Esta berlinesa entrega premios a las “mejores” teorías de la conspiración: hasta los negacionistas de la pandemia quieren sus trofeos


Giulia Silberberger fundó los premios de los “Gorros dorados de papel de aluminio” como iniciativa satírica contra las teorías de la conspiración. Pero esta ONG también sirve para formar y prevenir contra la conspiranioa.
Todo empezó como una broma. Hará unos seis años, Giulia Silberberger notó que en Internet florecían las teorías de la conspiración. A ella le divertía estar pendiente de las locuras de quienes creen, por ejemplo, que estamos regidos por reptilianos, hombres-lagarto que viven en el interior de la Tierra.
Al saber de teorías conspiranoicas como esa, Silberberger se dijo que habría que premiar a las mejores de esas concepciones del mundo. Era 2014 cuando expuso en un grupo de Facebook esa idea. Al ver que generó tanta expectación como agrado en cierto público, Silberberger hizo de su ocurrencia una realidad. Nombró sus “premios” los “Gorros dorados de papel de aluminio”.
“Lo hice, sobre todo, como una broma. Pero tras una semana o dos de trabajo, vi que había mucho potencial y que podría seguir trabajando en esto, algo que he terminado haciendo”, dice Silberberger a NIUS. “En 2015 entregamos los primeros premios en una sala de teatro. Y en 2016 fundamos la ONG, que es lo que somos ahora mismo”, añade este berlinesa de 39 años.
El nombre de sus premios alude a esa conspiranoia según la cual con gorros de papel de aluminio se eluden supuestas tecnologías con las que una maliciosa élite estaría controlando a la población. Por lo visto, esta idea encuentra en parte sus raíces en un cuento de ciencia-ficción del biólogo, filósofo y educador inglés Julian Huxley.
Parecería que los conspiranoicos más extremos se tomaron en serio esos escritos. En cualquier caso, gracias a esa actitud, Silberberger ha dado un irónico nombre a sus galardones. La entrega de este año de los “Gorros dorados de papel de aluminio”, se celebró el pasado mes de octubre en la sala de eventos Heimathafen, en el distrito de Neukölln, en el sur berlinés.
En esa edición de los “Gorros dorados de papel de aluminio” hubo premios, entre otros, para el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, en la sección “política”, y para las escuelas Waldorf, en la categoría “teoría de la conspiración en general”.
Trump defiende sin pruebas, entre otras cosas, que hubo fraude electoral en la última elección presidencial estadounidense. Las escuelas Waldorf, muy arraigadas en Alemania, se inspiran en las ideas del austriaco Rudolf Steiner, considerado el fundador de la antroposofía. La antroposofía sostiene que el intelecto humano puede contactar con mundos espirituales. Hasta la fecha tampoco hay pruebas de la existencia de esos mundos.

La ceremonia de este año de los “Gorros dorados de papel de aluminio” estuvo precedida por no pocos problemas a la hora de decidir quién merecía qué premio. Silberberger y compañía sólo entregan los galardones después de que los usuarios de la comunidad que tiene los “Gorros dorados de papel de aluminio” voten a distancia a través de Internet.
Pero este año hubo, por un lado, un jaqueo a los servidores de la ONG y, por otro lado, un intento de manipular la votación del que se responsabiliza a los negacionistas alemanes de la pandemia.
Los negacionistas alemanes de la pandemia quieren su premio
“Nuestro servidor fue atacado. Durante un momento de la votación nuestro servidor se cayó. Lo hemos denunciado a la policía como sabotaje informático y la policía cree que hay detrás una organización de extrema derecha”, explica Silberberger antes de aludir a su enfrentamiento con los negacionistas alemanes de la pandemia.
“Los negacionistas utilizaron bots para ganar la votación. Pero esto lo pudimos ver y los descalificamos, porque vimos que había gente votando en Malasia e Indonesia y nosotros tenemos claro que no hay miles de malayos e indonesios votando por Michael Ballweg”, abunda Silberberger.
Alude a uno de los líderes del movimiento alemán de negacionistas de la pandemia. Michael Ballweg es el fundador del movimiento de los Querdenker. Es uno de los organizadores de las grandes manifestaciones germanas contra las medidas anti-propagación de la COVID-19.
El caso es que “Ballweg y la gente de su movimiento querían ganar mi premio”, explica la fundadora de los “Gorros dorados de papel de aluminio”. Ésta ha llegado a recibir un correo del abogado de Ballweg reivindicando uno de los premios. Podría ser que la entrega de los galardones vaya a terminar decidiéndose en los tribunales.
Silberberger y su lucha por salir de los Testigos de Jehová
Batallas con conspiranoicos, Silberberger ha librado – y ganado – más de una. La más importante fue un proceso de diez años. Ese tiempo le hizo falta a ella para salir de la influencia de su familia, metida como estaba en los Testigos de Jehová.
“Mi historia personal no es la razón por la que me dedico a esto. Pero tengo experiencia sobre lo que es ser víctima de un maltrato ideológico. Sé lo que es cuando uno está preso de las estructuras de las sectas y de gurús. Y, según los estudios, hay una relación entre sectas y teorías de la conspiración”, según Silberberger.
“La gente que recurre a sectas y este tipo de pensamiento conspiranoico necesitan que les expliquen el mundo, ya sea a través de un dios o de una conspiración, diciendo que el enemigo es Angela Merkel o Bill Gates. Eso les da la sensación de tener más control en su vida”, añade la responsable de los “Gorros dorados de papel de aluminio”.
Contra mentirosos y charlatanes
Para ella, la situación generada por la pandemia de la COVID-19, ha permitido que haya más visibilidad del fenómeno conspiranoico. “Antes había tantas teorías de la conspiración como ahora, pero ahora, con la pandemia, hay mucha gente que está viendo su vida alterada, que se ha quedado sin trabajo, que tiene miedo y que no sabe lo que pasa”, dice Silberberger.
“Mientras, la ciencia necesita tiempo para investigar y, en ese tiempo, aparecen los mentirosos y charlatanes contando esas cosas de que el virus ha sido fabricado por Bill Gates o que el Gobierno alemán quiere construir una dictadura y por eso están implementando las medidas restrictivas”, añade.
En el equipo de los “Gorros dorados de papel de aluminio”, compuesto por ocho personas y que desde hace poco cuenta con sus primeros empleados, sostienen que a través de la formación se puede evitar el caer en el pensamiento conspiranoico.
Éste, al parecer, es casi parte de la condición humana. Silberberger menta así un estudio de la Fundación Konrad Adenauer, un think tank conservador alemán, según el cual, antes de la pandemia, hasta un 30% de la población ya tendía a considerar como válido el relato de determinadas teorías de la conspiración.
“Tenemos mucho futuro”
“Cuando la gente sabe sobre las cosas que circulan en Internet, sobre las mentiras y los cuentos, entonces tiene tiempo para no pensar en ellos. Si nosotros informamos primero de que esas cosas son mentiras y sobre cómo uno puede hacer una investigación para destapar una 'fake new', entonces estamos dando posibilidades y herramientas a la gente para reconocerlas y denunciarlas”, señala Silberberger.
Esa función pedagógica también forma parte de la misión que se ha dado la ONG de Silberberger. Por lo que cuenta su fundadora, ella y su equipo trabajan actualmente a destajo. No todo lo que hacen los “Gorros dorados de papel de aluminio” es reírse de los conspiranoicos.
De un tiempo a esta parte, Silberberger y compañía dan conferencias, hacen talleres, visitan y forman a escolares, estudiantes, profesores y funcionarios, incluidos los de los cuerpos y fuerzas de seguridad de estado alemán. “Tenemos mucho futuro”, dice Silberberger. De hecho, con la pandemia, “acabamos de empezar a trabajar de verdad”, concluye.