La Comisión Europea quiere una misión de Frontex en Marruecos


La agencia ya no es requerida por los gobiernos, ahora se ofrece ella misma, como cuando se ofreció a Madrid para actuar en Ceuta y Melilla
Bruselas negocia ahora el despliegue de una misión de Frontex con Marruecos
Frontex era, según las perspectivas económicas plurianuales de la Comisión Europea (los presupuestos del bloque) para el período 2021-2027 una de las agencias comunitarias que más debía crecer. Y crece, sobre todo en medios y en personal. Pero Frontex se convirtió, sobre todo por encubrir las violaciones de derechos humanos de los guardacostas griegos contra refugiados que intentaban atravesar desde Turquía, en una agencia tóxica.
La actual crisis de refugiados, la mayor en Europa desde los éxodos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, con más de tres millones de nuevos refugiados desde el 24 de febrero según los datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, apenas le ha servido para ganar protagonismo. Sólo hay pequeñas misiones de Frontex en Rumanía (el país más pobre de la Unión Europea) y en Moldavia (que no es miembro).
Nada en Hungría, nada en Eslovaquia y nada, sobre todo, en Polonia, por donde entraron en menos de tres semanas más de dos millones de refugiados y donde Frontex tiene su sede. Una agencia de brazos cruzados cuando no debería tener tiempo ni para respirar. La agencia ya no es requerida por los gobiernos, ahora se ofrece ella misma, como cuando se ofreció a Madrid para actuar en Ceuta y Melilla. Oferta que el Ministerio del Interior rechazó.
La Comisión Europea parece decidida a buscarle trabajo donde sea, aunque sea fuera del territorio de la propia Unión Europea. Las normas que regulan Frontex, actualizadas en 2019, permiten a la Comisión Europea negociar acuerdos con cualquier Estado del planeta. Hasta entonces sólo podía hacerlos con aquellos que tuvieran frontera directa con la Unión Europea.
Bruselas negocia ahora el despliegue de una misión de Frontex no en Ceuta y Melilla sino directamente en Marruecos. Un documento interno del pasado 18 de febrero hace balance del estado de las negociaciones. El texto, un borrador, trata sobre “un partenariado en migración” con las autoridades de Marruecos. Para que Rabat acepte, Bruselas prevé ofrecerle “los potenciales beneficios de un acuerdo de estatus con la Unión Europea”.
El informe, que es una versión actualizada de otro de octubre, asegura que Marruecos es un “socio principal” en la región y que su cooperación con las agencias de la Unión Europea es “un modelo que otros podrían seguir”.
El texto adelanta que Rabat y Frontex podrían llegar a una “cooperación estructurada” que permitiera a la agencia de fronteras europea trabajar en Marruecos en asuntos como “análisis de riesgos, entrenamiento y cooperación en operaciones”. Tal acuerdo, prevé Bruselas, permitiría también la participación de Europol y de la Agencia de Asilo de la UE.
Bruselas busca sobre todo mantener a Marruecos en una relación de cooperación y no de confrontación (como cuando envió a más de 5.000 personas en pocos días hacia Ceuta). Rabat ve como países fronterizos como Turquía hacen de gendarme de las fronteras europeas a cambio de miles de millones de euros (3.000 millones sólo desde 2016). A Marruecos le toca mucho menos. Desde 2001 recibió 215 millones de euros para financiar proyectos de seguridad fronteriza. En 2018 se preparó otro paquete de 140 millones.