Europa, ante el desafío de encontrar los metales para la transición energética

La Unión Europea tiene unas necesidades enormes de metales específicos y tierras raras para hacer la transición energética y una imperiosa necesidad de reducir su dependencia de terceros países, sobre todo de aquellos con los que problemas políticos o de otra índole pudieran alterar o suspender el suministro. Es necesario aumentar considerablemente el suministro de níquel, cobalto y litio para las baterías de los coches eléctricos, hacen falta metales raros para los imanes de las turbinas eólicas, así como aluminio, zinc y silicio para los paneles solares. La producción de hidrógeno verde necesita cobre y níquel. Y la lista sigue.

Un estudio de la KU Leuven (la Universidad Católica de Lovaina) encargado por Eurometaux (la patronal de las mineras, entre otras compañías del sector) pone cifras por primera vez a esas necesidades.

Asegura que los 27 Estados miembros de la Unión Europea necesitarán en 2050 hasta 35 veces más litio que ahora. Consumirán un 33% más de aluminio, un 35% más de cobre, un 45% más de silicio, un 100% más de níquel y un 330% más de cobalto. El uso de tierras raras (neodimio, praseodimio y disprosio) aumentará entre siete y 26 veces. Sin esos metales no se podrá hacer la transición energética y no se cumplirá el objetivo de neutralidad de carbono en 2050 que se ha impuesto la Unión Europea.

Europa no produce todo eso. La dependencia extranjera de energías fósiles que tienen las industrias europeas no debería reproducirse en las energías verdes, considera la Comisión Europea. El mantra es el de la “autonomía estratégica”, que aparece desde hace meses en todos los papers que se mueven en la capital comunitaria. ¿Pero cómo producir en Europa todo eso?

El informe apunta una primera pista: el reciclaje. Asegura que esos metales son reciclables una y otra vez de forma prácticamente indefinida y que para 2050 la Unión Europea debería ser capaz de reciclar como mínimo el 40% de lo que necesite para su producción de energías verdes.

También indica que actualmente ya se recicla entre el 40% y el 55% de algunos metales como el aluminio, el cobre y el cinc. Y que debe empezar a aumentar el reciclaje de otros, como el litio hasta el punto de que en 2050 el 77% del litio utilizado en Europa sea reciclado. Igual con las tierras raras por su capacidad de ser recicladas.

El estudio de la KU Leuven apunta a un período problemático, desde ahora hasta dentro de unas dos décadas. No habrá suficientes metales para reciclar por lo que la dependencia exterior seguirá siendo alta. Y señala un peligro: es posible que a partir de 2030 Europa necesite más metales de los que es capaz de importar o reciclar: litio, cobalto, níquel, cobre y tierras raras). Si no consigue todo lo que necesita la transición energética estaría en peligro porque no podría desarrollar todas las fuentes de generación energética renovable que necesita.

Una solución complementaria sería la apertura de nuevas minas e instalaciones de refinado en Europa. El estudio asegura que el potencial del subsuelo europeo es limitado por lo que sería sólo una pequeña parte de la solución. Y señala problemas para abrir nuevas minas: oposición de la población local, tecnologías no seguras o certificadas y probadas y hasta retrasos administrativos.

El reciclaje y la minería no cubrirá todas las necesidades por lo que Europa deberá seguir importando pero debe estar más atenta a la hora de elegir proveedores por tres razones principales: no depender de países que puedan usar ese suministro como arma de chantaje, no dañar el medio ambiente en otros países fomentando explotaciones mineras masivas y no respetuosas con el entorno y no poner en peligro a las poblaciones cercanas a las minas desde las que importe. Proveedores fiables, que sean respetuosos medioambiental y socialmente. La cuadratura del círculo.