El fracaso ruso en Ucrania muestra el futuro de la guerra: "Se ha visto la incapacidad de una gran fuerza mecanizada"


Guillermo Pulido (@will_pulido) analiza en "Guerra multidominio y mosaico" la revolución en el pensamiento militar de EE.UU.
El hundimiento del poderoso buque ruso Moskva por misiles ucranianos confirma la vulnerabilidad de las grandes armas con las que se ha hecho hasta ahora la guerra
“La guerra futura se decidirá con las municiones de precisión de largo alcance”
La invasión de Ucrania ha dejado en evidencia una forma tradicional de hacer la guerra. Rusia ha perdido centenares de carros de combate, de blindados, decenas de aviones y helicópteros y hasta su buque insignia en el Mar Negro. El que pasaba por ser el tercer Ejército del mundo ha sido frenado por cohetes y misiles de precisión y con pequeñas armas anticarro disparadas desde el hombro.
“Todo lo que puede ser detectado puede ser destruido”, dice Guillermo Pulido, experto en geoestrategia y defensa. Esta premisa es uno de los factores que alimenta la revolución en el pensamiento militar estadounidense que Pulido analiza en Guerra multidominio y mosaico. Horas después de que se realizara esta entrevista, el hundimiento del poderoso buque ruso Moskva alcanzado por misiles lanzados por Ucrania confirma las tesis sobre el futuro de la guerra que presenta Pulido en su libro.
NIUS: ¿Podemos sacar ya alguna conclusión militar de la invasión de Ucrania?
Guillermo Pulido: Podemos sacar conclusiones sobre la primera fase de la guerra, desde la invasión hasta la retirada rusa del norte de Ucrania. Se ha visto la incapacidad de una gran fuerza militar mecanizada, basada en plataformas tradicionales, para tomar un país que se ha defendido básicamente con infantería ligera dotada de una gran cantidad cohetes anticarro y misiles tierra-aire.

¿Qué son las plataformas tradicionales?
Son plataformas monolíticas, grandes máquinas de guerra basadas en un motor de explosión al que después se le van añadiendo sensores y diferentes sistemas de ataque, cañones y misiles: grandes bombarderos, cazas de superioridad aérea, helicópteros de ataque, fragatas, destructores, carros de combate.
¿Y esto ha quedado en entredicho en Ucrania?
Una guerra se gana o se pierde por una serie de causas, no hay una causa omnicomprensiva, pero si hablamos de lo destacable -más allá de que los ucranianos tuvieran los planes de ataque y hayan sido ayudados militarmente por Occidente-, la clave fundamental es que tenían una gran cantidad de armamento antitanque y misiles tierra-aire. Hicieron inútil la forma de hacer la guerra del Ejército ruso basada en grandes plataformas, que es como se hace la guerra desde finales de la Primera Guerra Mundial. Así se siguen configurando muchos ejércitos, alrededor de esas plataformas tradicionales, que son muy caras de fabricar y de sostener logísticamente, como explico en el libro. Todas esas plataformas terminan siendo vulnerables ante las municiones de precisión.

¿Cuándo empieza el cambio en el pensamiento militar de EE.UU. que describes en Guerra multidominio y mosaico?
Las ideas que cristalizaron en 2014 empezaron a desarrollarse a partir de 1991, tras el gran éxito de la Guerra del Golfo y la carrera de armamento norteamericana de los años 80. Empezaron a imaginar qué pasaría cuando estos avances tecnológicos se propagaran a todo el mundo. Y llegaron a la conclusión de que estas grandes plataformas serían extremadamente vulnerables, al igual que las grandes bases y el tipo de despliegue habitual de Estados Unidos. Con la difusión de misiles de gran alcance y precisión, te podían alcanzar estas bases logísticas. Los cambios geopolíticos, económicos y la igualación en la forma de hacer la guerra les ha llevado a pensar en un ejército basado en plataformas más desagregadas. Un ejército capaz de combatir en grandes guerras y en enfrentamientos limitados.
¿Un ejemplo para visualizar este cambio?
Las grandes plataformas son caras y monolíticas, tienen todas las funciones integradas: la función de detectar, decidir y atacar, como un F-15 o un helicóptero Apache. Tiene a sus decisores en los pilotos, tiene sus misiles, cañones y sensores, todo fundido en una gran plataforma. Ahora eso se desagrega en múltiples drones o robots, como un mosaico de pequeñas piezas: uno tendrá el radar, otro el sensor de infrarrojos, otro el sensor de largo alcance, otro los misiles. De esa manera serán más difíciles de detectar y, por tanto, más difíciles de destruir, permite mayor flexibilidad y son bastante más baratos. Eso permite crear un ejército mucho menos vulnerable a la proliferación de misiles, porque el enemigo necesitará una gran cantidad de misiles para destruir tu fuerza. Pero estamos aún en una fase preliminar de esta revolución. No podemos saber lo que terminará cristalizando dentro de 20 años.

¿Lo que vemos en la guerra de Ucrania respalda este cambio de pensamiento?
Lo que deja claro la guerra de Ucrania es que la proliferación de municiones de precisión hace muy vulnerables las grandes plataformas. Si llegaran a Ucrania 10.000 drones kamikaze y se operaran en red, Rusia no tendría la capacidad antiaérea de poder derribarlos y son mucho más baratos que un carro de combate. El futuro va por ahí. Lo que expongo en el libro es que la tendencia tecnológica va hacia la integración en red de estas municiones de precisión. Las grandes plataformas como los helicópteros de ataque, los carros de combate, los blindados de infantería, la artillería autopropulasada, todo lo que es una gran plataforma se va a poder detectar y atacar con bastante facilidad. Y la economía de la defensa es muy cara. Hace falta una gran cantidad de capas de sistemas antiaéreos, de sistemas antimisiles para defender una plataforma tradicional.

¿Vamos a guerras en las que impere la defensiva más que la ofensiva?
Toda esta tendencia tecnología a la que vamos va a hacer que en la táctica y las operaciones impere la defensiva. Es un poco confuso, porque tecnológicamente triunfan las armas ofensivas, pero táctica y operacionalmente triunfa la defensiva. Como todo lo que se puede detectar se puede destruir, en una situación más o menos equilibrada, lanzar grandes masas de fuerzas propias para capturar territorio enemigo va a ser muy difícil porque te van a destruir, como ocurrió en la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial, te veían venir y te ametrallaban.
En el libro citas la Ley de Agustine. Predice que debido al aumento de los costes “en 2054 todo el presupuesto de Defensa solo servirá para comprar un avión táctico”. ¿Las consideraciones económicas han tenido un gran peso en este cambio de pensamiento en Estados Unidos?
Totalmente. Desde la Segunda Guerra Mundial, la mejora del armamento compensaba la reducción del tamaño de los ejércitos. Pero los costes de esa tecnología militar crecían más rápido que la economía. Eso ya no es sostenible. Lleva a un callejón sin salida. Puede que un F-22 fuera mucho más capaz que un F-15, pero como se estaba haciendo muy vulnerable frente a las municiones de precisión, ya no podrían seguir compitiendo ahí. La crisis económica de 2008 fue un punto de no retorno. El cambio hacia la Tercera Estrategia de Compensación, y lo que a partir de 2017 fue la guerra mosaico, es un intento de revertir lo que se conoce como la enfermedad de costes. La forma de solucionarlo básicamente consiste en cambiar el paradigma de competición tecnológica.

Sin embargo, en España y Europa seguimos embarcados en esos grandes programas de armas como el nuevo carro de combate europeo. ¿Aquí no ha llegado este cambio en el pensamiento militar que vemos en EE.UU.?
Comienza a permear en estos momentos. El Estado Mayor de la Defensa ya está empezando a cambiar su doctrina y empezar a modernizarse en lo multidominio. Pero cuando yo he hablado con militares estudiosos de este tipo de cosas, he notado bastante incomprensión sobre lo que implica el cambio de mentalidad. El concepto de multidominio se puede confundir fácilmente con el concepto de guerra conjunta. El mundo de la defensa fuera de EE.UU. está en el año 89. Todavía estamos hablando de cazas de quinta generación, como este proyecto europeo en el que estamos gastando miles de millones de euros y no sabemos prácticamente nada. Como hay tan poca información igual me estoy equivocando, igual se han introducido estas enseñanzas y lo sabremos dentro de un año, pero por lo que están dando a entender, básicamente es un caza furtivo de quinta generación conectado en red.
“El combate de infantería tradicional no va a desaparecer del todo, aunque el núcleo de la batalla y operaciones multidominio está en prevalecer en la competición de salvas”, escribes en tu libro.
Los misiles de largo alcance y muy precisos están ya a disposición de cualquier potencia que decida gastar un poco de dinero en ellos. Por tanto, la guerra futura se decidirá con estas municiones de precisión de largo alcance: oleadas de drones kamikaze, oleadas de misiles de crucero y balísticos para destruir los objetivos estratégicos del enemigo, sus concentraciones de fuerzas, sus columnas de tanques. La guerra se va a decidir en esta capacidad de lanzarse misiles de precisión desde largas distancias sin que haga falta invadir el país enemigo. En el 91, Irak invadió Kuwait y amenazó con invadir Arabia Saudí. Ahora Irán podría lanzar podría lanzar cientos de drones kamikaze y misiles crucero y destruir toda su industria petrolífera saudí. Pero esto es en teoría, porque luego vemos que Rusia lanzó más de 1.000 misiles y la mayoría no cayeron donde tenían que caer.

¿Cómo afecta todo este cambio a la dependencia europea de la defensa de EE.UU.?
Se va a incrementar. Europa no puede imitar las capacidades que tiene EE.UU. La brecha tecnológica se intensificará y nos hará más dependientes.
Miramos ahora a Rusia y Ucrania, pero la gran rivalidad geostratégica de este siglo es la que enfrenta a EE.UU. y China. ¿Qué está haciendo China?
Al parecer en China sí están queriendo desarrollar enjambres de drones y ese tipo de cuestiones, pero su modernización militar apunta a que están queriendo reproducir un ejército de finales de los 80. Construyen grandes cruceros, destructores, submarinos, portaaviones, carros de combate, nuevos helicópteros de ataque. Es un ejército tradicional de grandes plataformas muy avanzadas. Sí es verdad que están desarrollando una fuerza de cohetes muy importante para abrumar todas las defensas norteamericanas de las bases del Pacífico.

Trabajas ahora sobre la disuasión nuclear actual, ¿qué papel juega el armamento nuclear en todo esto?
Va a ser muy importante en el nuevo entorno estratégico, aunque el concepto de multidominio y mosaico no se mete en el tema nuclear porque está un nivel por encima. Ahora estamos en lo que se conoce como segunda era nuclear. Una competición de chantajes nucleares. Como está haciendo Rusia en Ucrania. Su armamento nuclear le permite congelar los movimientos de la OTAN a la hora de incrementar su ayuda militar o intervenir directamente en el conflicto. En la Guerra Fría la disuasión nuclear servía para que las potencias mantuvieran la estabilidad de la política de bloques, en la actualidad con el nuevo entorno geopolítico, las estrategias nucleares se están empezando a diseñar para hacer chantajes nucleares.
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