Draghi lanza el plan de inversiones europeas para “cambiar el destino de Italia”


El país contará con 248.000 millones con los que espera salir de década de anemia económica e ineficacia
El ex presidente del BCE se presenta como avalista del plan frente a la Comisión Europea
Lo llamaron para esto. Hace dos meses, el ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue reclamado por el jefe de Estado, Sergio Mattarella, con la misión de pilotar el país durante la gestión de los fondos europeos. Italia es el primer beneficiario del plan de ayudas, con más de 200.000 millones de euros, que se esperan como un impulso para abandonar décadas de anemia económica e ineficiencia. El momento ha llegado. Este lunes, Draghi presentó el plan en la Cámara de Diputados, donde dijo que de ello “depende el destino del país”.
“En estas medidas está en juego la medida de nuestro país en la comunidad internacional. Su credibilidad y reputación como fundador de la Unión Europea y protagonista del mundo occidental”, afirmó el primer ministro en su presentación. Una de las carencias que le achacaban a su predecesor, Giuseppe Conte, era su falta de autoridad en el panorama internacional para defender un plan de este calibre. Antes de darlo a conocer, Draghi recibió varias llamadas de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para pedirle explicaciones. El economista le respondió, según la prensa italiana, que “ya estaba bien” y que “Italia merece respeto”. Algo que Conte nunca se podría permitir.
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El documento contempla inversiones por 222.000 millones de euros, de los que la UE aporta 191.500 y el Estado italiano 30.000. Posteriormente, se añadirían otros recursos, por lo que el volumen total asciende a 248.000 millones de euros, según Draghi. Italia ha conseguido llegar a estas cifras por el inmenso golpe que ha provocado la pandemia, con 120.000 fallecidos y una caída del PIB del 8,9%. Pero esta crisis debería convertirse en oportunidad para reformar déficits estructurales, como la escasa competitividad, el volumen de burocracia, el paro juvenil, la menor inclusión de las mujeres en el mercado laboral o el retraso del sur del país.
Draghi detalló las inversiones que contempla el plan y los fondos destinados. Destacan las correspondientes a la digitalización, la innovación tecnológica, la “revolución verde” o un plan de infraestructuras e investigación, como exige Bruselas. Según el primer ministro, activar todas estas reformas permitirá al país un crecimiento adicional del 3,6% del PIB y aumentar la ocupación un 3,2% hasta 2026.
La Sanidad contará también con partidas específicas para “reforzar la prevención en el territorio y digitalizar el sistema”. También la inversión en las zonas meridionales más atrasadas del país tiene un capítulo propio, ya que “si crece el sur, crece Italia”. Y, por último, Draghi prestó una atención primordial a mujeres y jóvenes, con distintas políticas para favorecer una mayor inclusión. El primer ministro considera que la digitalización del país repercutirá directamente en un trabajo más cualificado para los jóvenes.
Apoyo de los partidos
El ex presidente del BCE fue leyendo su discurso mientras lo interrumpían con aplausos desde casi todas las bancadas del Parlamento. Cada una de las formaciones que integran del Gobierno de unidad ha tratado de asegurar sus prioridades, pero ninguno de momento ha levantado la voz contra el plan. Sólo los ultraderechistas Hermanos de Italia, el único partido en la oposición, han sido abiertamente críticos. El resto lo apoyan, aunque se han mostrado escépticos ante el órgano de control de los fondos.
Draghi finalmente desveló que la oficina de la Presidencia -es decir, él mismo- será la última responsable de mediar con otros organismos en caso de discrepancias. De nuevo, el ex presidente del BCE se ofrece como avalista ante la Comisión Europea. Formalmente, el encargado de supervisar el cumplimiento con la Comisión será el ministro de Economía, un tecnócrata del Banco de Italia nombrado por Draghi. Mientras, ha tratado de involucrar a los partidos incluyendo a otros ministerios y “autoridades locales”, aunque en la práctica tendrán poca voz en capítulo.
El primer ministro es consciente de que ésta es la madre de todas las cuestiones para su país en los próximos años, por lo que espera que caiga en manos del gallinero político. “Quede claro que los retrasos, ineficiencias o visiones miopes por encima de bienes comunes pesarán directamente en nuestras vidas”, advirtió. Y concluyó confiando en que “la honestidad, la inteligencia y el gusto por el futuro prevalezcan sobe la corrupción, la estupidez y los intereses particulares”.