Un dron muestra la devastación de Mariúpol, la 'ciudad mártir' de Ucrania reducida a escombros


Siga los últimos acontecimientos de la invasión rusa a Ucrania, en Nius
"La ciudad no tiene infraestructura, agua, calefacción, comunicaciones, comida, ni nada", asegura la vice primera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk
Mariúpol, la 'ciudad mártir de Ucrania' es un amasijo de escombros. Su visión desde el aire, trae a la memoria nombres como Stalingrado, Bremen o incluso Hiroshima o Nagasaki.
El 80% de sus edificios están dañados por los ataques. Un 30% de ellos, tendrá que ser demolido, tras una operación comandada por el coronel general ruso Mijail Mezintsev, el 'favorito de Putin'.
A vista de dron, hileras de edificios en ruinas se pierden en el horizonte. La amplia panorámica de la cámara no permite ver una sola construcción que no haya sido alcanzada por el fuego ruso.
La vice primera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, ha denunciado que el Ejército de Rusia ha destruido "casi por completo" la ciudad y ha tildado de necesaria la evacuación de "todos" los civiles del lugar.
"La ciudad no tiene infraestructura, agua, calefacción, comunicaciones, comida, ni nada", ha denunciado la vice primera ministra en una entrevista para la cadena polaca TVP World, recogida por el propio Gobierno ucraniano.
Vereshchuk, quien también lidera el Ministerio de Reintegración de los Territorios Temporalmente Ocupados, ha explicado que "todos los días" las autoridades ucranianas intentan evacuar a "3.000 o 4.000 personas". Se estima que unas 100.000 todavía permanecen en la ciudad.
"Las personas están cansadas, hambrientas, no tienen la oportunidad de vestirse bien. Es por eso que nuestros voluntarios y autobuses llegan a estos civiles, los recogen de la calle y los llevan a Zaporiyia", ha detallado.
Una ciudad estratégica
Para Moscú, doblegar la ciudad de Mariúpol es esencial. Su ubicación en la península de Crimea -apropiada en gran parte por Rusia en 2014- la convierte en un corredor entre esa península y el Donbás, proruso. Es además un polo industrial donde se ubican las mayores acerías del país, muchas de ellas, bombardeadas por las fuerzas armadas rusas.
Además, tomar Mariúpol significaría disponer de los 6.000 soldados rusos que ahora participan en el cerco, además de golpear al Batallón de Azov, la brigada neonazi integrada en el ejército ucranio, lo que supondría un golpe propagandístico de gran calado para el Kremlin.