contra la casa, el (techo) superior comenzó a desmoronarse en el sótano. Luego comenzó un gran incendio en la casa", recuerda. "También había un cadáver, todo cubierto de sangre, en el sótano", rememora.
"Cuando salí del sótano a la calle, todas las casas estaban en llamas. Había negro por todas partes. Todas las viviendas, todos los cristales, simplemente se habían ido. Fue muy aterrador. Nunca había visto algo así. Fue un infierno", explica ahora.
Según un portavoz de la alcaldía de la asediada Mariúpol, casi 5.000 personas han muerto en esa ciudad desde el inicio de la invasión.
Karina lo cuenta ahora desde Polonia. Pudo huir de Mariúpol a Cracovia con su madre y sus abuelos. Su padre tuvo que quedarse atrás, en Ucrania. Como todos los hombres de entre 18 y 60 años no puede salir del país.
Ahora Karina explica que le gusta estar en Cracovia porque hay "hay tranquilidad, no hay disparos". "Ya no hay necesidad de dibujar", concluye.