Draghi destituye al equipo de Conte para luchar contra la pandemia


El nuevo coordinador de emergencias es un destacado militar
El cambio de Gobierno ha representado también el cese de los 'simones' italianos
La última decisión del gestor italiano de la pandemia, Domenico Arcuri, fue construir pabellones con forma de flor para afrontar la campaña de vacunación. Se anunció en vísperas de Navidades, mientras el Gobierno imponía un cierre completo en las fiestas, para que al menos el trance de la inyección se encarara con una sonrisa. Fue sólo un ejemplo más de la política comunicativa en la etapa de Giuseppe Conte, a quien acusaron de convertir la sede de la Presidencia en un teatro de variedades. Hoy, sin Conte, también han quedado fuera los principales responsables de guiar al país en la crisis de la covid-19.
El nuevo primer ministro, Mario Draghi, ha decidido hacer borrón y cuenta nueva. Un par de semanas después de llegar al puesto, ha nombrado como coordinador extraordinario para la emergencia sanitaria a Francesco Paolo Figliuolo, un perfil totalmente opuesto al de su antecesor. Arcuri es un dirigente empresarial, cercano al poder, que había acumulado tantos cargos que se convirtió en blanco preferido para la oposición. Figliuolo es un general de tres estrellas, con experiencia en Kosovo y Afganistán, que había ejercido hasta ahora como comandante logístico del Ejército. Su primera decisión ha sido acabar con la idea de los pabellones con forma de flor, que costaban 400.000 euros cada uno, y autorizar la vacunación en hangares y cuarteles. Toda una declaración de intenciones.

La llegada del general no ha sido la única. Días atrás Draghi también había relevado al jefe de la Protección Civil, el órgano encargado de centralizar los datos médicos durante la pandemia. Fabrizio Curzio, quien ya ocupó el mismo asiento entre 2015 y 2017, sustituye a Angelo Borrelli, rostro visible desde que se diagnosticaron los primeros casos de coronavirus. En Italia no ha existido nunca una figura central como el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, sino que sus tareas se las repartieron Borrelli en el aspecto sanitario y Arcuri en el logístico. El cambio de Gobierno ha servido también para cesar a los ‘simones’.
Aunque el primero en marcar una nueva era es el propio Draghi. Si en los meses anteriores, todo decreto con las últimas restricciones vino acompañado de una rueda de prensa de Conte en horario de máxima audiencia televisiva, este martes el ‘premier’ italiano prefirió que tomaran la palabra sus ministros de Sanidad y Asuntos Regionales y el presidente del Instituto Superior de Sanidad. Ante la novedad, la oficina de comunicación de la Presidencia respondió que Draghi prefiere el “juego en equipo”. El economista procura cultivar una imagen basada en el rigor de los hechos y no en las palabras.
Continuidad en la política sanitaria
Las formas son otras, pero no las políticas. La estrategia sanitaria marcada por Conte y su ministro de Sanidad, Roberto Speranza, que repite en el cargo, se mantiene. Italia continuará imponiendo restricciones a través de un sistema de colores, por lo que las regiones activan unas u otras medidas en función de distintos parámetros epidemiológicos. La única novedad significativa es que los estudiantes de todos los niveles tendrán que seguir las clases en casa en las consideradas “zonas rojas”, mientras que en las áreas con una incidencia superior a 250 casos por cada 100.000 habitantes los presidentes regionales tendrán la capacidad de tomar esta misma decisión.
Continúa vigente la prohibición de desplazarse entre regiones -salvo por motivos justificados-, el toque de queda a las 10 de la noche, el cierre de la hostelería a las 6 de la tarde -a partir de esa hora sólo se puede servir para llevar- o la clausura de gimnasios y piscinas. El número de contagios diarios, que ya ronda los 20.000 diarios, se ha incrementado en un 33% en la última semana. Mientras que la variante inglesa representa actualmente más del 50% de los casos. Italia no había vivido una verdadera tercera ola, pero al igual que ocurrió con la segunda, parece llegar con retraso respecto a otros países europeos. El asesor para la vacunación en Lombardía, Guido Bertolaso, ya anticipa que "toda Italia se encamina a la zona roja", lo que supondría un nuevo confinamiento.